Desde hace poco más de una semana la bogotana Universidad de los Andes es un lugar diferente al que ya conocían –o se imaginaban– la mayoría de los colombianos.
Aunque, tal vez para mérito suyo, el cambio no parece particularmente evidente cuando se pasea por su campus.
Los números, sin embargo, no mienten: las más prestigiosa de las universidades privadas colombianas nunca había recibido a tantos alumnos provenientes de familias de bajos ingresos como este año.
El cambio es consecuencia de "Ser pilo paga", un ambicioso programa de becas gubernamentales que podría cambiar para siempre el rostro de las principales instituciones de educación superior de este país sudamericano.
"Entraron cerca de 600 estudiantes (becados por este programa) de una matrícula total de 2.000. Eso es más del 25% (de los nuevos alumnos)", le explicó a BBC Mundo Carl Langebaek, el vicerrector de asuntos académicos de Uniandes.
"Y hay programas específicos, como medicina, donde (los estudiantes becados) son la mayoría", dijo.
Lo que significa que la llegada de esa camada de "pilos" –como se llama en Colombia a los jóvenes aplicados y bien portados– le introducirá una diversidad social mucho mayor a una universidad que, según el portal La Silla Vacía, previamente sólo había logrado matricular a 12 estudiantes provenientes del estrato más bajo.
Y eso no es poca cosa en una sociedad tan desigual y estratificada como la colombiana.
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"Parecerse al país"
Según Langebaek se trata de un cambio más que bienvenido por Uniandes, así como por otras universidades involucradas en el programa.
"Nosotros vamos a ser una mejor universidad porque vamos a seguir teniendo los mejores estudiantes del país y al mismo tiempo nos vamos a parecer todavía más al país", aseguró el vicerrector, un entusiasta de "Ser pilo paga".
"Vamos a tener nuevos públicos para nuevas cosas, va a haber nuevas maneras de mirar las cosas en el salón de clase, visiones del mundo que antes eran mucho menos frecuentes. Y todo eso es positivo para la formación", explicó Langebaek.
Guillermo Vásquez, estudiante de tercer semestre de derecho, está de acuerdo con el vicerrector cuando éste afirma que el programa traerá también otros beneficios mucho más amplios.
"Gana la sociedad completa porque se rompe ese status quo de que solamente el que tenía recursos podía entrar a una universidad de élite por una mayor meritocracia", le dice a BBC Mundo Vásquez, mientras espera por el inicio de una nueva clase en uno de los impecables jardines del campus de Uniandes.
Mientras que Nicolás Forero, de 16 años y uno de los beneficiarios de "Pilo paga" que eligió la universidad, no oculta su entusiasmo por la oportunidad brindada.
"El gobierno por fin como cayó en cuenta que debían ayudar a la gente que no tenía muchos recursos", le dice a BBC Mundo.
"Yo sí estoy muy agradecido, porque esta beca es muy áspera", agrega.
¿Y la universidad pública?
No todos, sin embargo, tienen la misma visión positiva de "Ser pilo paga".
El programa beneficia a los mejores estudiantes de bajos recursos del país –un total de 10.000, en su primer año– dándoles la oportunidad de proseguir su formación universitaria.
Pero aunque la lista de universidades elegibles incluye tanto instituciones públicas como privadas, hay muchos que hubieran preferido que los recursos se hubieran empleado directamente para el fortalecimiento de las universidades públicas.
Más cuando, en esta oportunidad, la inmensa mayoría de los beneficiarios –el 85%, según Langebaek– optaron por matricularse en instituciones privadas.
Sabemos además todas las críticas que puede haber: ¿Qué no es suficiente para el país? ¡Por supuesto! El drama de Colombia es que los estratos más bajos ni siquiera llegan a la universidad pública… en muchos casos una beca no es suficiente"
"A mí me sorprendió, porque este país tiene magníficas universidades públicas", le dijo Langebaek a BBC Mundo.
"Y el país debe reflexionar por qué está pasando esto y ayudar a que en el futuro sea más balanceado, pero sin perder una cosa de vista: la división de la educación en este país no es entre universidad publica y privada, sino entre universidades buenas y malas", apuntó el vicerrector.
"Sabemos además todas las críticas que puede haber: ¿Qué no es suficiente para el país? ¡Por supuesto! El drama de Colombia es que los estratos más bajos ni siquiera llegan a la universidad pública, por miles de razones, entre otras cosas porque en muchos casos una beca no es suficiente", dijo Langebaek.
¿Beca o crédito?
Muchos, sin embargo, han expresado una preocupación más de fondo, dado que las becas de "Ser pilo paga" son en realidad créditos: condonables para quienes completen exitosamente el programa académico, pero que se tienen que rembolsar en caso contrario.
Y eso podría dejar a muchos estudiantes de escasos recursos con una deuda de millones de pesos colombianos, haciendo del tema de la adaptación de los becados a sus nuevas circunstancias uno de los retos más grandes.
Aunque Julián Bermúdez, de 17 años, quien estudiará ingeniería en sistemas, no tiene miedo.
"¿Asustados? Para nada. No es tanto susto, como una motivación", le dice a BBC Mundo.
Y junto a sus tres nuevos amigos –Yoel, Nicolás y Brian– destacan los esfuerzos de académicos y compañeros de clase para acogerlos.
Entre otras cosas, la universidad amplió el número de clases de nivelación para temas como matemáticas e inglés, amplió el número de consejeros disponibles, así como el número de ejemplares de libros de referencia en su biblioteca.
Y los mismos estudiantes también están impulsando sus propias iniciativas, desde asistir a los "primíparos" en las elecciones de sus primeras materias a la creación de un banco de fotocopias "para que no gasten tanto".
"Acá la gente es muy abierta. Desde afuera la gente cree que es una universidad muy elitista y aquí solo entra gente con plata, pero eso no es así", explica Laura Reyes, quien cursa el quinto semestre de microbiología.
"Yo soy de estrato medio y estoy aquí con un crédito. Y hay muchísima gente que está en la misma situación que yo, con becas de la misma universidad o por fundaciones que dan becas para gente de los estratos más bajo", cuenta.
Y Nicolás parece darle la razón a Laura cuando esta afirma que la discriminación de clase no es un problema común en el campus.
"Yo pensé que iba a ser más complicado, hay gente que le dice a uno que lo van a tratar mal porque no tiene dinero, que todos llegan en el Mercedes (Benz)", le dice a BBC Mundo.
"Pero uno se acopla fácil, conoce gente, la pasa bien… Yo me siento muy a gusto", cuenta.
Cerca de la mitad de los estudiantes de Uniandes reciben algún tipo de ayuda financiera.
Muchos retos
La división de la educación en este país no es entre universidad publica y privada, sino entre universidades buenas y malas
Obviamente una semana -lo que lleva el curso lectivo, iniciado el 19 de este mes- es seguramente poco tiempo para hacer una evaluación definitiva.
Camila Londoño, quien cursa el sexto semestre de derecho, no desestima los retos que tendrá la integración de los recién llegados.
"El reto va a ser gigante, no porque los estudiantes no vayan a acoger bien a esa gente sino porque los espacios que uno tiene para socializar son espacios de irse a tomar un café, cosas así, que casi siempre involucran plata y gastos", le dice a BBC Mundo.
"Más que para los estudiantes, que creo que por lo general tienen una mente abierta, es un reto para la universidad crear espacios de convivencia que no impliquen gastos y en los que sea fácil conocerse", agrega.
"Son estudiantes que se han ganado su derecho de admisión a esta universidad como cualquier otro", destaca Langebaek.
Desafíos al margen, muchos coinciden en que, por lo pronto, la idea de universidades cada vez más diversas, incluyentes y meritocráticas parece una necesidad urgente, tanto como un ejemplo para el conjunto de la sociedad colombiana.