En una bocacalle se esconde este mural colorista con inspiración de Picasso.
El florecimiento de las pintadas y expresiones creativas en el distrito de Exargia en Atenas, capital de Grecia, es producto de la falta de presupuesto para limpiar fachadas. También refleja la crisis económica generalizada que afecta a los artistas.
Por ello florece esta nueva escena artística en las calles sin control y sin límites creativos.
Exargia está urbanizado pero no domesticado. Es el distrito libertario por excelencia de la capital griega, separado por apenas unas calles de Kolonaki, el más sofisticado barrio de Atenas.
Hace apenas un mes de los últimos disturbios en Exargia, con fuego y piedras entre los manifestantes y la policía.
Los habitantes permanentes y nómadas del barrio han convertido un deteriorado y desconchado puñado de calles abandonadas de la mano de las autoridades locales en una auténtica eclosión de arte urbano. Allí donde no llega la renovación de las fachadas, llega el grafiti a transformar esta parte de la capital en un museo escondido sin reglas ni cánones.
Un artista anónimo compone con trozos de papel de colores y harapos un homenaje a Chagall.
¿Francis Bacon? No, un pequeño cuadro tras una verja en un edificio abandonado.
Una interpretación artística del rapero izquierdista Pavlos Fyssas, muerto a puñaladas por un miembro del partido neonazi Amanecer Dorado.
Un collage de una mujer que haría las delicias de Tim Burton en la entrada de un parque infantil.
Parte posterior de varios edificios donde algunos artistas han desplegado su arte crítico.
En este lugar murió Alexandros Grigorópulos el 6 de diciembre 2008 por disparos de la policía, desatando las violentas revueltas de aquel año.
Dos manos que se agarran en gesto de ayuda en un solar transformado en un aparcamiento informal.
Un suéter con alas compuesto con una prenda ajada.
Una librería adornada con una figura humana.