Una de las imágenes más icónicas del ataque en el centro comercial de Westgate, en Kenia, hace dos semanas, fue el de una madre acostada en el piso, inmóvil, protegiendo a sus dos hijos pequeños.

Su nombre es Faith Wambua. Estaba en el centro comercial con sus niños: Sy, de nueve años, y Ty, de dos, cuando ocurrió el ataque. Faith pasó cuatro horas y media "fingiendo que estaba muerta" y tratando de mantener quietos a los niños, hasta que finalmente fueron rescatados por el policía keniano Iyad Adan.

La BBC logró ubicar a la señora Wambua y a continuación relata su experiencia ese día:

Estabamos buscando la florería cuando escuchamos un ruido muy fuerte: "bang". Pensé que el edificio se estaba derrumbando y que lo mejor era tumbarnos en el piso en un área abierta.

Les dije a los niños: "acuéstense, acuéstense". Y pensé que quizás era un robo y que en cinco o seis minutos teminaría. Pero pasó el tiempo y estábamos esperando que alguien dijera: "levántense, ya se fueron".

Pero no fue así. Parecía que estaba ocurriendo algo peor. Mi hija estaba rezando en voz muy alta y decía: "Jehová, Jehová, por favor protégenos".

Yo también rezaba pero en voz más baja y pensé que mi hija estaba hablando muy alto y que podría delatar nuestra posición así que le pedí que bajara el volumen.

No sabía lo que estaba pasando pero supe en ese momento que tenía que pedir a los niños que se quedaran muy quietos.

Me preocupaba mi hijo, que sólo tiene 21 meses. Habíamos desayunado como a las nueve y sabía que tenía hambre.

Comencé a pensar: "Mi santo Jehová, este niño se va a despertar y va a empezar a llorar". Puse mi dedo en su boca para confortarlo y se quedó quieto.

Faith Wambua

Faith Wambua estaba comprando en el centro de Westgate cuando ocurrió el ataque.

Olor a pólvora

Había muchos vidrios rotos a nuestro alrededor y trozos de concreto de los pilares. Recogí unas esquirlas y comencé a jugar con ellas. Ty adora los insectos así que pretendí que las esquirlas eran insectos.

Tomé un pedazo de vidrio y le dije: "Mira, dudu". Dudu es insecto en swahili. Le dije: "Ty, mira: dudu te va a comer".

Eso pudo haberlo espantado un poco pero lo mantuvo quieto. Y jugamos ese juego durante casi una hora. Fue increíble como se mantuvo tan calmado.

Hubo un momento en que ellos se `nos acercaron mucho. Yo podía oler la pólvora y podía escuchar los casquillos de bala cayendo al suelo. Entonces supe que estábamos acabados.

Ese fue el momento en que empecé a cantar una canción sobre la resurección porque pensaba que los tres íbamos a morir.

Recuerdo el punto en que se nos acercaron más. Había una señora acostada en el piso como a dos metros de nosotros. Yo los escuché caminar y escuché que conversaban. Entonces empezaron a llamar: "mama, mama". No supe si estaban hablándome a mi pero pensé que no iba a levantar la cabeza.

"Mama, mama".

"Ella empezó a gemir: "me estoy muriendo, me muero". Pero nosotros no podíamos hacer nada. Ni siquiera podíamos levantar la cabeza para mirarla. En ese punto el terror se adueñó de mi porque supe que yo seria la próxima."

Faith Wambua

Entonces oí que la señora les contestaba y menos de cinco segundos después sonaron dos balazos. Ella se quedó quieta. Nosotros seguimos sin movernos y ella empezó a gemir: "me estoy muriendo, me muero". Pero nosotros no podíamos hacer nada.

Ni siquiera podíamos levantar la cabeza para mirarla. En ese punto el terror se adueñó de mi porque supe que yo seria la próxima.

Realmente fue un milagro. No puedo explicar cómo no nos vieron si estábamos tan cerca de ella. Estábamos aterrorizados.

Rescate

Después de un rato alguien me tocó la mano y dije: "Santo Jehová, nos encontraron".

Esta persona empezó a llamarnos: "mama, mama, ¿estás bien?". Pero yo fingí estar muerta.

"Mama, mama, ¿estás bien?". Pero yo no respondí. Oí que esta persona se movía y que se nos acercaba. Y pude sentir que tocaba a mi hijo porque yo estaba recostada sobre él.

Vigilia por las víctimas de Westgate

67 personas murieron durante el ataque de cuatro días en Kenia.

Después tocó a mi hija. Y ella confió en él. Levantó la cabeza y le preguntó: "¿quién eres?".

Él respondió que estaba con la policía. Y en ese momento levanté la cabeza y lo miré.

Al principio no le creí porque llevaba una chaqueta de civil. Pero después me mostró su uniforme.

El dijo: "Estoy con la policía. Estamos aquí para ayudarlos". Y mi hija le preuntó: "¿cómo sabemos que ustedes no son los malos?".

Nos contestó que miráramos hacia un lugar donde vimos a varios policías. Pude ver claramente a distintas personas en uniforme.

Tenían armas y estaban apuntando hacia varias direcciones.

El oficial de policía nos pidió que nos levantáramos. Era muy amable. Tomó a mi hijo, mi hija corrió hacia adelante y yo me protegí con su cuerpo. Entonces corrimos hacia la salida.