Elecciones en Estados Unidos: cómo el coronavirus desmoronó la estrategia electoral de Trump y fortaleció a Biden al tapar sus debilidades
Una columna de opinión del periodista de la BBC Nick Bryant sobre cómo ha cambiado la figura de Joe Biden desde las elecciones primarias y sobre el impacto de la crisis del coronavirus en la campaña presidencial de Estados Unidos.

Mi primera opinión sobre Joe Biden fue que la debilidad que le podía dificultar obtener la nominación demócrata terminaría por ayudarle a ganar la presidencia.En un momento en que el Partido Demócrata daba un bandazo hacia la izquierda, su centrismo pragmático podía ser ventajoso porque los trabajadores del llamado Cinturón de Óxido y las mamás de Starbucks de los estados péndulo lo encontrarían poco amenazante. Su incapacidad para entusiasmar a una multitud tampoco era necesariamente una desventaja.Después de todo, muchos estadounidenses anhelaban una presidencia que pudieran tener de fondo: como una relajante música de jazz después de la música heavy metal sin parar de los años de Trump.
La cordialidad de Biden era la clave; su sonrisa, casi su filosofía. En un panorama político a menudo impulsado por el partidismo negativo -odio al oponente más que fervor por el nominado de tu propio partido- Biden sería difícil de convertir en una figura odiosa.Mal comienzo
Entonces fui a Iowa y New Hampshire y me sorprendió ver que el hombre de 77 años apenas podía seguir la sintonía.Los discursos eran soliloquios inconexos, un recuerdo de su carrera en el Senado aquí, un nombre de su época de vicepresidente allá. Dando vueltas y disperso, su tren de pensamiento descarrilaba de los rieles con regularidad.Las anécdotas no parecían tener un sentido político, y hablaba en vagas generalidades sobre su intención de salvar el alma de Estados Unidos, sin explicar con exactitud lo que realmente significaba.Todavía podía exhibir su sonrisa de alto voltaje, pero aparecía ante nosotros como una presencia sólo ambiental, que se esforzaba por iluminar una habitación.La recuperación
Después del cuarto puesto de Biden en los caucus de Iowa y el quinto lugar en New Hampshire, muchos de nosotros pensamos que había llegado el momento de ponerse sus características gafas de sol de aviador y desaparecer volando hacia el atardecer.En lugar de eso, por supuesto, se dirigió a Carolina del Sur, donde el respaldo del influyente congresista demócrata negro Jim Clyburn y el apoyo de los afroestadounidenses hicieron posible un retorno al estilo de Lázaro.El efecto del coronavirus
Así, el confinamiento por la pandemia de covid-19 ha supuesto una bendición para su candidaturaLos meses que ha pasado encerrado en el sótano de su residencia de Delaware le han aportado una útil capa de la invisibilidad.El distanciamiento social incluso ha ayudado a neutralizar un tema que en el pasado puso en peligro su campaña: el ser "inapropiadamente táctil" con las mujeres, un sobón.Lo que es más importante, la pandemia ha rebajado la tensión de la batalla ideológica en el seno del Partido Demócrata. Biden ha alcanzado un acuerdo de unidad con Bernie Sanders sin tener que hacer demasiadas concesiones a la izquierda: un pacto que no termina de prometer cobertura de salud universal y un Nuevo Acuerdo Verde, y que evita por completo temas polarizantes como la abolición de ICE (el servicio de Inmigración y Aduanas de EE.UU.) o la despenalización de los cruces fronterizos no autorizados.El poder de la empatía
Su discurso personal también encuentra un eco en estos tiempos de tristeza. Justo después de ganar la elección al Senado en 1972, Biden sufrió el trauma de perder a su primera esposa, Neilia, y su hija de 13 meses, Naomi, en un accidente de auto.Años después, en 2015, vio cómo su hijo Beau, que había sobrevivido a aquel accidente, moría a causa de una rara forma de cáncer cerebral.Biden es empático por naturaleza. Esto le pone en el mismo plano emocional que las más de 150.000 familias que han sufrido una pérdida recientemente por el coronavirus.La importancia de la economía
La habitual regla de oro es que estar en el poder sumado a una economía fuerte es casi una garantía de reelección. En 1992, Bush padre fue principalmente víctima de una economía en recesión que no pudo recuperarse antes del día de las elecciones.La covid-19 ha diezmado la economía, causando el shock económico más grave desde la Gran Depresión. Los votantes que apuntaban a sus florecientes planes de jubilación para racionalizar su apoyo a un presidente cuyo comportamiento a menudo les parecía de mal gusto están comparando propuestas. Muchos, según sugieren los sondeos, ya le han abandonado.Incluso algunos de sus supuestos fieles, votantes blancos sin estudios universitarios que conforman su base, lo están abandonando. Previamente este año, Trump contaba con una ventaja de 31 puntos en este grupo demográfico, pero recientemente ha caído en 10 puntos.Los sondeos indican que un número inesperadamente alto de votantes blancos desaprueba el manejo del presidente de las protestas raciales tras la muerte de Georg Floyd. No responden a la postura dura de Trump de ley y orden, que tomó prestada de la victoriosa campaña presidencial de Richard Nixon en 1968 tras un largo verano de turbulencia racial. Quizá Trump no pudo apreciar una diferencia fundamental entre ahora y entonces: en 1968, Nixon no era presidente.Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.https://www.youtube.com/watch?v=4hw6wlscdUkhttps://www.youtube.com/watch?v=QkzsUZOK6-0
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