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El árbitro del partido, Romain Poite, tuvo que explicar las reglas a Owen Farrell y el resto de los jugadores ingleses.

Italia presentó su versión de la teoría del caos en el rugby, y a Inglaterra no le gustó.

De hecho, días después de quedar en evidencia por su desconocimiento de las reglas del deporte que inventó, la selección de la rosa todavía muestra caras largas y rabia pese a haber conseguido la victoria el pasado fin de semana y mantener su invicto en el torneo Seis Naciones.

Hasta calificaron de trampa la astucia de Italia en un lance del partido pese a que la jugada fue completamente legal, si bien no se suele ver en el rugby.

Si eso es rugby entonces me retiraré"

Eddie Jones, entrenador de Inglaterra

La idea es clara y lo que hizo la Azzurrafue explotar una laguna en el reglamento que fue claro que los jugadores ingleses no sabían que existía.

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Danny Care no pudo evitar los continuos placajes de los jugadores italianos al no encontrar la posibilidad de pasar la pelota.

Fue cuando se produjo un placaje en el partido y ningún jugador italiano siguió la jugada, por lo que se evitó la formación del llamado ruck, que es cuando se enganchan jugadores de ambos equipos y se establece una zona de fuera de juego, definida por los pies del último miembro de cada equipo.

Pero al no haber ruck, no hubo fuera de juego, por lo que cada jugador italiano pudo pararse donde quiso, incluso por delante del balón, interfiriendo en todas las posibilidades de pase de los ingleses.

Esto no le gustó a los locales que reclamaron airadamente al árbitro Romain Poite e incluso le preguntaron qué debían hacer, a lo que el juez respondió: "yo no soy tu entrenador".

¿Qué quieren, que seamos normales? No podemos serlo, somos Italia".

Cono O’Shea, entrenador de la Azzurri

Sobre el terreno de juego hubo confusión, después molestia y durante mucho tiempo incredulidad.

El caos es la ciencia de las sorpresas y lo que hizo Italia, de la mano de su entrenador irlandés Conor O’Shea, fue sorprender a Inglaterra con una táctica que para el seleccionador inglés, el australiano Eddie Jones, fue el "antirugby".

"Si pagaste por una entrada deberías exigir que te devuelvan el dinero", expresó furioso después del partido.

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Eddie Jones tuvo cara de pocos amigos durante y después del partido.

"No han visto un partido de rugby. Si eso es rugby entonces me retiraré. Eso no es rugby. Miras para pasar y todo los que ves es a uno de sus jugadores", lamentó.

Jones no fue crítico con sus jugadores ya que "ellos habían practicado para jugar un partido de rugby que no hubo", pero Inglaterra jugó su peor encuentro de las 17 victorias consecutivas que suma bajo las órdenes del entrenador australiano.

Italia, la cenicienta del torneo, llegó al descanso por delante en el marcador 5-10 y a falta de 10 minutos para el final todavía se mantenía presionando a los ingleses 17-15.

Hasta allí aguantó y no pudo evitar el arreo ofensivo final que dio cifra definitivas al marcador 36-15.

"Nosotros no estamos inventando nada", aclaró O’Shea, visiblemente molesto por la posición de Jones.

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Italia sorprendió desde el principio a Inglaterra y llegó al descanso con ventaja en el marcador.

"Fue un placaje. Si es una placaje, no hay fuera de juego. Nosotros simplemente ocupamos los espacios".

"Si la gente lo toma así después de lo de hoy sería muy triste {sobre si no es rugby}. Sólo porque tomamos a la gente por sorpresa. ¿Qué quieren, que seamos normales? No podemos serlo, somos Italia".

"El rugby está allí para hacer las cosas diferente y desafiar la mente de las personas. Y eso fue lo que hicimos, desafiar la mente de ellos".

Si bien para unos fue una innovación y para otros un insulto, lo que hay seguro de toda la polémica es que los jugadores ingleses -y muchos aficionados- aprendieron algo del reglamento de su propio deporte que hasta ahora no sabían.