La Corte Suprema de Corea del Sur hizo historia legal al fallar que la herencia dejada por un norcoreano reasentado debe ser compartida con sus hijos en el Norte.

Hace pocos años, cuatro hermanos norcoreanos escogieron a Bae Keum-ja como su abogada surcoreana para reclamar la parte que los correspondía de la herencia de su padre.

Su papá, que abandonó Corea del Norte hace décadas, se volvió a casar en el Sur y tuvo varios hijos más.

Cuando falleció, sus hijos mayores en Corea del Norte pidieron una parte de sus bienes.

Una situación extraña, que se hace aún más rara por el hecho de que no había vías normales de contacto entre la abogada y sus clientes, debido a la división de 60 años entre las dos Coreas.

Sin acceso a llamadas telefónicas internacionales, servicio postal o correo electrónico, los clientes de Bae tenían que confiar en un misionero estadounidense, quien sacaba de Corea del Norte en la mano todo lo que requería la abogada, incluidos cabellos y uñas, como evidencia para ADN.

Valió la pena: ganaron.

Problema fresco

Bae Keum-ja

Bae Keum-ja ganó su caso en Corea del Sur.

"Creo que este fallo ha dado un montón de esperanza a la gente de Corea del Norte, pero estos casos sólo pueden suceder cuando hay alguien en el Sur que dé inicio al proceso y lo financie", dijo Bae.

"Los norcoreanos pueden ser clasificados como ciudadanos aquí, según la constitución surcoreana, pero a causa de que el cliente está físicamente ausente, es fácil para los jueces desestimar el caso".

Nunca antes un juez en un tribunal surcoreano había fallado en un caso presentado por demandantes norcoreanos. Pero su victoria creó un problema fresco. Corea del Sur ha prohibido transferencias privadas de dinero al Norte para evitar que lleguen a su ejército. La barrera legal entre los dos países puede haber caído, pero la política sigue tan fuerte como siempre.

Cartas en video producidas por la Cruz Roja son una de las escasas maneras de que las familias separadas por la división de Corea hagan llegar un mensaje al otro lado de la frontera. Pero muchos de los primeros emigrados norcoreanos no tienen ni idea de dónde están ahora sus familiares.

Cha Won-tae no ha visto a su hija en 67 años. Era sólo una bebé cuando él se fue al Sur.

"Dudo que te reconozca si nos encontramos ahora", expresa en su video. "Tu rostro se ha desvanecido".

Cha, quien ahora está muy enfermo, dice haber perdido la esperanza de una reunión.

"He estado tratando de aferrarme a la vida, esperando encontrarme otra vez con mi hija", declaró.

"Debe ser una abuela a estas alturas. No creo que tenga esa oportunidad ya, pero otros han conseguido encontrarse con sus seres queridos. Me alegro por ellos", agregó.

"Escuché hablar de este caso reciente de herencia. Si yo tuviera dinero, se lo enviaría todo a mi familia en el Norte".

"Fuera de la ley"

Cha Won-tae

Cha Won-tae no ha visto a su hija en 67 años.

Muchos norcoreanos reasentados aquí envían dinero a su país de origen a través de una red de operadores financieros de dudosa reputación, que canalizan dinero a través de intermediarios en China.

Uno de esos agentes, Song Nak-Hwan, dice que recientemente empezó a escribir acerca de su inusual oficio en el periódico local, a pesar de estar -como él dice- "técnicamente fuera de la ley".

"Solía ser bastante difícil enviar dinero, aunque ahora es más sencillo", señaló.

"En los viejos tiempos, tenía que hacerse de mano a mano, con personas que cruzaran físicamente a Corea del Norte con el efectivo llevado clandestinamente en ellas mismas. Hoy en día usamos remesas para norcoreanos que viven en China, o para chinos que viven en Corea del Norte".

Song indicó que, en su experiencia, los coreanos más viejos que llegaron antes de la guerra en la década de 1950 tienden a no enviar mucho, pero los recién llegados son diferentes.

"Yo diría que 80% están usando este servicio", expresó. "Y con frecuencia enviarán algo cada tantos meses. Un hombre envió los bienes que le quedaban antes de morir, por valor de US$100.000″.

Las reuniones familiares a través de la zona desmilitarizada son sucesos breves y poco comunes, y han estado congeladas durante años, a raíz de la frialdad de las relaciones políticas.

En todo caso, este último fallo judicial muestra lo difícil que se ha hecho el contacto, mientras los lazos familiares entre el Norte y el Sur continúan menguando.