Una huelga ferroviaria es un momento extraño para darte cuenta de que tu startup va a ser todo un éxito, pero así fue cómo los fundadores de BlaBlaCar supieron que su empresa iba a prosperar.
BlaBlaCar nació en Francia en 2006. Se trata de una plataforma digital para compartir viajes que pone en contacto a dos personas que hacen un trayecto determinado y que tienen asientos disponibles en su auto.
Cuando Nicolas Brusson y Frederic Mazzella fundaron la compañía, encontraron difícil convencer a los clientes o a los inversores de que iba a funcionar.
"La gente pensó que estábamos locos. Al principio decían: 'Es interesante, pero ustedes están haciendo autostop en internet y nadie va a querer hacer eso", recuerda Brusson.
La popularidad y el éxito de BlaBlaCar hoy en día es probable que haga tirarse de los pelos a cualquier inversor que lo rechazó hace 10 años.
Brusson le confirma a la BBC que la última ronda de financiación estableció el valor de la compañía en más de US$1.500 millones.
La empresa consigue dinero tomando un porcentaje de los costos de los viajes que hacen sus más de 35 millones de usuarios en 22 países (en México desde 2015). Sus fundadores aseguran quecuatro millones de personas usan BlaBlaCar cada mes.
Una serie de eventos "afortunadamente desafortunados"
El gran despegue se produjo en 2007 cuando la red ferroviaria francesa fue cerrada por una huelga y los pasajeros comenzaron a buscar formas alternativas de viajar.
La confianza es fundamental. Necesitas saber quién maneja. ¿Es un buen conductor? ¿Se puede realmente confiar en quienes le recomendaron?
Jessica Ekholm, directora de investigación en la consultora Gartner
BlaBlaCar tuvo un gran impulso, no solo en su uso sino también en su perfil, cuando los medios de comunicación hicieron cola para cubrir la solución a la huelga.
"Fue la primera vez que me di cuenta de era muy útil", dice Brusson. "Después de esa subida el número de pasajeros bajó pero a un nivel mucho más alto que antes; mucha gente volvió".
Hoy día, uno de cada cinco adultos en Francia es miembro de BlaBlaCar.
"No esperamos a tener éxito en un mercado para pasar a otro. Si íbamos a trabajar en Francia, podíamos hacerlo también en toda Europa", dice Brusson.
En 2009 llegó a España, y un año más tarde la erupción de un volcán en Islandia, el glaciar de Eyjafjallajökull, frenó el despegue de varios aviones en Europa, proporcionando a BlablaCar un segundo evento "desafortunadamente afortunado" que volvió a aumentar su popularidad.
Una empresa francesa que habla inglés
La compañía comenzó a crecer en Europa, bien expandiéndose o comprando a la competencia.
"Somos una empresa francesa, pero nuestro principal idioma es el inglés", dice Cyrielle Callot, jefa de crecimiento de BlaBlaCar.
Tiene una oficina en Londres, pero su centro principal está en un elegante edificio en París. BlaBlaCar ocupa las tres primeras plantas y tiene a Facebook como vecino.
Esas dos oficinas están conectadas con una red global de 550 empleados en todo el mundo, desde Portugal hasta Rusia, Ucrania y Turquía y, desde 2014, en India, Brasil y México.
En algunos países ha tenido más éxito que en otros. En particular, en Rusia y en India ha visto lo que la firma describe como "un éxito fenomenal" que en países como Reino Unido no ha sido tan marcado.
¿Te montarías en el auto de un extraño?
Una tarde en París vimos como tres mujeres se montaban en un auto de BlaBlaCar con conductores que nunca antes habían conocido.
"Siempre elijo un conductor que tiene foto en su perfil del sitio y buenas críticas por parte de otros viajeros", dice una de ellas, Lucienne Nault.
A Nault acababa de llegar a París desde Bruselas y estaba esperando a que su segundo BlaBlaCar le recogiera para ir hacia su casa, en el Valle del Loira (en el centro de Francia).
"Me aseguro de que cuando viajo siempre van otros pasajeros", explica. "Después de todo, en un tren uno también se sienta al lado de perfectos desconocidos".
Jessica Ekholm, directora de investigación en Gartner, la consultora de investigación de tecnologías de la información, ve la cuestión de la confianza como uno de los mayores retos de la compañía.
"La confianza es fundamental", advierte. "Necesitas saber quién maneja. ¿Es un buen conductor? Tienen un sistema de puntuación pero, ¿se puede realmente confiar en él? ¿Se puede confiar en las personas que lo recomendaron? ¿Quién más viaja en el auto?"
"Recabamos mucha información", responde Callot. "Nombre, edad, género, profesión. Cada vez pedimos a la gente que se conecte a través de Facebook. Tenemos clasificaciones entre homólogos para que cuando usen BlaBlaCar, como conductor o como pasajero, puedan votarse unos a otros".
"Y tenemos una función llamada ’Sólo mujeres' para que puedan elegir trayectos solamente entre mujeres".
No es Uber
BlaBlaCar espera poder evitar muchos de los problemas a los que ya se enfrenta Uber.
Los conductores en la aplicación de BlaBlaCar solo pueden cobrar por el costo del viaje.
No tienen que cambiar su seguro o pagar impuestos sobre el dinero que reciben de los pasajeros pues, técnicamente, no están ganando un beneficio.
Brusson dice que las empresas como Uber y Airbnb se han alejado del espíritu original de la economía compartida, pues ofrecen un servicio comercial a los clientes, no un servicio compartido entre un consumidor y otro.
Dice que la "red de transporte global" que BlaBlaCar ha construido se basa en el conocimiento de que el promedio de ocupación de un auto en la mayoría de los países en el mundo es de unos 1,5 asientos por auto.
"La forma más extendida de viajar a través de Europa y en todo mundo es el auto", dice Brusson.
"Cuando piensas en el volumen de asientos disponibles en autos y en el hecho de que no están ocupados es absurdo. Es como gestionar una aerolínea con tres cuartos de tu aeronave vacía".