En Siria, la situación en el terreno es cada vez más desesperada, pero fue la respuesta de Occidente la que más atención generó en el encuentro en Roma entre EE.UU., la Unión Europea (UE), varios países árabes y la oposición siria.
Particularmente, el nuevo secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, fue presionado para mostrar algún cambio en la posición de su país frente al conflicto.
Y es que desde hace dos años se han detectado dos espacios temporales, dos relojes distintos funcionando.
Por un lado, está el ritmo de los hechos sobre el terreno. El conflicto se extendió, aumentaron las víctimas civiles y se ha producido un éxodo de refugiados hacia los países vecinos, por no hablar del gran número de personas desplazadas dentro de Siria.
Por otro lado, hay un reloj diplomático internacional, siempre funcionando lentamente, tardío en responder a los eventos y sin llegar a ser capaz de enfrentarlos con eficacia.
Por cuenta de los hechos recientes, ya se reconoce que estos dos tiempos paralelos no están funcionando.
La oposición siria está cada vez más frustrada con el apoyo -o falta de él- que tiene a disposición.
No se descartan las armas
La oposición quiere armas, en especial, sofisticados sistemas antitanque y antiaéreos que en su opinión podrían balancear las fuerzas sobre el terreno.
En un punto, amenazó con boicotear definitivamente la reunión de Roma si no veía señales de un cambio radical en la política de Occidente.
Pero, después de todo, parece que los cambios han llegado. Kerry indicó que el Congreso de su país pedirá US$60 millones de ayuda adicional para la oposición siria.
"La política de Reino Unido no puede permanecer estática ante una situación cada vez más deteriorada"
Canciller británico, William Hague.
Pero es sólo el comienzo. Aún más interesante es la nueva voluntad de Washington de suministrar ayuda no letal -raciones de comida y equipos médicos- directamente a la oposición militar al régimen de Bashar al Asad.
Otros países están haciendo sus propios cambios. "La política de Reino Unido no puede permanecer estática ante una situación cada vez más deteriorada", aseguró el canciller británico, William Hague, al abandonar la reunión.
"Reino Unido apoyará al máximo cualquier variación en el embargo de armas de la UE sobre Siria".
"Enviaremos equipos que no han sido despachados antes", aseveró, pero por ahora no incluirá armas, aunque no se descarta que se envíen en el futuro si la situación sigue deteriorándose.
Moaz al-Khatib, líder de la oposición siria, pareció decepcionado con el cambio de Estados Unidos. No pidió específicamente armamento avanzado pero sí mencionó lo injusto que es que las fuerzas gubernamentales sirias sigan contando con suministro de armas.
La paciencia se agota
También presionó en torno a la idea de que se habiliten corredores humanitarios seguros, un tema que parece haber tenido una segunda oportunidad, probablemente más relevante ahora por el hecho de que la oposición siria controla más territorio.
De esta forma se dio un cambio diplomático en Roma, pero no lo suficiente como para fijar una política común frente al gobierno de Damasco.
Los niños que se esconden del horror en Siria
Aunque miles de personas han conseguido huir de Siria, hay muchos que se encuentran atrapados. Entre ellos, cientos de niños. Algunos de ellos viven en cuevas, donde se esconden de los combates.
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Sin embargo, las señales son claras. La paciencia diplomática se agota. Hague habló sobre "una nueva etapa en nuestra respuesta a Siria".
Su siguiente comentario también fue interesante. Habló sobre el cambio en el balance de riesgos. Se refirió a la extrema situación humanitaria en ese país y el hecho de que hay una inestabilidad regional que crece permanentemente.
"Nuestra política no puede permanecer estática frente a una situación cada vez más deteriorada", concluyó.
La política internacional está cambiando lentamente. El debate sobre si armar a la oposición siria no va a desaparecer. La ayuda militar no letal parece ser el siguiente paso para algunos gobiernos.
El problema es que el debate sobre el suministro de armas no es simple. Darle armamento a la oposición puede equiparar la confrontación, pero así mismo podría extender el derramamiento de sangre a corto plazo.
¿Cómo mantener las armas fuera de las manos de grupos extremistas islámicos?
Y es muy cierto, como algunos argumentan, que el suministro de armas aumentaría la influencia de los gobiernos occidentales sobre grupos que desempeñarían un papel clave tras la eventual salida de Asad.
El pasado suministro de armas occidentales a Afganistán e Irak ha llevado a Occidente a pensar una respuesta más compleja.
Una de las razones por las que el reloj diplomático ha marchado tan despacio es, para ser justos, que mientras cosas terribles ocurren en suelo sirio, no hay probablemente una respuesta diplomática fácil a lo que sucede.