No se sabe con plena certeza quiénes y cuántos son, pero le han propinado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su primera gran derrota política: el bloqueo de los esfuerzos para derogar y sustituir la Ley de Cuidado de Salud Accesible, mejor conocida como Obamacare.
El llamado Freedom Caucus, un grupo de parlamentarios de línea dura del Partido Republicano, dejó varada una iniciativa política clave impulsada por un gobierno y un congreso liderados por su propio partido.
Su negativa a aprobar la llamada Ley de Cuidado de Salud Estadounidense (AHCA), luce más drástica cuando se considera que era la primera oportunidad real que tenían los republicanos de librarse del Obamacare, al que se habían opuesto de forma consistente durante los últimos 7 años.
El Freedom Caucus cuestionaba que la nueva ley no iba suficientemente lejos pues no eliminaba totalmente el Obamacare, al mantener en pie algunos subsidios y no eliminar la exigencia hecha a las aseguradoras de cumplir con una serie de coberturas médicas esenciales. Por ello, la consideraban una suerte de Obamacare descafeinado.
Pese a los esfuerzos del propio Trump y del líder del Partido Republicano en el Congreso, Paul Ryan, los miembros del grupo mantuvieron su negativa lo que forzó la retirada apresurada del proyecto de Ley antes de ser sometido a votación en la Cámara de Representantes.
Esa medida no evitó que lo ocurrido fuera visto como una derrota para el Partido Republicano y el gobierno.
A la hora de buscar culpables, Trump apuntó en varias direcciones, incluyendo al Freedom Caucus, así como a otras organizaciones conservadoras como el Club para el Crecimiento y la Fundación Heritage.
"Los demócratas están sonriendo en (Washington) D.C. ahora que el Freedom Caucus, con la ayuda del Club para el Crecimiento y Heritage, han salvado a Planned Parenthood y al Obamacare", escribió el mandatario el domingo en su cuenta de Twitter.
Planned Parenthood es una organización que ofrece servicios de atención de la salud reproductiva a la que los republicanos acusan de promover el aborto.
Un grupo secreto
Pero, ¿quiénes son los miembros de este grupo parlamentario y por qué tienen tanto poder?
El Freedom Caucus fue creado en enero de 2015 por un grupo de nueve parlamentarios republicanos, entre ellos Mark Meadows, de Carolina del Norte, quien desde entonces se erigió como uno de sus principales portavoces.
A diferencia de otros grupos en el congreso estadounidense, el Freedom Caucus no revela la identidad de sus miembros y no está abierto a la participación de cualquier congresista: para entrar se requiere haber sido invitado previamente.
"El Freedom Caucus le da voz a una cantidad innumerable de estadounidenses que sienten que Washington no les representa. Respaldamos un gobierno abierto, limitado y que rinda cuentas; la Constitución, el estado de derecho y políticas que promuevan la libertad, seguridad y prosperidad de todos los estadounidenses", dijeron en una declaración sobre su misión en 2015.
En parte surgían como una alternativa al Comité de Estudio Republicano, un antiguo grupo de congresistas que durante décadas ha trabajado para impulsar legislación conservadora, pero que ha crecido mucho en número de miembros y cuya eficacia ha sido puesta en duda.
La idea de los fundadores del Freedom Caucus era invitar a incorporarse a una treintena de miembros de la Cámara de Representantes.
Su cálculo no parece aleatorio: si lograban sumar unos 30 miembros estarían en posición de poder bloquear en el Congreso cualquier iniciativa legislativa que no fuera de su agrado.
Con la actual distribución de escaños (237 republicanos y 193 demócratas) y la gran polarización política que dificulta la aprobación de iniciativas con el apoyo de ambos partidos, al Freedom Caucus le basta con contar con 23 miembros para convertirse en el fiel de la balanza.
Ese objetivo fue alcanzado prontamente.
En octubre de 2015, el Centro de Investigaciones Pew realizó una investigación en la que identificó a 36 congresistas como miembros del Freedom Caucus a partir de sus declaraciones públicas, entrevistas con la prensa o respuestas directas de sus oficinas parlamentarias.
Más a la derecha
Según ese estudio, los miembros del Freedom Caucus se encuentran en promedio entre los más conservadores de la Cámara de Representantes, aunque no todos se ubican en la derecha más extrema.
Analizando las votaciones en la Cámara de Representantes y ubicándolas en una escala que iba de -1 (más liberal) a +1 (más conservador), la investigación concluyó que los miembros del Freedom Caucus tenían un promedio de +0.692, lo que les colocaba un tercio más a la derecha del promedio de los congresistas republicanos: (+0.459).
El estudio concluyó que el menos conservador de los miembros del Freedom Caucus (Steve Pearce, de Nuevo México) es más conservador incluso que el republicano promedio que no forma parte de ese grupo.
Por otra parte, sus miembros tienen menos experiencia parlamentaria: 72% de los 36 congresistas identificados por la investigación como parte del Freedom Caucus fueron electos por primera vez en 2010 o después. En el caso del resto de legisladores republicanos, esa cifra es de 54%.
Entre los miembros del grupo identificados por el estudio sólo había una mujer (Cynthia Lummis electa por Wyoming) y un representante de una minoría étnica o racial (Raúl Labrador electo por Idaho, pero nacido en Puerto Rico). Entre el resto, había varios que proceden de las filas del movimiento Tea Party.
"Caucus suicida"
Que el Freedom Caucus haya dado al traste con la iniciativa para derogar el Obamacare impulsada conjuntamente por el presidente del Congreso, Paul Ryan, y por Donald Trump es algo que no debería sorprender cuando se mira su trayectoria.
Desde sus inicios, el grupo manifestó su interés en presionar hacia la derecha al liderazgo republicano en el Congreso en temas fiscales y sociales.
Al mismo tiempo, expresaron su deseo de que el poder se trasladara desde figuras poderosas como Ryan hacia los propios parlamentarios, dando -por ejemplo- más libertad a los comités para decidir cuáles leyes impulsar y permitiendo que más enmiendas se sometan a votación en la Cámara.
El grupo también ha dado muestras de su interés en desafiar al liderazgo del partido si este no actúa con la radicalidad que ellos consideran necesaria.
Así, por ejemplo, en 2015 realizaron esfuerzos para forzar el cierre del departamento de Seguridad Nacional, dejándolo sin fondos, en un intento por hacer descarrilar las órdenes ejecutivas del entonces presidente Barack Obama sobre inmigración.
Unos meses más tarde, amenazaron con no aprobar ninguna ley que incluyera financiamiento a Planned Parenthood.
Todas estas peleas generaron enormes dificultades al entonces líder de los republicanos en el Congreso, John Boehner, quien terminó renunciando a su cargo a finales de septiembre de 2015.
Los antecedentes de los choques entre el liderazgo republicano y el radicalismo de algunos miembros del Freedom Caucus son anteriores a la creación del propio grupo.
En 2013, por ejemplo, un grupo de 80 legisladores republicanos envió una carta exigiendo una estrategia para dejar sin fondos el Obamacare o, de lo contrario, amenazaban con forzar el cierre financiero de todo el gobierno.
El texto había sido escrito por el congresista Mark Meadows y muchos de sus firmantes son miembros actuales del Freedom Caucus.
La propuesta fue rechazada por los líderes republicanos en el Congreso, lo que no evitó que poco después las diferencias por el Obamacare complicaran las negociaciones sobre el presupuesto, lo que derivó en el cierre técnico del gobierno durante 16 días debido a la falta de fondos.
La opinión pública culpó al Partido Republicano por lo ocurrido, algo que ya había sido advertido por el columnista conservador Charles Krauthammer, quien había catalogado a quienes impulsaron la iniciativa como el "caucus suicida".
Un gobierno en problemas
Las iniciativas radicales también han tenido un costo para el Freedom Caucus.
Desde su creación en 2015, al menos tres de sus miembros han abandonado el grupo.
El más reciente en hacerlo fue el congresista por Texas Ted Poe, quien se marchó molesto porque los miembros del grupo permitieron el fracaso de la iniciativa para derogar el Obamacare.
"No hay nada que pudiera agregarse a esa ley que hubiera hecho al Freedom Caucus votar favorablemente. Creo que hay algunos miembros del Freedom Caucus que votarían en contra incluso de los 10 mandamientos si fueran sometidos a la Cámara", dijo Poe en una entrevista con CNN.
Pese a que reconoció que la Ley de Salud Estadounidense "no era perfecta", Poe mostró su perplejidad ante el hecho de que sus compañeros no hubieran aprovechado la oportunidad de eliminar el Obamacare.
"Votamos 60 veces para derogar el Obamacare. Y ahora cuando realmente contaba, dijeron no", agregó.
Con la llegada de Trump, el grupo perdió otro miembro fundador: Mick Mulvaney, quien abandonó el Congreso para convertirse en el nuevo jefe de Presupuesto de la Casa Blanca.
La semana pasada, Mulvaney acudió al Congreso durante las negociaciones de la AHCA y aprovechó para reunirse con el Freedom Caucus que se oponía a la misma.
Según relató The New York Times, luego de hacerles una breve exposición a los asistentes, Mulvaney fue interrumpido por Meadows, quien le pidió que abandonara la reunión. "Sabemos que tus lealtades son ahora distintas a las que eran", le dijo.
Pese a las bajas, no hay evidencias que hagan pensar que el grupo flexibilizará sus posturas ante las iniciativas del gobierno de Trump.
"Esta gente realmente se mantiene unida. Entre los republicanos en la Cámara de Representantes ya no quedan moderados, pero esta gente es claramente más conservadora que sus colegas", dijo Laura Blessing, investigadora del Instituto de Asuntos Gubernamentales de Georgetown, a la BBC.
La experta prevé que se produzcan dificultades entre el liderazgo republicano y el Freedom Caucus en temas como la reforma fiscal, el presupuesto federal y, sobre todo, el gasto en infraestructura.
En su programa de gobierno, Donald Trump prometió invertir un plan de inversiones en infraestructura por un billón de dólares, una propuesta que no será bien vista por este grupo que favorece la austeridad en el gasto público.
A juzgar por lo ocurrido durante las fallidas negociaciones para aprobar la AHCA, cuando no fueron persuadidos ni por las propuestas para cambiar el contenido de la ley ni por las amenazas de Trump de dejar en pie el Obamacare tal como estaba, no parece un grupo fácil de convencer.
Por si fuera poco, el Freedom Caucus está fuertemente cohesionado internamente pues asume que las decisiones aprobadas por 80% de sus miembros deben ser acatadas por todos.
Su inmovilismo puede terminar por impulsar a Trump y a Paul Ryan a negociar con el liderazgo demócrata para lograr aprobar sus iniciativas.
Eso sería una gran paradoja de la era de la polarización política.