Tengo un amigo fotógrafo al que admiro mucho. Se llama Manuel Vázquez y aparecen con frecuencia en los principales diarios británicos. En BBC Mundo hemos tenido la suerte de publicar dos de sus trabajos que más me gustan: " " y " ".

Pero no quiero hablar de su obra. A eso que se dediquen los críticos. Lo que quiero es compartir una discusión que tuvimos hace poco, cuando quise saber más de su método.

-Por lo general yo tomo varias fotografías desde el mismo punto pero con diferente iluminación y después sobrepongo las imágenes y voy armando la composición que quiero, me dijo…

-Y ¿cuántas fotografías usa para componer una sola imagen?

-No hay una fórmula. A veces tres, a veces diez, e incluso hasta veinte.

-Eso en periodismo es imposible. Se consideraría una manipulación, le dije tajantemente para dejar en claro que una cosa es su arte y otra muy distinta el periodismo. De hecho, le recordé que durante la invasión a Irak el diario Los Angeles Times despidió a un fotógrafo que manipuló una imagen.

La historia es así: el fotógrafo Brian Walski combinó elementos de dos fotografías, tomadas casi al mismo tiempo, para hacer la imagen más impactante. Lo logró. Su fotografía fue portada del diario pero días después sus jefes se dieron cuenta de lo que hizo y lo despidieron. En del Washington Post se puede leer más de la historia y ver lo que hizo con las fotografías.

-Imperdonable, eso es una manipulación, le dije a Manuel.

No estuvo de acuerdo. Y su defensa es poderosa.

Manuel Vázquez

Autorretrato, por Manuel Vázquez.

-Lo que me parece paradójico es que se cuestione esa manipulación y no la de los artículos que las acompañan, aseguró.

-Ah no, me quejé, si vamos a partir del hecho de que toda información es manipulada no podemos discutir porque eso me parece una generalización irresponsable.

-No, no, espere, me dijo. Un periodista recoge información de diferentes fuentes, las contrasta, edita, cita y articula una nota. Vale la pena preguntarse ¿qué tan diferente es este proceso al de manipular una imagen fotográfica? ¿Por qué no se puede introducir un elemento nuevo o modificar algo en su contenido para hacerla más narrativa o para acentuar un componente?

-Pues sí, tiene un punto, pero lo que uno espera de una foto es el registro de un momento en específico. En cambio, un texto es mucho más que eso.

-¿Por qué? Ambas prácticas son representaciones y por lo tanto completamente subjetivas. El periodista decide cómo titular, qué destacar, qué información va en la introducción, qué dejar para el final, dónde usar citas… El fotógrafo escoge un lente, el ángulo, qué enfocar, la luz y luego cómo revelar (tanto digital como analógicamente) más todas las posibilidades que el mundo digital ofrece.

-Ya me está convenciendo.

-Sí, es que la manipulación (y esa palabra no hay que verla peyorativamente en esta discusión) es inherente a ambos, texto e imagen. Al igual que una imagen ningún texto puede cubrir todos los ángulos de una historia, no importa lo bueno que sea el periodista o el fotógrafo.

Componer en el rectángulo de la imagen es lo mismo que organizar los párrafos del artículo. Ahora, que esta composición se dé insitu o en postproducción para mí es totalmente irrelevante si se hace con responsabilidad y transparencia.

-Esa es la clave, creo, le dije, que quede claro para el lector desde el comienzo que la imagen ha sido manipulada. Que se trata de un montaje de varias imágenes.

Manuel me dejó inquieto y con ganas de probar su teoría. No le falta razón en lo que dice. Quizás es hora de pensar en fotografía de otra manera ¿Se podrá hacer un reportaje o una crónica en una sola imagen compuesta? Eso le propuse a Manuel y espero que en breve les podamos mostrar en BBC Mundo el resultado.

¿Ustedes qué creen?