La gran final del fútbol latinoamericano, River Plate vs. Boca Juniors, estuvo marcada por la violencia.
El autobús de Boca Juniors que conducía al estadio a la plantilla fue atacado por fanáticos de River Plate antes de llegar, en el barrio de Belgrano de Buenos Aires, según informó la agencia Efe.
Algunos proyectiles rompieron vidrios del vehículo y a continuación la Policía empleó gases para dispersar a los agresores lo que terminó por afectar a los jugadores, según explicaron directivos de Boca, recoge Efe.
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La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) reprogramó para más tarde el partido, luego anunció que se jugaría este domingo y finalmente lo canceló hasta nuevo aviso alegando que los equipos no se encontraban en igualdades de condiciones para el encuentro.
Según el diario local La Nación, el mediocampista Pablo Pérez y el volante Gonzalo Lomardo recibieron atención médica por las lesiones que sufrieron.
Jorge Pablo Batista, médico de Boca Juniors, publicó en su cuenta de Instagram fotografías de los jugadores, con el mensaje: "Vergüenza para el fútbol argentino".
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Las autoridades habían desplegado un gran dispositivo de seguridad para el gran encuentro.
Al menos diez personas fueron arrestadas este sábado por los incidentes que se registraron en los alrededores del estadio Monumental, con capacidad para unas 66.000 personas.
El encuentro había generado mucha expectación, no solo en Argentina, sino en toda la región.
Los directores de ambos equipos se reunirán este martes 27 de noviembre en la sede de Conmebol para acordar una nueva fecha.
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