Bandas punteras junto al mar turquesa, alojamiento cinco estrellas, comida gourmet, fiestas en yates, la oportunidad de codearse con las modelos más famosas del momento.
Eso es lo que había prometido los organizadores del Fyre Festival, un evento musical que iba a celebrarse por dos semanas en una isla privada de Bahamas y que pretendía competir con el de Coachella, California (Estados Unidos).
Modelos como Bella Hadid, Emily Ratajkowsi y Kendall Jenner lo habían promocionado en sus redes sociales, posando en bañador.
Las entradas se agotaron en diciembre, cuando fue anunciado, y los asistentes pagaron por ellas entre US$1.000 hasta US$12.000. Otros llegaron a desembolsar hasta US$50.000 por paquetes con todo incluido.
El festival arrancaba este fin de semana, y el jueves por la noche las redes sociales ya empezaron a llenarse con mensajes e imágenes que dejaban patente que aquel paraíso prometido en realidad era una pesadilla.
El cayo Fyre, la isla privada en la que iba a tener lugar el evento, resultó ser un lote de tierra sin construir situado junto al resort de lujo de la cadena Sandals.
El alojamiento con aire acondicionado lo formaban en realidad unas tiendas de campaña y la comida de lujo se limitó a unos sándwiches de queso acompañados de lechuga.
Así lo reportaron con fotos decenas de usuarios de las redes.
Varados
Para el viernes por la mañana la situación empeoró: los vuelos internos fueron cancelados, por lo que aquellos que habían acudido por sus propios medios al aeropuerto de la isla Gran Exuma para tratar de huir de aquel "infierno" se quedaron varados.
Es el caso de Maude Etkin, de 23 años, quien le relató su experiencia, aún en bañador y tras llevar 10 horas atrapada en ese aeropuerto, al medio estadounidense The New Yorker.
Además de las entradas y el vuelo, había pagado US$500 por alojarse con ocho amigas en una habitación con camas dobles y aire acondicionado
"Pero en realidad lo que había era unas tiendas de campaña de emergencia blancas, nada más. Era un lugar árido y estaba desorganizado. La tela de las tiendas tenía agujeros y no había camas. No había forma de guardar las pertenencias de forma segura", le contó a la periodista Jia Tolentino.
Junto a ella, había en el lugar unas 200 personas más, añadió.
Chloe Gordon, quien fue contratada para trabajar en la producción del evento en marzo, pronto previó cuál sería su futuro.
Así lo escribió en el medio estadounidense NYMag.com.
"Cuatro días después de haber llegado ya estaba en un avión de regreso a Nueva York porque toda la cosa, como todo el mundo sabía ya, iba a ser un completo desastre".
La aspirante a productora cuenta que se encontró con un terreno de gravilla, vacío, en el que no se había empezado a construir nada y para el que no se había contratado sistema de transporte.
"Cuando contacté con las empresas que gestionaban las giras de las bandas contratadas, casi todas tenían la misma pregunta (…): ¡Ey, dónde está nuestro dinero?", escribe.
Una de las primeras bandas en cancelar su asistencia fue Blink-182.
El grupo lo hizo saber también a través de su cuenta de Twitter, con un mensaje en el que subrayaba que el festival no tenía la calidad a la que ellos están acostumbrados.
El evento ha sido pospuesto sin fecha.
Los organizadores, entre ellos el rapero Ja Rule y el empresario Billy McFarland, pidieron disculpas en un comunicado colgado en su página web.
"Debido a circunstancias ajenas, la infraestructura no estaba preparada a tiempo para cumplir con lo ofertado", escribieron.
Por su parte, las autoridades de Bahamas también pidieron disculpas por el "caos" del festival.