La decisión de la Audiencia Provincial de Galicia, España, de absolver a los tres acusados por el desastre del Prestige causó la indignación de grupos ambientalistas y la comunidad científica.

Tras 11 años de investigación judicial, el tribunal gallego dictaminó la absolución por delitos contra el medio ambiente de los tres únicos imputados por el vertido que ennegreció miles de kilómetros de costa: el capitán del barco, el griego Apostolos Mangouras; el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos; y el exdirector de Marina Mercante, José Luis López-Sors.

"Lamentamos que no se hayan encontrado culpables en la mayor catástrofe ambiental de España", declaró WWF España (Fondo Mundial para la Naturaleza).

"Esta sentencia demuestra que en España no estamos preparados para juzgar una catástrofe ambiental ni para condenarla ni para defender el medio ambiente", dijo en un comunicado María José Caballero, directora de campañas de Greenpeace.

En noviembre de 2002 el buque petrolero Prestige sufrió una grave avería, se partió y se hundió frente a las costas de Galicia volcando al mar más de 60.000 toneladas de crudo.

Prestige al hundirse

El Prestige se partió en el mar y el derrame de su carga de petróleo fue incontrolable.

La decisión de mantener el barco Prestige alejado de la costa, según los científicos y quienes criticaron la gestión gubernamental de la crisis, empeoró los efectos del vertido.

Sin embargo, y en uno de sus argumentos más polémicos, la sentencia conocida este miércoles considera que aquella medida fue adecuada y "prudente", tal como recoge el periódico El País.

"Los científicos han demostrado, por las investigaciones que llevaron a lo largo de varios años desde 2003 a 2008, que creó el peor de los escenarios posibles, y la sentencia está desautorizando a toda la comunidad científica", dice a BBC Mundo Victoriano Urgorri, catedrático de zoología marina de la Universidad de Santiago de Compostela.

"Se hicieron del orden de 140 proyectos de investigación y en todos ellos las conclusiones fueron las mismas, además se abarcó muchísimos ámbitos: desde el propio pecio, la oceanografía operacional, el propio fuel, el impacto en los sistemas biológicos, el impacto económico y todo esto de alguna forma está desautorizado por la sentencia del tribunal".

"Hay que decir que los efectos del prestige ya han remitido hace algunos años. Los científicos en su momento dijimos que el impacto duraría entre cinco y 6 años, y creo que no nos equivocamos", aclara Urgorri.

No se ve lo que no se mira

Aunque acepta que la marea negra del Prestige causó ingentes daños y perjuicios, el fallo judicial no sólo no encontró culpables, también afirma que no hay evidencias que demuestren la "persistencia" de los daños ambientales.

Voluntario en la limpieza del chapapote en 2003

Tras el desastre, un multitud de voluntarios españoles y extranjeros llegó a Galicia para colaborar en la limpieza de las playas.

A esto responde con indignación Ionan Marigómez, del departamento de zoología y biología celular animal de la Universidad del País Vasco.

"En 2007, 2006 se acabó la financiación de investigación", dice en conversación con BBC Mundo.

"Por eso no hay evidencia, porque no se ha mirado".

Harían falta, dice el investigador, sistemas de vigilancia continua para conocer realmente cuál es el tiempo de recuperación a largo plazo.

Pero la investigación científica sobre los efectos del Prestige fue menguando con los años, a causa, entre otras cosas, de la crisis económica que atraviesa España.

Hubo sí, un primer impulso motivado por la conmoción social ante la marea negra que inundó las playas gallegas y que convocó a una multitud de voluntarios para colaborar en las tareas de limpieza.

"Inicialmente, en las universidades gallegas prácticamente todo el mundo dejó sus investigaciones un poco aparcadas para centrarse en investigaciones vinculadas al análisis de esa catástrofe", cuenta Ana María Bernabeu, geóloga marina y vicedecana de la Facultad de Estudios del Mar de la Universidad de Vigo.

"Luego los investigadores que hemos querido seguir ahí hemos buscado financiación por otras vías, pero por interés casi personal en abordar o en mantener un seguimiento más a largo plazo de esa catástrofe", dice la investigadora a BBC Mundo.

Galletas de chapapote

Marea negra del Prestige en 2003

El fuel del Prestige alcanzó miles de kilómetros de playas.

Y por ese interés personal, Bernabeu y un grupo de científicos pudieron estudiar hasta 2011 y desde el punto de vista geológico cómo se enterraba el fuel en las playas.

"Empezamos a investigar qué ocurría por debajo de esa superficie que parecía limpia, y lo que descubrimos es que efectivamente, como ya suponíamos, la alta movilidad de las playas generaba un enterramiento del fuel que a priori se veía la playa limpia pero en profundidad seguía existiendo esa contaminación", explica la geóloga marina.

Su equipo consiguió hacer un seguimiento de este proceso en dos playas gallegas, y durante los 9 o 10 años que estuvieron visitando las playas en busca del petróleo enterrado, casi todas las veces también vieron "galletas de fuel" en la superficie.

Para su estudio, que fue publicado este mismo año por la revista científica Journal of Hazardous Materials los científicos tomaron muestras de esas galletas y tras analizarlas llegaron a la conclusión que eran del Prestige.

Esos resultados, dice Bernabeu, indican que "diez años después seguía llegando fuel a las costas gallegas".

La investigadora no oculta su decepción porque la sentencia, dice, muestra "una impunidad total en cuestiones ambientales y un desinterés absoluto por lo que pueda pasar".