Los líderes de la política y sociedad estadounidense podrían estar encontrando un terreno común dónde limar sus diferencias: la fe o la religión y su enseñanza de hacer lo que es moralmente correcto.
Las instituciones religiosas organizadas en Estados Unidos han sido aliadas de los activistas que abogan por los derechos de los inmigrantes y por una reforma migratoria en Estados Unidos, que abra el camino a la ciudadanía de millones de indocumentados, la mayoría latinos.
Al mismo tiempo, los más acérrimos conservadores que se oponen a una reforma que incluya cualquier mención de amnistía para quienes entraron ilegalmente al país también tienen profundas raíces religiosas, que entran en conflicto con sus estrictos conceptos sobre la ley y el orden.
De ahí que, desde que el debate inmigratorio empezó a convertirse en uno de los principales temas del país, la fe podría estar abriendo caminos para muchos renuentes acepten una reforma migratoria.
En la vanguardia
Los gupos religiosos siempre han jugado un papel en los asuntos de los inmigrantes en Estados Unidos, que se han vuelto más importantes con el tiempo.
Ya sea proveyendo asistencia, consejo, refugio o santuario, muchas organizaciones de fe abogan públicamente para que se adopten leyes humanitarias y sensatas con el propósito de fortalecer las comunidades inmigrantes para el bien de la sociedad.
Un amplia gama, que va desde las labores de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica -históricamente considerada la iglesia de los inmigrantes- pasando por las congregaciones judías y las principales denominaciones protestantes, "todas han tomado grandes pasos para encontrar un terreno común y presentar un frente unido a favor de una reforma integral", expresó Donald Kerwin, director del Centro de Estudios Migratorios en Nueva York.
"Es una coalición fuerte y creciente que presenta una voz moral unida para tratar a los inmigrantes de una manera justa"
Donald Kerwin, Centro de Estudios Migratorios en Nueva York
Casi unánimemente, dijo Kerwin a BBC Mundo, las religiones organizadas han salido en favor de una reforma que incluya la legalización y ciudadanía de un número significativo de personas que entraron sin autorización a EE.UU.
"Es una coalición fuerte y creciente que presenta una voz moral unida para tratar a los inmigrantes de una manera justa", añadió.
Aunque instituciones como la Conferencia Episcopal lleva muchos años de lucha en este ámbito, otras se la han unido recientemente. Sally Steenland, directora de la Iniciativa de Fe y Política Progresiva del Centre for American Progress (CAP), una organización de centro-izquierda en Washington, señaló que el movimiento proinmigrante siempre ha sido preocupación de los grupos religiosos.
"En algunos casos han estado a la vanguardia cuando el movimiento se ha estancado", aseguró a la BBC. "Han sido las comunidades de fe las que han mantenido esa vigilia en los momentos difíciles y le han dado relevancia".
Lucha natural
Steenland manifestó que es algo natural, porque estas instituciones están en las primeras filas de la batalla inmigratoria, son las que ven las deportaciones, la separación de familias, el hostigamiento en estados como Alabama y Arizona que han aplicado estrictas leyes contra la inmigración indocumentada.
"Eso les penetra en lo más profundo de sus sensibilidades y creencias fundamentales", comentó. "Son principios de familia, de compasión, de recibir a un extraño, así como lo dicen los textos bíblicos".
Pero esos mismos principios los enarbolan políticos conservadores y sus adeptos que, hasta ahora, se han opuesto a ofrecer un camino hacia la ciudadanía a aquellos que han violado las leyes migratorias al entrar al país sin los documentos requeridos y se han quedado.
"El concepto del imperio de la ley está arraigado en leyes que son justas y que respetan los derechos humanos"
Sally Steenland, Centre for American Progress
Pero sus preocupaciones sobre el imperio de la ley y el cumplimiento de ésta entran en conflicto con lo que ellos típicamente son, resaltó Donald Kerwin, del Centro de Estudios Migratorios.
"Su perspectiva es realmente de empatía con el inmigrante", aseguró. "El concepto del imperio de la ley está arraigado en leyes que son justas y que respetan los derechos humanos".
En su labor de activista proinmigrante, Kerwin habla con muchos de estos grupos religiosos que, dijo, vienen a él para aprender de un tema que es bastante complicado con la intención de hacer las cosas de acuerdo a sus fundamentos religiosos.
"Se les habla de quiénes son estos inmigrantes, por qué vinieron, qué hacen y cuáles son sus aspiraciones. Es una narrativa que es muy opuesta al concepto dominante de que representan un peligro y que tienen tendencias criminales". Explicó que, después, los temores de hasta el más antiinmigrante quedan mitigados.
"Se encuentra un nivel basado en fundamentos comunes y que permite abrir un diálogo que de otra forma sería imposible".
Asunto moral
Ese diálogo parece haber motivado un cambio en la participación de elementos blancos evangélicos más conservadores, indicó Sally Steenland de CAP. "Líderes de grupos fundamentalistas como la Convención Bautista del Sur o de antiguos miembros de la ultraconservadora Coalición Cristiana, que han salido de una manera muy pública que abandona los calificativos demoníacos a cambio de un lenguaje de bienvenida".
Para Gabriel Salguero, presidente de la Coalición Nacional Evangélica Latina, "es un asunto humano, moral". Salguero habló este lunes durante el lanzamiento de una red que reúne instituciones religiosas conservadoras, oficiales de la ley y empresarios para resaltar que la reforma inmigratoria es "la medida correcta desde un punto de vista económico y moral".
"Hemos llegado a un punto en que se ha rebozado la copa. Esto se ha convertido en un movimiento real"
Gabriel Salguero, Coalición Nacional Evangélica Latina
Según Salguero, lo que fomentan es que se apliquen leyes que respeten la dignidad humana. Una de ellas es un vía hacia la ciudadanía lograda de manera justa.
Contestando la inquietud de BBC Mundo sobre cómo crear un espacio común de entendimiento con los grupos más conservadores en términos migratorios, el líder religioso aseguró haber experimentado una reconciliación de posturas.
"Hemos llegado a un punto en que se ha rebozado la copa. Esto se ha convertido en un movimiento real", destacó.
Para Sally Steenland, el momento crucial vendrá en los próximos meses, cuando se verá cuáles son las presiones políticas y cuáles las religiosas.
"Mi esperanza es que el caso moral se lleve la partida. Que se logre un entendimiento entre lo más acertado, lo más inteligente y lo más sensato", concluyó.