PatinadorImage copyright
Thinkstock

Image caption

A los patinadores jóvenes les parece muy extraña la razón por la que el skateboarding estuvo prohibido.

Durante 11 años, entre 1970 y 1980, el skateboarding estuvo prohibido en Noruega.

Unos devotos incondicionales burlaban la ley y patinaban en secreto, pero los patinadores actuales dicen que todavía hay un largo camino por recorrer y tienen mucho que actualizar, dice Chris Stokel Walker, autor de este reportaje.

Henning Braaten tenía nueve años y quería solo una cosa de sus padres: una patineta.

Desde su casa, en 1988, podía ver a su vecino zumbando en una pista de patinaje que había montado en su jardín trasero, con una rampa apoyada contra una de las paredes de su casa.

Pero Braaten tenía un problema. La década anterior, el skateboarding había estado prohibido en Noruega y había sido ampliamente condenado como una amenaza pública.

No mucho después de que las patinetas salieran a la venta en Noruega, las autoridades vieron que los niños estadounidenses que las usaban tenían accidentes de tránsito: 28 habían muerto en 1977 y 100.000 habían quedado heridos.

Así que se anunció una prohibición, que entró en vigencia el 15 de setiembre de 1978.

"El Ministerio del Ambiente dijo en ese entonces que proteger a los niños era más importante que dejar que los grandes negocios hicieran dinero", dijo la oficina de la United Press International (Unión de Prensa Internacional) de Oslo.

"Importar patinetas, venderlas o publicitar el deporte también se prohibieron con la nueva ley", contó.

Braaten no tenía acceso a la red de contrabando que proveía a los skaters con sus patinetas, así que por un tiempo tuvo que vivir sin estas.

Joakim Henrik Wang tuvo más suerte.

Una patineta a US$1.50

Cuando era adolescente, fue a una feria de artículos de segunda mano organizada por su escuela en 1984.

Deambulando entre los puestos, Wang se topó con una patineta de plástico barata, conocida por los patinadores como banana board.

Image copyright
Joakim Wang

Image caption

En la imagen se ve a Joakim Wang patinando en el verano de 1987.

Era muy larga y simple, y estaba en venta por 10 o 20 coronas (US$1.50 actualmente).

"Era una de esas patinetas antiguas de los años 70, sin lija (material que va pegado en la tabla para evitar que los pies se resbalen)", dice. "No sabía que estaba prohibido cuando la compré".

Las ruedas eran básicas, tomadas de unos patines, pero Wang se entusiasmó rápido.

"Obviamente después me enteré de que era ilegal", dice, recordando algunas conversaciones difíciles con su padre. "Creo que mi padre nunca vio el skateboarding como deporte".

En ese momento, muchos adultos lo veían no solo como ilegal, sino también como antisocial, según recuerda.

Afortunadamente, Wang tenía parientes en Alemania. Ahí, el skateboarding no estaba prohibido. Había muchas pistas de patinaje y más tiendas para comprar los implementos.

Image copyright
Anders Wittusen

Image caption

Los skateboarders tenían que improvisar y patinar en lugares como estos.

En Oslo había un solo lugar, frecuentado por punks, en donde se podía comprar tablas, pero no ruedas.

"Recuerdo la tensión de llegar a Noruega con dos tablas atadas a la espalda o escondidas en la maleta, esperando que los agentes de Aduanas no te revisen", recuerda Wang.

"Tuve discusiones interminables con mi padre por traer los materiales de contrabando", agrega.

30 años después, todavía siente fastidio contra los políticos que introdujeron la prohibición.

"Pensábamos que era una tontería que fuera ilegal", dice.

"Creo que en parte se debe a que, si uno no entiende algo y no puede controlarlo, quiere prohibirlo. Es una reacción humana bastante básica".

Arrestado dos veces

Sin embargo la prohibición no era absoluta, sino que admitía excepciones. "Las excepciones solo serán otorgadas en una medida limitada y para fines especiales", decía la norma.

Solo una pista de patinaje estaba permitida en la capital de Noruega, Oslo. Era un lugar que los patinadores podían visitar en paz, sin miedo a que los arrestaran, aunque podían ser interrogados por la policía en el camino.

Image copyright
NORB

Image caption

Frognerparken, en Oslo, era la única pista de patinaje permitida en Noruega.

"Uno tenía que caminar con la tarjeta de membresía del club de Oslo. ¿Tenía que llevar este pedazo de papel en mi bolsillo trasero para probar que era parte del club que tenía la única rampa legal? Ni siquiera Corea del Norte ha prohibido el skateboarding", comenta Wang.

Image copyright
Anders Wittusen

Image caption

Las pistas de patinaje proliferaron después de que se levantó la prohibición.

Aquellos que vivían fuera de Oslo debían inventar excusas artificiosas para llegar a la pista.

En otras ciudades de Noruega, los skaters montaban sus propias pistas y rampas hechas de madera contrachapada.

Algunas eran pequeñas y construidas de manera rápida, pero otras sí estaban bien armadas. La mayoría estaba insertada en arbustos o en maleza.

Wang fue arrestado dos veces. La primera fue cuando estaba patinando en el pueblo donde había nacido, cerca a una estación de tren.

"Mi padre tuvo que ir y pagar una fianza", recuerda. "Uno no tiene que hacer eso si sus hijos juegan fútbol, ¿no?".

La segunda vez fue en Oslo, cuando Wang estaba caminando con un amigo en el centro de la ciudad. La policía no creyó que hubieran estado patinando en la rampa legal de la ciudad y los hicieron pasar una noche en la cárcel.

Sobredosis

A fines de los años 80, el cumplimiento de la norma se fue relajando gradualmente.

"Cambió alrededor de 1987″, dice Wang. "Se ablandaron. Se dieron cuenta de que la prohibición iba a terminar y dejaron de reprimirnos tanto".

Cuando la prohibición fue levantada en 1989, los skateboards inundaron el mercado. Las pistas de patinaje proliferaron en todo el país a inicios de los 90.

Image copyright
Joakim Wang

Image caption

Después de la prohibición, hubo una rápida curva de aprendizaje de skateboarding en Noruega.

Las marcas se unieron a la locura, relacionando sus productos con el skateboarding.

Incluso una de las editoriales de revistas más grandes del país, conocida por sus publicaciones de chismes sobre famosos, comenzó a publicar una revista sobre skateboarding.

"Fue casi una sobredosis de cosas sucediendo", dice Wang.

Entonces, ¿qué se logró la década de prohibición en Noruega? No muchas cosas positivas, de acuerdo a los patinadores.

"Creo que muchos países están 10 años más adelantados que nosotros", dice Per Olav Hetland, presidente de la Norsk Organisasjon For Rullebrett (organización noruega de skateboarding o NORB por sus siglas en noruego).

Image copyright
NORB

Image caption

Per Olav, presidente de NORB, cree que aún falta desarrollar una cultura del patinaje en Noruega.

Él comenzó a patinar después de la prohibición, cuando era adolescente, en 1995.

"En todos los otros países, la gente que empezó a patinar en 1980 continuó y desarrolló una cultura antes que nosotros", dice. "En Noruega, simplemente no fue así. Solo unos pocos continuaron".

No solo fue la prohibición de las pistas de patinaje la que tuvo un efecto duradero, sino también la falta de revistas, videos y clases.

"En realidad, no sabíamos mucho sobre skateboarding, además de la patineta que aparece en la película Volver al Futuro", dice Henning Braaten, ahora de 36, un skater profesional, y cuatro veces campeón de Noruega.

"De repente, cuando la prohibición fue levantada y los importadores empezaron a conseguir skateboards, también recibieron videos de Estados Unidos, y hubo una rápida curva de aprendizaje al ver lo que podía hacerse", recuerda.

Lobby

Braaten ahora pasa parte de su tiempo haciendo lobby (presión) para la creación de nuevas pistas de patinaje y ha descubierto que las actitudes entre las autoridades todavía están impregnadas por la prohibición de 1980.

Image copyright
Getty

Image caption

Así quedan las pistas de patinaje en invierno en Noruega.

"Ellos cuestionan a la cultura en su totalidad y preguntan cuándo uno va a superar esto", dice Braaten.

"Pienso que no ven qué tan grande es [la afición] y qué tan bueno puede ser tener una pista de skate para los jóvenes", dice Braaten.

"Gran parte de mi trabajo ha consistido en ir a las municipalidades, hablar con los alcaldes y tratar de convencerlos de que no, ya no somos rebeldes. Simplemente somos gente tratando de hacer nuestro trabajo. Todavía me hacen las mismas preguntas todo el tiempo. Todavía hay mucho camino por recorrer", comenta.

Hasta 2013, los fondos reunidos de la lotería estatal de Noruega se destinaban a las pistas de patinaje en menor cantidad que para otros deportes, como el fútbol o el patinaje sobre hielo.

Eso ha cambiado ahora, pero Noruega todavía está por detrás de otros países.

"Básicamente, toda ciudad grande en Suecia tiene una pista de patinaje", dice Per Olav Hetland. "Pero no sucede así en cada ciudad grande de Noruega".

Otro mundo

Pero los skateboarders de Noruega están poniéndose al día con el resto del mundo.

Image copyright
Vegard Wivestad Grott

Image caption

Como para alcanzar a otros países, Noruega organizó una edición de los X Games.

En febrero, Oslo organizó una edición de los X Games (Juegos X), una competencia global de deportes extremos.

Además de las contiendas de ski y snowboard, se organizó un concurso de skateboarding y el noruego Hermann Stene quedó décimo de 12 competidores. Fue un momento trascendental.

Para Mats Hatlem, un skateboarder de 15 años, la era de la prohibición le parece como de otro mundo.

"Para mí suena disparatado", dice.

"Manejar un auto es igual de peligroso, o quizá mucho más. Encuentro muy extraño el porqué de la prohibición del skateboarding", opina.