Tras haber reinado durante 45 años, Leonard Casley, el autoproclamado soberano del Principado del Río Hutt, la micronación más antigua de Australia, acaba de ceder el trono a su hijo menor.
El príncipe Graeme Ernest Casley, el más pequeño de sus cuatro hijos varones, asumirá las riendas del principado, ubicado en una gran propiedad agrícola a unos 500 kilómetros al norte del Perth.
El excéntrico soberano, de 91 años, que en 1977 llegó a declararle la guerra a Australia durante unos días, cedió el trono a su hijo por motivos de salud, según explicó.
"Me doy cuenta de que en cualquier momento podría morirme", dijo el príncipe Leonard en declaraciones a medios australianos. "Es un placer para mí ceder el liderazgo y ver cómo se produce la transición de gobierno antes de que me muera".
"Estoy seguro de que él (el príncipe Graeme) lo hará muy bien. El entiende la política y tiene una muy buena relación con la gente en general. No creo que necesite mi ayuda, pienso que es una persona muy capaz", agregó.
El Principado del Río Hutt ocupa un territorio de apenas 75 kilómetros cuadrados, pero es mayor que algunos estados europeos como San Marino o Mónaco.
El príncipe Graeme, de 59 años, quien fue coronado el 11 de febrero, aseguró que ha sido entrenado por su padre y se siente preparado para "liderar el principado" en esta nueva era que ahora comienza.
"Cuando el principado fue establecido, vi a mi madre y a mi padre lidiar con periodistas y políticos y trabajar de forma estrecha con el gobierno", dijo a medios australianos.
Pero al igual que otras autodeclaradas micronaciones del mundo -siendo la más famosa Sealand, emplazada en una plataforma marina frente a la costa británica- el principado no es reconocido por otros gobiernos mundiales ni la Mancomunidad de Australia.
La disputa con Australia
El Principado del Río Hutt se autoproclamó Estado soberano independiente el 21 de abril de 1970 cuando Leonard Casley y otros granjeros vecinos decretaron su secesión del Estado australiano.
Desde entonces, Casley se ha hecho llamar "Su Alteza Real el Príncipe Leonard I de Hutt".
El motivo de la secesión se remonta a un disputa de Casley con el gobierno australiano por una ley de cuotas de producción de trigo, que le hubiera permitido en su momento vender sólo una parte de su producción en el mercado.
Al principio, varios granjeros de la provincia del Río Hutt se unieron para luchar contra esta ley, pero al fracasar, Casley recurrió a una antigua ley británica (la Treason Act, de 1495) para declarar su independencia del estado australiano.
Por un error administrativo, el principado tiene estatus legal de facto desde el 21 de abril de 1972 y el gobierno australiano no ha tomado ninguna acción legal contra la secesión desde entonces.
Sin embargo, la relación entre el estado australiano y el principado no ha estado exenta de fricciones.
Recientemente, las autoridades fiscales australianas reclamaron 2,6 millones de dólares australianos (US$2 millones) a la familia en impuestos no pagados.
El príncipe Leonard ha asegurado que no piensa pagarlos porque asegura que previamente fue declarado persona no residente de Australia. La misma disputa le llevó a declarar la guerra a Australia brevemente en 1977.
Su propia moneda y bandera
Aunque está sujeto a las leyes australianas y su lengua oficial es el inglés, el Principado del Río Hutt tiene su propia moneda, bandera, sellos y pasaportes. Tiene un gobierno con cinco ministros.
También cuenta con su propio sistema de correos y aquellos que lo visitan necesitan un visado, que cuesta la principesca suma de 4 dólares de Hutt, la moneda del territorio, equivalente a unos US$3.
Su veintena de habitantes vive de la cría de ganado y la agricultura, incluida la exportación de flores salvajes.
Pero al igual que otras micronaciones, también depende fuertemente del turismo y de la venta de artículos de recuerdo. El principado atrae a más de 10.000 turistas cada año.
Su página web presume de sus "ondulantes tierra de cultivo generosamente cubiertas en algunos lugares por arbustos y gloriosas flores salvajes".
El principado ofrece una calurosa bienvenida a sus visitantes, prometiéndoles incluso un tour por el territorio con un miembro de la familia real.
Muchos de los turistas son mochileros atraídos por la experiencia de estar en la rara micronación (en el mundo se estima que existen 70 micronaciones, la mitad de ellas en Australia).
El príncipe Graeme espera que su reinado traiga mayor prosperidad al principado y que entre 1.000 y 2.000 personas se unan a la población en los próximos cinco años.
A pesar de las disputas que han enfrentado a su familia con el gobierno australiano durante casi medio siglo, el nuevo soberano confía en que podrá "construir una relación armoniosa con el gobierno australiano y el pueblo australiano".