
La estatua de una pista de qué estuvo guardado en esta bodega.
Pero si uno se asomaba hace unos días, veía que estaba ocurriendo algo un poco inusual: decenas de personas estaban sentadas en sillas plegables, participando en lo que se promocionó como la subasta más grande que haya habido jamás del Viejo Oeste.
En un lado del salón, montaduras y objetos vinculados a los vaqueros de La Frontera estaban amontonados en mesas: había unas 8.000 piezas a la venta. Al otro lado, una fila de personas observando a los miles de postores en línea ansiosos por apoderase de un pedazo de la cultura "cowboy".
Entre los artículos más preciados estaba la pistola de Wyatt Earp (un conocido jefe de policía del Viejo Oeste que vivió entre finales del siglo XIX y principios del XX) y una silla de dentista que perteneció a su amigo Doc Holliday.
"Lote número 17 – US$150, ¿alguien ofrece más? – US$175?", gritaba el rematador al frente, tratando de subir el precio de un reloj de escuela. "Último chance… US$175 al postor número 800″.
Y con eso, la capital de Pensilvania fue US$175 más rica. Puede no sonar mucho, pero la intención era que cualquier dinero que se consiguiera con esa subasta ayudara a mejorar las finanzas de una ciudad en la que sus 50.000 residentes son unos de los más endeudados del país.
Inversión en el Viejo Oeste
Pero, ¿cómo es que un lugar en el este de Estados Unidos tiene tantos artefactos del Viejo Oeste?

Un medidor de cobre y madera tiene un postor.
Según le contó a la BBC Arian Ettinger, de la casa de subastas Guernsey, fue una idea de un exalcalde de Harrisburg que estuvo en el cargo durante 28 años, Stephen Reed.
"Su visión era crear un museo dedicado al Viejo Oeste", explica Ettinger.
"Aunque el concepto fue universalmente aplaudido, lo que hizo para lograr su cometido no fue precisamente legítimo".
Además, la recesión implicó que el museo nunca vio la luz del día. Los objetos se quedaron apilados en una bodega sucia en un suburbio de la ciudad durante años.
Sheila Dow-Ford es una de las muchas residentes que fue a ver el contenido de la bodega antes de la venta y que filmó en su iPad lo que considera una imagen de dinero público malgastado.
"Es una representación de un gobierno que estaba fuera de control, que no tenía límites", le dice a la BBC. "Es un símbolo de cómo, si se le da carta blanca a una persona, cosas de este estilo pueden suceder".
Quemando dinero

Mejoras a la incineradora llevaron a la quiebra a la ciudad.
El proyecto del museo es sólo una pequeña parte del problema, y el dinero recogido en la subasta aliviará en algo la crisis de liquidez que enfrenta la ciudad.
El monto mayor de la deuda de Harrisburg -unos US$350 millones- tiene su origen en la incineradora de la ciudad, que incidentalmente está al lado de la bodega del Viejo Oeste.
La ciudad debe esta cantidad en gran parte por los bonos municipales que garantizó para financiar mejoras en esa instalación.
Como el incinerador no produjo el dinero que la ciudad había invertido, Harrisburg tuvo que declararse en quiebra en 2011.
Pero la medida fue declarada ilegal, así que Harrisburg fue eventualmente puesta en un estado de suspensión de pagos para ayudar a supervisar la recuperación financiera de la ciudad.
Se elaboró un plan para mejorar sus finanzas con la venta de la incineradora, así como otros activos de la ciudad, para empezar a pagarle a sus acreedores.
Fondos futuros
Los últimos años han sido difíciles para los ciudadanos de la capital de Pensilvania.
Según Robert Philbin, director de operaciones de la ciudad de Harrisburg, los impuestos por ingresos y bienes inmuebles han aumentado, hay menos empleos y servicios sociales.
Asegura, sin embargo, que las cosas están mejorando.
"Estamos en el umbral de la recuperación. Sólo necesitamos divulgarlo para que haya optimismo en la ciudad y afuera", le dice a la BBC.
"La gente que se da cuenta de que se está haciendo una liquidación de activos está consciente de que es inminente y que tenemos un mejor porvenir hacia 2014″.
No obstante, Matt Fabian, de la firma de investigaciones Municipal Market Advisors de Massachusetts, opina que los fondos que la ciudad está recaudando no son suficientes para pagar lo que se debe por los bonos de la incineradora.
"Dependen de que los aseguradores de bonos sencillamente perdonen la deuda y eso no sucederá", asegura Fabian, en conversación con la BBC.
"Harrisburg tiene graves problemas que no han ni empezado a resolver".
En lo que se refiere a la subasta, la pistola deWyatt Earp se vendió por US$35.000. La ciudad recaudó alrededor de US$3 millones.
Puede ser poco comparado con lo que se le debe a los acreedores pero los artefactos y el dinero que se pagó por ellos hicieron sonreír a varios de los habitantes de Harrisburg, al menos por un rato.