La temperatura llega a los 35°C y las colas a la entrada del centro de distribución de máscaras de gas en Tel Aviv -el único en la región- se mueven muy lentamente.

Hay gente que ha esperado seis horas por las máscaras que temen necesitarán si Estados Unidos y sus aliados bombardean Siria.

En el piso quedan botellas de agua vacías y paquetes de cigarrillos, mientras que un hombre que vende bebidas heladas dice que desde la mañana vendió 300.

Al principio de la cola, un funcionario empuja la pesada puerta de vidrio para abrirla, grita un nombre y entrega un montón de cajas que contienen las máscaras de gas a una mujer aliviada por que el calvario ha terminado por fin.

Otros empujan, mostrando sus tarjetas de identidad, esperando que el funcionario escriba sus nombres y los ponga de próximos en la cola.

Aunque los ánimos están crispan y las frustraciones se manifiestan, no hay una sensación de pánico aquí.

Miedo a las represalias

Bashar al Asad con el funcionario iraní Aladin Borujerdi

El presidente sirio dijo que su país se defenderá de cualquier agresión.

Pero hay temor de que los militares sirios o Hezbolá, en el sur de Líbano, puedan atacar a Israel en retaliación por las incursiones aéreas occidentales.

En el peor de los casos, se usarían armas químicas en cualquiera de esos ataques en represalia.

"Es atemorizante para mí y mi bebé", dice una mujer llamada Yulia, mientras espera en una fila especial para gente con niños pequeños.

Su bebé apenas tiene tres meses.

"También me da miedo porque podrían llamar a mi esposo para la reserva militar. Las repercusiones para nosotros podrían ser realmente muy malas".

Ha habido colas largas en todos los centros de distribución a lo largo de Israel durante los últimos días. Solamente el jueves se entregaron 10.000 máscaras.

"Las repercusiones para nosotros podrían ser realmente muy malas"

Yulia, residente de Tel Aviv

Según un destacado político del Partido Laborista, el exministro Isaac Herzog, los temores de la población son impulsados por la suposición de que Siria cuenta con una gran existencia de armas químicas que podrían ser empleadas contra Israel.

"Ahora hay presión (por reservas de máscaras de gas) porque… mis fuentes en la oposición siria dicen que (el presidente sirio) Bashar al Asad tiene 3.000 toneladas de gas sarín", afirma Herzog. "Es una cantidad enorme".

Considerando que es una cifra mucho más alta que otros cálculos, se cree que Siria tiene la cuarta reserva más grande de armas químicas del mundo, lo cual hace que esta época sea particularlmente preocupante para los israelíes con hijos.

"Ser una esposa, una madre y tener una familia aquí es muy inquietante", comenta Taire Shraga, una directora de mercadeo basada en Jerusalén.

"Mi hija ni siquiera tiene una habitación segura en su centro preescolar".

Seguir con normalidad

Altos del Golán

Los Altos del Golán son una meseta que Israel ocupó a Siria tras las guerras de 1967 y 1973.

Pero entre quienes hacen cola por máscaras de gas, hay muchos que creen que las probabilidades de que Siria ataque a Israel en represalia por las incursiones aéreas occidentales son escasas.

Y esto concuerda con la evaluación de los militares y las agencias de inteligencia israelíes.

Para enfatizar el punto, el primer ministro Benjamin Netanyahu volvió a exhortar a la gente a seguir sus vidas con normalidad.

En conjunto, los ánimos en el país parecen relativamente en calma incluso después de los anuncios de que las defensas aéreas en el norte se estaban fortaleciendo y de que se había llamado a algunos soldados de la reserva.

"Yo diría que entre 60% y 70% de los israelíes piensan que Siria no atacará a Israel si la operación estadounidense se limita a un ataque quirúrgico y no intenta acabar con el régimen del presidente Asad", señala el profesor Ephraim Yaar, jefe del programa de resolución de conflictos de la Universidad de Tel Aviv y experto en opinión pública israelí.

"Yo diría que entre 60% y 70% de los israelíes piensan que Siria no atacará a Israel si la operación estadounidense se limita a un ataque quirúrgico"

Ephraim Yaar, experto en opinión pública israelí

"Si la acción estadounidense es más amplia y causa daño al gobierno de Asad y sus reductos, entonces tendríamos que preocuparnos no sólo por Siria, sino también por Hezbolá".

Expertos en inteligencia creen que Asad sabe que atacar a Israel sería suicida para su régimen, pues el contragolpe de los militares israelíes sería muy duro.

Pero a los expertos les preocupa que la poderosa milicia chiita Hezbolá, basada en Líbano, pudiera tratar de lanzar alguna clase de ataque, aunque agregan que las probabilidades son reducidas.

"Me parece que el riesgo de que Hezbolá abra fuego contra Israel después de un ataque a Siria es incluso más alto que la probabilidad de que los mismos sirios lo hagan", indica el exasesor de Seguridad Nacional israelí, Giora Eiland.

"Tiene sentido que si Siria es atacada por EE.UU. o sus aliados, Irán dará instrucciones a Hezbolá para abrir fuego contra Israel".

La cuestión es si sería un ataque simbólico en pequeña escala que Israel pudiera ignorar o algo mucho más grande, que provocaría una respuesta israelí.