Investigadores creen que si se reintroducen los mariscos en los ríos de Senegal, estos se comerán a los caracoles que hospedan el parásito que causa la esquistosomiasis.

La enfermedad, que se propaga en aguas contaminadas, también es conocida como bilharziasis y mata a más de 200.000 personas al año, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas.

Más de dos millones son infectados anualmente por los gusanos parasitarios, que afectan el crecimiento en niños y dañan órganos internos.

"Durante dos años estuve infectada con esquistosomiasis", cuenta Gadiaga Diop, de la localidad de Lampsar, ubicada en el norte del país, a 20 kilómetros de Saint Louis.

Los niños juegan cerca y toman el sol mientras las madres lavan los platos y la ropa en el río Senegal.

Es una bonita postal. Sin embargo, el agua es peligrosa, pues contiene un 60% de prevalencia de esquistosomiasis.

"Empezó con una dolorosa y sangrienta micción", recuerda Diop. "Un doctor me dio pastillas, pero tenían efectos secundarios, así que también tuve vómitos y diarrea".

"Estaba muy cansada, perdí peso y temía por mi vida".

La esquistosomiasis es la segunda enfermedad parasitaria más común en el mundo, después de la malaria, con el 90% de los casos en África.

Las complicaciones incluyen sangrado profuso en el sistema digestivo, que puede llevar a la muerte.

La infección es tratada con un medicamento llamado praziquantel, bastante eficaz.

Sin agua potable

Gamba

Las gambas se comen a los anfitriones de los caracoles que causan esquistosomiasis.

La última campaña gubernamental para distribuir la pastilla ha ayudado a disminuir los casos de esquistosomiasis en la localidad de Lampsar, de 30 a menos de diez al mes, explica Fatou Sarr Diouf, jefe del centro de salud regional.

Pero no hay nada para prevenir la reinfección.

El gobierno ha puesto afiches y organizado charlas para explicar a los residentes que orinar en el agua puede enfermarlos y que deberían evitar bañarse al mediodía en el río, pues los caracoles salen más cuando aumenta la temperatura.

En la medida que la gente se exponga al río, se expone también al contagio.

"Me siento mejor, pero la enfermedad no desaparecerá completamente", señala Diop.

"Yo sé que es porque sigo yendo al río, pero aquí no hay agua potable y tengo que ir al menos dos veces al día para lavar los platos, la ropa y bañar a mis niños. Tengo miedo cada vez que voy, pero tampoco hay otra opción".

Durante años los científicos han buscado formas de eliminar la enfermedad, especialmente desde la década de los 80, cuando se registró un brote sin precedentes de esquistosomiasis, poco después de la construcción de una represa en el río Senegal.

El proyecto sin fines de lucro Project Crevette espera que reintroduciendo camarones en el río Senegal no sólo se erradiquen las causas de la enfermedad, sino que también la región se beneficie económicamente.

La idea surgió después de que el científico Armand Kuris, de la Universidad de California, comprobara que los camarones se comen a los moluscos anfitriones del parásito. Él compartió su descubrimiento con Elizabeth Huttinger, quien trabajó en proyectos de desarrollo de salud pública y fundó Project Crevette.

"Inmediatamente me di cuenta que la idea de criar camarones y venderlos en un micro comercio significaba que el efecto de salud podría ser sostenible", señala.

Menos caracoles

Bañistas en el río Senegal

El gobierno de Senegal ha lanzado campañas para que la gente no se bañe en el río Senegal al mediodía.

Project Crevette se encuentra todavía en una fase experimental.

Los investigadores cercaron un área en una de las zonas más populares para los bañistas y la llenaron con más de 100 camarones.

Otra zona de baño fue dejada sin tocar.

El siguiente paso fue tratar a 300 personas con esquistosomiasis de las dos partes de la localidad.

Seis meses después, se hicieron pruebas a los pacientes y descubrieron que había una menor tasa de infección entre aquellos que se bañaron cerca de los camarones: un 80% menos que la zona donde no se introdujo el crustáceo.

Los especialistas también informaron que había menos caracoles en las zonas del río donde estaban los camarones.

Antes de que se construyera el dique, los camarones eran un importante recurso de ingresos para los locales.

"Mi padre solía pescar cientos cada día", recuerda Batch Boye, un pescador que ahora trabaja cerca de la represa.

"Se vendían bien. Ahora es muy difícil para nosotros, la generación más joven, mantenernos con la pesca".

Pero si el proyecto llega a ser concluyente, el mayor reto será conseguir una forma sostenible para restablecer la presencia de camarones en el río.

El río solía ser su hábitat natural, pero la represa les impidió acceder al agua salada donde se reproducen.

Los mariscos que se utilizan en el experimento se exportaron de Camerún, pero en el futuro Project Crevette quiere criarlos a nivel local e involucrar a las comunidades de la zona lo más posible.

Hace unos meses construyó un criadero en la Agencia Nacional de Aquacultura donde se entrenan a cuatro estudiantes de la Universidad de Saint Louis para que aprendan a criar los crustáceos.

Ahmadou Tidjane Camara, jefe de la Agencia, que apoya la reintroducción del marisco, dijo: "Los camarones podrían ser una excelente fuente de recursos en poblaciones pobres del área".