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La industria automotriz se vería afectada por las restricciones.

Cada 24 horas, en promedio, Estados Unidos importa US$52 millones en productos agrícolas mexicanos.

Y también, cada día del año, los estadounidenses importan a su territorio US$202 millones en automóviles ensamblados en México.

En medio de las fuertes críticas del presidente Donald Trump contra el libre comercio con México, muchos de sus seguidores olvidan que ese mismo libre comercio, con todo y sus problemas, les ha dado acceso a muchos bienes de consumo importados a un menor precio del que tendrían que pagar si estos se produjeran en EE.UU.

Y la consecuencia casi inevitable de la propuesta de Trump de establecer una muralla proteccionista en el campo comercial con México sería un aumento de los precios para el consumidor estadounidense en un amplio espectro de productos.

Varios caminos

La Casa Blanca ha hablado en términos generales de lo que podría ser su política comercial frente a México.

Ha mezclado el polémico muro fronterizo propuesta por Trump con la protección de las importaciones, política que prometió a sus seguidores en la campaña electoral.

En las primeras semanas de su mandato, el presidente estadounidense habló de la posibilidad de un arancel de 20% a las importaciones mexicanas como un mecanismo de financiación del muro.

Trump también ha hablado de su intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) para poner obstáculos a los productos mexicanos, a los que acusa de ser la causa de la caída de la actividad manufacturera en su país y así generar desempleo.

El mandatario ha llegado a amenazar con imponer, a manera de sanción, aranceles a las multinacionales que decidan instalar fábricas en México para vender sus productos en Estados Unidos.

Son distintos caminos para un solo objetivo: hacer que México venda menos en Estados Unidos.

Restaurar la grandeza

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Muchos productos mexicanos en Estados Unidos enfrentarían aumentos de precios si se implementan las propuestas de Trump.

El argumento de los seguidores del magnate es que, al imponer estos impuestos a los bienes mexicanos, el comprador estadounidense los cambiará por productos cultivados o fabricados nacionalmente, contribuyendo al empleo y a la restauración de la grandeza del país.

Y, efectivamente, es posible que el proteccionismo contra las importaciones mexicanas les de cierto alivio a algunos productos locales estadounidenses.

Pero la consecuencia adicional, muy posiblemente, sería un aumento en los precios de muchos de estos productos al reducirse la competencia, afectando al consumidor en EE.UU.

Hay determinados productos que gustan a los estadounidenses que solo se consiguen en México y no es posible reemplazarlos por producción local.

El tequila es uno de los primeros que viene a la mente. La única manera que los consumidores tendrían para escapar del efecto de un impuesto a la importación de ese producto, sería reducir el consumo de la bebida.

La ensaladera

Otros productos también tienen dificultades para ser reemplazados, dependiendo de la época del año.

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El crecimiento en el consumo de aguacate mexicano en EE.UU. ha sido notorio.

En uno de los primeros sitios donde podría notarse un impacto de las medidas de Trump, si llegaran a ser implementadas, es en la ensaladera de los estadounidenses.

Según informa el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el vecino del sur es su principal fuente de aguacates, tomates y fresas, entre otras frutas.

Cerca del 78% de los aguacates y el 71% de los tomates que se consumen en el país son cultivados en México.

En algunos casos, la producción mexicana atiende el carácter estacional de ciertos cultivos.

En el invierno estadounidense, los consumidores no tienen otra alternativa que comprarlos en el exterior. Y un arancel de importación casi con seguridad llevaría a aumentos en el precio, en función de la tarifa del impuesto que sea acordada.

Y la cerveza…

Otros bienes manufacturados tienen más facilidad para ser sustituidos si se encarecen los productos mexicanos, pese a la dependencia del mercado estadounidense de los proveedores mexicanos en muchos rubros.

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Trump dice que las importaciones mexicanas perjudican a Estados Unidos.

Por ejemplo, aproximadamente el 66% de la cerveza importada en Estados Unidos viene de México, según indica la Asociación de Distribuidores Mayoristas de Cerveza de EE.UU. (NBWA, por sus siglas en inglés).

Si la cerveza mexicana se hace más cara, los estadounidenses siempre podrían comprar otra. Pero la reducción de la competencia podría hacer que los fabricantes locales tuvieran menos incentivos para mantener los precios bajos.

Nuevamente, el resultado final podría ser el de precios más altos para los estadounidenses.

Los autos

Tal vez pocos renglones de importaciones mexicanas desatan tanta controversia como el de los automóviles.

El símbolo por excelencia de la decadencia industrial estadounidense, y del surgimiento fabril mexicano, ha sido el desplazamiento de las fábricas de autos desde Detroit a las ciudades al sur de la frontera.

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El comercio bilateral ha aumentado mucho por el NAFTA.

Los obreros industriales del medio oeste estadounidense, amenazados por el desempleo, fueron la columna vertebral de la coalición que llevó a Trump al poder.

Por eso, los impuestos a los autos mexicanos llevarían consigo una carga política especialmente grande.

Nuevamente, la reducción de competencia mexicana, si se ponen esas trabas al comercio, podría convencer a las automotrices locales de subir sus precios.

Y en algunos casos, los autos pequeños en los que se especializan muchas fábricas mexicanas ya no son producidos en varias factorías estadounidenses.

Por lo que el impacto al bolsillo de los estadounidense también sería sustancial.

En medio de esto se cierne una discusión política.

¿Estará el consumidor estadounidense promedio dispuesto a pagar potencialmente miles de dólares adicionales para comprar un auto, para ayudar a que su compatriota obrero de la industria automotriz tenga mayor seguridad laboral?

Trump parece creer que sí.

Si sus medidas se concretan, tardará poco tiempo en darse cuenta si su apuesta fue la correcta.