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Bridget O. Shea Skelligs Experience Visitor Centre

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El viaje en barco tarda alrededor de dos horas.

Skellig Michael es una pequeña, abrupta y empinada isla a unos 11 kilómetros de la costa suroccidental de Irlanda.

Alberga un monasterio cristiano del siglo VI declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y enmarcado en un espectacular paisaje.

Pero poca gente la conocía hasta que el equipo de "Star Wars: el despertar de la fuerza", la tercera película más taquillera en la historia del cine, decidió grabar allí una de sus escenas más importantes.

Entonces, la oficina de turismo de Irlanda (Tourism Ireland) lanzó una campaña turística para promocionarla.

Y el director de la saga más exitosa del celuloide, JJ Abrams, salió en un video explicando la elección de esta desconocida isla como escondite intergaláctico de Luke Skywalker.

Ahora, los comerciantes y hoteleros de la península más cercana, Iveragh, quieren que el gobierno irlandés extienda las visitas turísticas a Skellig Michael.

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El monasterio de Skellig Michael y, al fondo, la isla pequeña.

"La película está generando un enorme interés y muchas reservas", le dijo al diario The Independent Gerard Kennedy, dueño de un hotel en Portmagee, pueblo desde donde salen los barcos a la isla.

"El problema es que se ha creado una expectativa de que la gente podrá ir a la isla y solo un número muy pequeño pueden visitarla cada día. Hay que extender la temporada", dijo.

"Este año el periodo de visitas es del 18 de mayo hasta el 30 de septiembre", le explicó a BBC Mundo John O’Sullivan, gestor del centro de visitantes The Skellig Experience.

Hay 11 personas con licencias para llevar pasajeros en unos barcos de 4 metros por 12.

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El cementerio de la isla, al lado del monasterio.

Y muchos días ni eso, porque el mal tiempo hace imposible la travesía en barco.

Quienes consiguen llegar, podrán disfrutar de la vista de los techos abovedaos del monasterio sobre un acantilado de 200 metros y de un faro situado a 50 metros del nivel del mar.

Según los datos de la Oficina de Obras Públicas de Irlanda (Office of Public Works), que administra la isla, el año pasado la visitaron 12.560 personas.

Los ecologistas mantienen que los tesoros arqueológicos y ecológicos de la isla están en peligro por su repentina popularidad.

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La película es ya una de las más taquilleras de la historia.

Tanto la isla grande, Skellig Michael, como su hermana pequeña (que solo se puede ver desde el barco) albergan importantes colonias de aves marinas.

"Claro que es espectacular, pero lo que no se ha entendido es que es también extremadamente frágil", le dijo Claire O’Halloran, guía de la isla por casi tres décadas, a la radio pública canadiense CBC.

O’Halloran cree que no se debería haber permitido el rodaje de la Star Wars en la isla, que ella califica de "pequeña joya".

Preguntada por BBC Mundo, Tourism Ireland explicó que el informe final de expertos concluyó que Lucasfilm (la productora de la película) cumplió con las 16 medidas de protección fijadas con anterioridad.

"No hubo ningún impacto negativo sobre las aves marinas, sus hábitats o la biodiversidad de la isla", declaró una portavoz.

"El Ministerio de Cultura estuvo en contacto con Lucasfilm durante meses antes de otorgar el consentimiento, para asegurar que se ponían en marcha todas las salvaguardas", afirmó.

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En la isla paran numerosas especies de aves.

El rodaje fue supervisado "en todo momento" y estuvo sujeto a restricciones "estrictas".

En caso de que se decidiera ampliar el acceso, otro problema sería que los traslados por la isla son complicados.

La única forma de llegar a las ruinas del monasterio es subir 600 escaleras de granito que fueron construidas por los monjes cuando llegaron a la isla.

"Es bastante difícil. No hay ascensor ni pasamanos", le dijo Frank Shalvey, de la oficina que administra la isla (OPW, Office of Public Works), a The Art Newspaper.

Según Shalvey, en 2009 murieron dos visitantes al caer por las escaleras y golpearse la cabeza.

O’Sullivan cree que el rodaje de la película ha sido bueno porque "ha atraido a muchos visitantes", pero no quiere evaluar las posibles consecuencias ecológicas.

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No es fácil moverse por la empinada isla.

"El acceso estuvo prohibido los días del rodaje", dice. Y él no tiene un "contacto directo con la isla", puesto que el centro de visitantes está en Valentia Island, unida con la península a través de un puente.