Con la experiencia de una elección presidencial perdida, con un tono mucho más agresivo y a pesar del viento en contra que señala la mayoría de encuestas, Henrique Capriles Radonski tiene la esperanza de ponerle fin a 14 años de chavismo en Venezuela.
"Nicolás, no te vistas que no vas", es uno de los gritos de batalla más conocidos de este abogado soltero de 40 años que se medirá ante el candidato del oficialismo, Nicolás Maduro, ungido como sucesor por el fallecido Hugo Chávez en diciembre pasado.
Incluso va más allá. Asegura que será electo presidente este domingo 14 y que será juramentado el 19 de abril, día del grito de la independencia venezolana en el año 1810.
Pocos dudan que Capriles sea la mejor carta de la oposición venezolana para intentar llegar al gobierno. Pero el hecho de que ahora no compita con Chávez no significa que el camino a la victoria sea menos complicado.
Esta vez se adentrará en una campaña electoral teñida por la emoción generada por la muerte de un líder carimástico que gobernó Venezuela durante más de una década. Un desafío adicional luego de que en octubre perdiera frente a Chávez por casi 11 puntos porcentuales.
Pese a la diferencia, se trató de una histórica actuación para el bando opositor, que anteriormente solía tener dificultades para alcanzar la unidad para pelearle la Presidencia a Chávez.
"Ya llevo dos vicepresidentes, que los he raspado (vencido), raspaítos, ya llevo dos, la tercera es la vencida (…) manden al tercero", dijo hace poco Capriles, aludiendo sus victorias en elecciones regionales en las que derrotó a los exvicepresidentes Diosdado Cabello y Elías Jaua.
A Maduro lo ha calificado de "mentiroso" e "incompetente".
Los sondeos colocan a Maduro sobre Capriles, quien en una declaración tras el anuncio de la muerte del mandatario dijo que no había sido un "enemigo" de Chávez sino un "adversario". "Entre todos garantizaremos la paz que esta patria se merece", agregó.
"Hay un camino"
"Ya llevo dos vicepresidentes, que los he raspado (vencido), raspaítos, ya llevo dos, la tercera es la vencida (…) manden al tercero"
Henrique Capriles
Capriles en general ha preferido la moderación, y en la campaña electoral pasada raramente nombraba o atacaba a Chávez directamente. Aunque sí cuestiona muchas de sus políticas, suele repetir que Venezuela precisa alguien que hable menos y trabaje más.
Busca también dejar atrás las divisiones que aquejan desde hace años a la sociedad: "No hay chavistas y escuálidos (término despectivo que usa Chávez para referirse a los opositores). Somos todos venezolanos", ha asegurado.
Pero en la actual contienda contra Maduro, Capriles se ha mostrado más agresivo y directo. Calificó a Maduro de "toripollo" (cuerpo de toro, cara de pollo) y agregó: "A los mentirosos hay que enterrarlos con votos para que no se les ocurra gobernar al país nunca más".
Y Capriles no sólo ha recurrido a los discursos. También se ha valido de la canción "Mentira fresca", versionada por el salsero puertorriqueño Willie Colón para apoyarlo.
Conocido por usar una gorra de béisbol con los colores de la bandera venezolana, su lema de campaña ha sido "Hay un Camino".
Aliento a la inversion, garantías jurídicas y el ojo en el crecimiento pero con la bandera de la justicia social en alto: esa es su concepción de gobierno.
En materia petrolera, eje de la economía venezolana, se deslumbra con el modelo noruego: "Utilizar el petróleo para no depender del petróleo, hay que diversificar la economía".
Agregó, en diálogo con BBC Mundo, que "Venezuela no tiene sólo petróleo. Tenemos reservas de hierro, oro, coltán para hacer teléfonos. Tenemos 30 millones de hectáreas de tierra fértil".
Y ha asegurado que de alcanzar la Presidencia, mantendrá las populares "misiones", los programas sociales de Chávez.
Admirador de Lula
Capriles proviene de una familia adinerada dueña de una cadena de cines y otros negocios.
Por un viaje que realizó a Miami y Nueva York, Maduro lo llama "el príncipe de Manhattan". Dijo también que lo están monitoreando y lo ha acusado de tener una propiedad en Nueva York.
De acuerdo al diario estadounidense The New York Times, una hermana de Capriles y su marido compraron un apartamento de US$4,1 millones en 2011.
El opositor se define como un político progresista y admirador de la obra del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva.
Pese a las críticas desde algunos sectores por su origen social, Capriles, señalan sus partidarios, sabe cómo hablar el "lenguaje del pueblo". Y se define como de centro-izquierda, además de buscar desmarcarse de la tradicional oposición venezolana.
Soltero y sin hijos, en sus actos de campaña bromean con las pasiones que levanta entre las mujeres y con que para algunas sea el hombre sin pareja más codiciado de Venezuela.
Pese a su juventud, cuenta ya con una dilatada trayectoria política, pues está en el primer plano de la actividad pública desde 1999, cuando fue elegido diputado con 25 años de edad.
En esa gestión se convirtió en el más joven presidente de la Cámara de Diputados y vicepresidente del conjunto del Parlamento, que entonces era bicameral.
Entre 2000 y 2008, se desempeñó como alcalde en el municipio Baruta, desde donde accedió a la gobernación del estado Miranda, cargo que dejó para concurrir a las elecciones presidenciales.
Además de la precocidad, su trayectoria política aparece marcada por lo que sucedió en la embajada de Cuba en Caracas en 2002, acerca de lo que existen versiones encontradas.
Capriles fue captado por unas cámaras de seguridad accediendo a la embajada en medio de una airada protesta antichavista. Según su versión, fue autorizado a entrar para hablar con los diplomáticos cubanos de cara a ayudar a tranquilizar los ánimos.
La versión que posteriormente hicieron pública los cubanos y que abrazó el oficialismo fue que irrumpió para comprobar que no estaban refugiados altos funcionarios del Ejecutivo, que se encontraban en paradero desconocido por estar en marcha el golpe contra Chávez. Capriles terminó pasando unos meses privado de libertad hasta que salió de prisión por falta de pruebas para iniciar un juicio.