El líder de la revolución cubana, Fidel Castro, aseguró que no esperaba vivir tanto tiempo cuando dejó el poder en julio de 2006 como consecuencia de una grave enfermedad.

"Estaba lejos de imaginar que mi vida se prolongaría otros siete años más", asegura Castro en el texto "Las verdades objetivas y los sueños" publicado en el diario oficial Gramma un día después de su 87 cumpleaños.

"Apenas comprendí que sería definitivo, no vacilé un segundo en proclamar el día 31 (de julio) que cesaba en mis cargos como presidente de los consejos de Estado y de ministros", dice Castro al hacer referencia al momento en el que decidió transferir el poder a su hermano Raúl.

Entonces, recuerda el expresidente, tenía pendiente terminar la revisión de libro de entrevistas "Cien horas con Fidel" del periodista español Ignacio Ramonet.

"Estaba acostado, temía perder el conocimiento mientras dictaba y a veces me quedaba dormido. No obstante, día por día respondía a las endiabladas preguntas que me parecían interminablemente largas; pero persistí hasta que terminé", apunta.

Pasados los peores momentos de la enfermedad y en estos años que, según él mismo ha reconocido, no esperaba vivir, Castro dice haber tenido "el privilegio de leer y estudiar muchas cosas" que debió "aprender antes".

Chávez, "mejor amigo"

Chávez y Fidel Castro

Castro dice que Chávez fue su "mejor amigo" en sus años de político activo.

En el artículo, en el que el líder de la revolución cubana hace un repaso a diversos hechos históricos, también hace referencia a la muerte del expresidente venezolano Hugo Chávez quien, asegura, fue su "mejor amigo" en sus años de político activo y de quien guarda "un especial recuerdo".

"Hombre de acción e ideas, lo sorprendió un tipo de enfermedad sumamente agresiva que le hizo sufrir bastante, pero enfrentó con gran dignidad y con profundo dolor para familiares y amigos cercanos que tanto amó. Bolívar fue su maestro y el guía que orientó sus pasos en la vida. Ambos reunieron la grandeza suficiente para ocupar un lugar de honor en la historia humana", afirma al final de su artículo.

Castro, que llegó al poder tras la revolución de 1959, revela en el artículo que en 1980 la Unión Soviética le advirtió que ya no estaba preparada para defender la isla ante un eventual ataque estadounidense.

Por el contrario, afirma, el difunto líder norcoreano Kim Il Sung le envió 100.000 rifles sin pedir nada a cambio.

"Decidimos solicitar a otros amigos las armas suficientes para contar con un millón de combatientes cubanos. El compañero Kim II Sung, un veterano e intachable combatiente, nos envió 100 mil fusiles AK y su correspondiente parque sin cobrar un centavo", recuerda.