Son pequeñas, coloridas y su apareamiento asombra a los científicos: una especie de babosas marinas inyecta una sustancia en el cerebro de su pareja para influir en su comportamiento. Vea cómo lo hace.

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El apareamiento de la babosa de mar comienza lentamente. Los dos amantes entrelazan sus cuerpos en un largo abrazo.

Pero en el caso del ejemplar recientemente descubierto y bautizado temporalmente Siphopteron Especies 1, segundos después de lo que parece una tierna seducción ambos ejemplares se apuñalan mutuamente en la cabeza, con un apéndice parecido a un estilete en el pene.

De este modo, inyectan sustancias químicas en el cuerpo de su pareja en lo que se considera "un excepcional comportamiento de apareamiento traumático" de la babosa marina.

Al inyectar esos productos directamente en el cerebro, cada una de estas babosas marinas, aseguran los científicos, está tratando de cambiar la conducta de su pareja en su propio beneficio.

Estos animales -de entre 2 y 4 milímetros de longitud- están entre los muchos que inyectan químicos en sus parejas durante la cópula. Pero parece que esta nueva especie siempre lo hace en la cabeza.

Como resultado, los ejemplares quedan bloqueados uno junto al otro, en un abrazo inmóvil que dura unos 40 minutos.

Drogar a la pareja

Babosas de mar apareándose

Científicos denominaron el apuñalamiento de la pareja durante la cópula como "comportamiento traumático".

Aunque todas las babosas son hermafroditas -tienen órganos sexuales masculinos y femeninos-, cada miembro de la pareja rivaliza por desempeñar el papel de macho durante el apareamiento.

De esta manera, pueden fecundar a muchas otras babosas.

Rolanda Lange y sus colegas de la Universidad de Tübingen, en Alemania, observaron el apareamiento en el laboratorio y publicaron su investigación en la revista Proceedings of the Royal Society B.

La revista de ciencia británica New Scientist citó al científico Joris Koene de la Free University de Amsterdam, especializado en reproducción hermafrodita, quien dijo que la inyección hace a la otra babosa marina reacia a seguir fecundando. De este modo, ese ejemplar adopta el "papel" de hembra.