Para el recién llegado a Bogotá, Colombia, son una llamativa y colorida oferta para la vista; para los habitantes de esta capital, son sinónimo de cotidianeidad, previsible parte del paisaje urbano.
Esta imagen también desaparecerá. Progresivamente el pago en efectivo será reemplazado por una tarjeta magnética que ya está en uso en los buses del SITP.
Pero pronto las busetas o buses tradicionales de la capital dejarán de llamar la atención de visitantes y pasar desapercibidas para los habituados bogotanos.
A partir del lunes 1 de junio comenzó el proceso de su extinción.
Sus recorridos pasarán a ser controlados por el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), que coordina los buses de la ciudad.
A modo de despedida anticipada, BBC Mundo quiere dejar un registro fotográfico de las busetas, estos objetos rodantes que se convertirán en parte de la historia de Bogotá.
Demasiado pequeñas para la cantidad de gente que pueden cargar, coloridas, con diseños que parecen sacados de afiches de ciencia ficción de principios del siglo XX. Ágiles y a la vez intimidantes.
Para los bogotanos, son sinónimo del ir y venir por la ciudad, de apretujados viajes, de saber que al levantar el brazo se detendrán donde sea para llevarlos.
Con la paulatina desaparición de las busetas llegará un sistema más uniforme y prolijo, con paradas fijas y recorridos planificados en forma centralizada.
Lo que no está claro para los usuarios es si los cambios lograrán descongestionar un sistema de transporte en el que escenas como la de la siguiente foto es muy poco habitual, porque los buses suelen ir extremadamente llenos.
Con la extinción de las busetas, sí desaparecerán detalles de diseño, como los de los techos. Pero tal vez no los músicos ambulantes que suben a los vehículos a ganar algunos pesos.
Quedan en Bogotá unas 5.000 busetas, que en los próximos meses irán regularizando su recorrido y, poco a poco, serán reemplazadas por buses azules del SITP.
El SITP estima que el proceso se completará antes de fin de año.
Es posible que para 2016 los tradicionales buses bogotanos hayan desaparecido del todo y que la experiencia de subirse a uno de ellos quede sólo en el recuerdo de quienes llegaron a verlos circular por esta capital que busca ordenarse y controlar su caos vehicular.