No importa qué tan sana sea la vida que llevamos, los tóxicos medioambientales a los que se expusieron nuestras madres, abuelas e incluso bisabuelas durante el embarazo pueden influir en las enfermedades que desarrollemos.

Investigadores de la Universidad de Washington se dieron a la tarea de hacer una lista de químicos que encontramos a diario en el ambiente y que, debido a la epigenética, causan enfermedades generaciones después.

Dos trabajos liderados por el biólogo molecular Michael Skinner, publicados por separado en PLOS ONE y Reproductive Toxicology, indican que la exposición a plastificadores -presentes en botellas de plástico- y a hidrocarburos -como el combustible de aeronaves-, pueden ser una causa de obesidad tres generaciones más tarde.

También pueden influir en el desarrollo de enfermedades de riñón, próstata, testículos y ovarios, así como en anormalidades relacionadas a la pubertad.

"Es la primera vez que probamos estas dos exposiciones medioambientales y descubrimos que los dos (químicos) promueven enfermedades transgeneracionales", le explicó Skinner a BBC Mundo.

Este fenómeno se debe a la "herencia transgeneracional epigenética". Al mismo tiempo que los animales (incluidos los humanos) heredan características de las secuencias de ADN de sus padres, también tienen una herencia epigenética con la activación o desactivación de algunos genes.

Ni los hijos ni los nietos… los bisnietos

Tóxicos

Hasta ahora el equipo de Skinner ha hecho pruebas con seis tipos de tóxicos que pueden causar trastornos generaciones más tarde:

  • Vinclozolin: fungicida para la agricultura
  • Methoxychlor: pesticida para la agricultura
  • Dioxin: contaminante industrial y contaminante Agente Naranja
  • Permethrin y DEET: insecticida de uso humano
  • Bisphenol A (BPA) y Ftalato: compuestos de plásticos derivados
  • Mezcla de hidrocarburo para avionetas, también usado como combustible para prevenir el polvo en superficies de carreteras

El especialista señaló que muchas de estas enfermedades sólo aparecieron tres generaciones más tarde. "Es interesante ver cómo estas dolencias no se manifestaron en la generación F1, que serían los hijos, sino en la de los bisnietos".

"(El estudio hecho en ratones) sugiere que una exposición ancestral de tus abuelos y bisabuelos puede aumentar tu susceptibilidad a desarrollar obesidad". Esto incluye aumento de peso, y una gran cantidad de acumulación de grasa en la zona del abdomen.

Si dos personas -una con tendencia a sobrepeso y otra no- llevan la misma dieta y realizan la misma cantidad de ejercicio, la que es más susceptible a ganar peso podría desarrollar obesidad, al contrario de la otra.

"Lo que pasa con la exposición de nuestros ancestros a estos tóxicos es que aumenta la susceptibilidad. Si sabes que eres susceptible a ganar peso, podrás tomar medidas para no ser obeso", aclara Skinner.

Según los expertos, el período más sensible para la exposición es durante la formación del feto. "Cuando se está formando en masculino o femenino es cuando hay más sensibilidad a ser reprogramado. Esto es un fenómeno epigenético", aclara Skinner.

Estas enfermedades se evidencian tres generaciones más tarde debido a que permanentemente cambiamos las células germinales. "En este caso particular es la esperma, que tiene una firma epigenética que, básicamente, se transfiere a toda la descendencia subsecuente", explica el experto. "Es una forma hereditaria no genética".

Altos índices de obesidad

Feto

El período más sensible para la exposición es durante la formación del feto.

Michael Skinner sugiere que los altos niveles de obesidad hoy en día podrían tener relación con la exposición de nuestros ancestros a tóxicos. Estos químicos pudieron haber originado una reprogramación en nuestros genes y nos hicieron más susceptibles a ganar peso; una combinación explosiva si lo combinamos con comida rápida y sedentarismo.

"Si te fijas en las tasas de obesidad de los años 50 y principio de los 60, eran relativamente bajas, cerca del 5%. Si miramos los niveles de obesidad hoy en día, tanto en niños como en adultos, ronda más el 30-40%".

"En tres generaciones hemos visto un aumento dramático de la obesidad. Un factor que no puedes atribuirse a la genética o a ninguna otra cosa que no sea influencia medioambiental".

El experto aclara que si bien la dieta, la nutrición y el ejercicio son cruciales para evitar la obesidad, no hay que ignorar los componentes ancestrales.