Los psicólogos que "vendieron" a la CIA técnicas de tortura por US$80 millones

Cuando Jalid Sheij Mohammed, el pakistaní considerado autor intelectual de los ataques del 11-S, volvió a cruzar el martes los pasillos de la corte militar de Estados Unidos en la Base Naval de Guantánamo, se encontró por primera vez en muchos años con un viejo conocido.Allí estaba también el psicólogo estadunidense James E. Mitchell, quien junto a su colega Bruce Jessen fue el responsable de idear —y en muchos casos, probar, implementar y evaluar— las técnicas de tortura que utilizó la CIA en sus bases secretas contra los detenidos tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York.Y quien, según admitió durante la audiencia, las supervisó y practicó a muchos de los detenidos, entre ellos el propio Mohammed. "Fue muy chocante que la gente que él mismo torturó estuviera en esa sala y que (Mitchell) dijera delante de ellos que los volvería a torturar de nuevo", le cuenta a BBC Mundo Julia Hall, experta de Amnistía Internacional que asiste a las audiencias en Guantánamo.
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La "guerra contra el terrorismo"
Los ataques de septiembre de 2001 llevaron a EE.UU. a la campaña más larga y costosa de su historia: la llamada "guerra contra el terrorismo".Las operaciones internacionales, apoyadas por países aliados y la OTAN, conllevaron no solo a abrir frentes de batalla en varias naciones de Medio Oriente, sino también a una cacería de los principales líderes y miembros de lo que EE.UU. consideraba "organizaciones terroristas".Desde inicios de la década del 2000, las cabezas de supuestos miembros de Al Qaeda, el Talibán y otros grupos extremistas comenzaron a figurar en la lista de los más buscados del mundo.Y en ella, los presuntos responsables detrás del 11-S ocuparon los primeros escaños.Desde enero de 2002, comenzaron a llegar a Guantánamo los primeros presos y poco a poco la cárcel improvisada en una base militar en el oriente de la isla de Cuba se llenó con algunos de los hombres más peligrosos del mundo.Psicología del terror
Según el abogado, fue entonces cuando los dos psicólogos que habían hecho carrera en las fuerzas armadas, comenzaron a colaborar con la Agencia Central de Inteligencia para diseñar "técnicas de interrogatorio severo"."Mitchell y su colega Jessen fueron psicólogos militares que la CIA contrató para interrogar a los detenidos después del 11 de septiembre, aparentemente para obtener información de inteligencia importante, que, como sabemos ahora, no pudieron obtener", indica.Ambos trabajaron como contratistas por meses para la agencia y crearon una compañía privada en 2005 ( Mitchell Jessen y Asociados, con oficinas en el estado de Washington y Virginia) para proveer a la agencia con los métodos y los mecanismos para sacar información a los presos de la "guerra contra el terror".El programa se llamó, eufemísticamente, "interrogatorio mejorado"."Ese programa buscaba que los interrogados proveyeran información que la CIA consideraba valiosa de los detenidos a través de severas técnicas de tortura y fueron justificados con una serie de memos que aseguraban que los efectos serían mínimos o a corto plazo", señala Hall.Falta de capacidad
Según un informe del Senado, "ninguno de los dos psicólogos tenía experiencia dirigiendo interrogatorios, ni tampoco conocimiento específico sobre Al Qaeda, experiencia en la lucha contra el terrorismo o conocimientos culturales o lingüísticos relevantes".Aunque en un inicio sus nombres fueron mantenidos en secreto y aparecían en los informes con los pseudónimos de Dr. Grayson Swigert y Dr. Hammon Dunbar, desde que se conoció su identidad, muchas organizaciones han pedido que sean llamados a testificar sobre sus acciones. La Asociación Estadounidense de Psicología los expulsó de sus filas y rechazó públicamente sus métodos por "violar la ética de la profesión y dejar una mancha en la disciplina"."Eran charlatanes, que cometieron actos atroces de crueldad y barbarie al amparo de una pseudociencia por la que el gobierno de Estados Unidos pagó US$80 millones", indica Dixon.Tras el juicio en Guantánamo
Según los expertos consultados por BBC Mundo, los testimonios de Mitchell y Jessen pueden ser vistos como una de las señales de que el juicio contra los acusados de los atentados del 11-S nunca se realizará.Las audiencias están programadas para enero del próximo año, pero muchos dudan que Guantánamo esté preparado para entonces a nivel de infraestructura para acoger un evento de ese tipo.https://www.youtube.com/watch?v=Ukb6MjvW83Q&thttps://www.youtube.com/watch?v=rCXa2gRXlcM
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