"Era un lugar espantoso": cómo vivían los 66 presos que murieron en la comisaría de Carabobo
- Venezuela: al menos 68 muertos en un incendio en unos calabozos de la comandancia de policía en el estado de Carabobo
- "Está quemado, pero vivo": la dolorosa espera de los familiares de las víctimas del incendio que dejó 68 muertos en una comisaría del estado Carabobo en Venezuela
Tres celdas
Una verja separa apenas la calle del ala del centro donde hay tres calabozos. Por ahí los familiares entregan diariamente la comida que no suministra el Estado. Se aprecia el hollín del incendio del miércoles sobre las blancas paredes próximas al siniestro.La primera celda tiene tres ventanucos en la pared exterior por los que el jueves los presos gritaban a sus familiares y denunciaban ante los periodistas.Era la celda que daba cobijo a los acusados o detenidos por violación y otros delitos violentos. A unas 55 personas, calculan un familiar y un agente. Contiguo está el calabozo de los funcionarios policiales detenidos. Estaba bien organizado y disponía de servicios."La causa"
Jannete* llevaba cinco meses visitando en la comisaría a su hijo de 19 años, que salió ileso del incidente del miércoles. Cada semana disponía de una hora de visita previo pago a un agente de 10.000 bolívares, apenas unos céntimos de dólar en el mercado de cambio paralelo pero mucho para un venezolano de pocos recursos y más con escasez de dinero efectivo. Ella habla de disputas, puñaladas y deudas entre los detenidos en la zona de presos comunes donde se produjo el incendio.Hace unos días, un policía atendió el pedido del hijo de Jannete y -sin cobrar- lo trasladó a la primera celda, a la de los supuestamente más violentos. Allí encontró calma. Unas sábanas a modo de cortina separaban los espacios donde dormían de cinco en cinco. Su hijo allí estaba más tranquilo y no tenía que pagar "la causa", que en la jerga del submundo carcelero venezolano significa la entrega de un dinero semanal. Acababa en manos policiales, asegura la madre.BBC Mundo no pudo obtener aún una respuesta del comisario José Aldama para que replique las numerosas acusaciones de corrupción."La cuota"
La vida es diferente en la segunda zona, la de los funcionarios policiales bajo arresto. El hijo de María José Acevedo, un agente acusado de homicidio, llevaba allí dos años y seis meses. Pero junto al resto de reos del calabozo disponía de televisión por cable, nevera y cocina.Allí había unas 30-40 personas, me cuenta Acevedo. "Pero ellos sí están bien organizados", dice con orgullo, marcando distancias. Todos ellos ponían una cuota semanal con la que compraban agua y comida. A diferencia de Jannete, Acevedo visitaba a su hijo tres veces a la semana, dos horas cada vez y sin pago previo. Le llevaba comida también, hecha o sin hacer, y buscaba y traía ropa limpia y sucia.Son apenas unos pocos metros cuadrados, pero también ahí hay clases.Si sumamos los tres calabozos, según los testigos, podía haber hasta 250 presos."Descongestionar"
Retardos procesales y ausencia de cupos en los penales han hecho que estos centros de detención temporales se conviertan en minicárceles donde el Estado sólo suministra techo, reja y guardián.Rafael Lacava, gobernador del estado Carabobo, cuya capital es Valencia, aún no apareció por la ciudad tras el incidente, pero reconoció que estos centros están saturados.Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.
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