Los familiares de una mujer estadounidense cuyas células revolucionaron la investigación médica serán al fin consultados sobre su uso, 60 años después de la muerte de su dueña original, Henrietta Lacks.

Lacks, una mujer sin recursos de Maryland, fue tratada por un cáncer terminal en 1951. En ese proceso, los doctores extrajeron células de su cuerpo.

Fueron las primeras células humanas que se pudieron cultivar indefinidamente en un laboratorio.

Y ese avance histórico abrió el camino a incontables tratamientos médicos.

La historia de cómo una humilde tabacalera afroamericana transformó sin querer la biomedicina se conoció en 2010 gracias al best-seller "La vida inmortal de Henrietta Lacks".

Consentimiento

"Nos entusiasma ser parte de la ciencia HeLa que está por venir"

Jeri Lacks Whye, nieta de Henrietta Lacks

Lacks tenía 31 años cuando murió a causa de un cáncer de útero en el hospital Johns Hopkins de Baltimore. Sus células cancerígenas fueron extraídas sin su consentimiento, como era habitual en aquellos años.

El material genético propició importantes avances en diferentes áreas –incluyendo vacunas y tratamientos de fertilidad y de cáncer– y fue objeto de más de 75.000 estudios.

Pero mientras el genoma llamado "HeLa" sirvió de base para la multimillonaria industria biotecnológica, los familiares de Lacks nunca recibieron nada de las riquezas generadas por la llamada "línea celular inmortal".

Sus parientes se enteraron no sólo de que le habían extraído células sino que las habían enviado a laboratorios de todo el mundo cuando un científico los contactó en 1973 para pedirles una muestra de sangre.

Este miércoles, la familia alcanzó un acuerdo con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, el organismo gubernamental que supervisa la investigación médica.

Célula HeLa en el microscopio

Las HeLa fueron las primeras cálulas humanas que pudieron ser cultivadas indefinidamente en el laboratorio.

Los descendientes de Lacks no recibirán dinero, pero al menos podrán saber y tener algo de control sobre qué científicos tienen acceso al código genético de las células HeLa. También serán reconocidos en las publicaciones resultantes de esos estudios.

Investigadores alemanes publicaron el código genético de Lacks en marzo pasado, y durante un tiempo estuvo disponible en internet. Los familiares expresaron entonces su preocupación en relación a su privacidad.

"Eso no está bien", dijo en una entrevista Jeri Lacks Whye, una nieta de Henrietta Lacks, según reporta el diario The New York Times. "No deberían haberlo hecho público sin el consentimiento de la familia".

Hijos, nietos y bisnietos sobrevivieron a Lacks y muchos de ellos aún viven en Baltimore. Aseguran que la familia nunca fue informada de las investigaciones desarrolladas a partir de las células HeLa.

Rebecca Skloot, autora del libro sobre Henrietta Lacks, participó de las negociaciones que dieron pie al acuerdo.

"Nos entusiasma ser parte de la ciencia HeLa que está por venir", dijo Lacks Whye a la agencia de noticias Associated Press.