El Salvador, uno de los países más violentos del mundo, no registró ningún homicidio el miércoles 11 de enero de 2017, el primer día sin muertes violentas en casi dos años.
La buena noticia fue dada por el propio director de la Policía Nacional, Howard Cotto, el jueves. Pero el funcionario no ofreció ninguna explicación para la inesperada pausa.
Antes bien, Cotto confirmó que durante los primeros 10 días del año en El Salvador se habían registrado 99 homicidios, un promedio de 10 muertes violentas diarias.
Y también reconoció que una persona había muerto por causas violentas este pacífico miércoles, si bien por lesiones que se le habían infligido dos días antes.
Lo que sugiere que, aunque no deja de ser una buena noticia, un día sin homicidios seguirá siendo una anomalía estadística en el más pequeño de los países centroamericanos.
Ligera mejora
Efectivamente, según cifras de Naciones Unidas, El Salvador tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo, aunque esta se redujo ligeramente en el último año.
El país cerró 2016 con 5.278 homicidios (14,4 diarios) para una tasa de 81,2 por cada 100.000 habitantes.
Y esa cifra representó una reducción del 20% con respecto al año previo, cuando también se registró un día sin homicidios: el 22 de enero de 2015.
Fue en ese año, sin embargo, que el país recuperó el título de más violento del mundo -fuera de los países en guerra- con una tasa de 104 homicidios por cada 100.00 habitantes.
Y las actuales cifras todavía están muy por encima de las alcanzadas durante una polémica tregua con las pandillas o "maras", repudiada por las actuales autoridades.
Durante 2012 y 2013, los dos años fuertes de la tregua, el promedio de homicidios fue de siete por día, para una tasa de 43,3 por cada 100.000 habitantes.
Pero en 2014, la cifra subió a 10 muertes violentas diarias y en 2015 -cuando se rompió definitivamente la tregua- la cantidad subió a 18, lo que lo convirtió en el año más violento desde el final de la guerra civil, hace 25 años.
Nada de tregua
Cotto, sin embargo, negó que las autoridades hubieran acordado o estuvieran contemplando una nueva tregua con las pandillas.
Las "maras" fueron fundadas por salvadoreños deportados desde EE.UU. en la década de 1980 y llegaron a crecer hasta convertirse en los principales grupos criminales de El Salvador para luego extenderse a otros países.
Pero en 2012, tanto la Mara Salvatrucha (MS-13) como Barrio 18 suscribieron una tregua con la venia del gobierno del presidente Mauricio Funes, la iglesia católica y la Organización de Estados Americanos.
El acuerdo, sin embargo, fue posteriormente repudiado por el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén.
Y su ministro de Justicia y Seguridad Pública, comisionado Mauricio Ramírez Landaverde, volvió a reivindicar este miércoles la política de mano dura del actual gobierno.
En abril del año pasado, el gobierno creó una Fuerza Especial de Reacción con más de 1.000 efectivos provenientes de las tropas especiales del ejército y unidades especiales de la Policía Nacional Civil "para dar persecución y capturar a los grupos criminales".
Y también endureció las condiciones carcelarias de los líderes pandilleros, quienes recientemente hicieron pública una nueva propuesta de diálogo en una entrevista con el portal digital El Faro.
"No es parte de la política del Gobierno dialogar con grupos criminales", dijo sin embargo Landaverde el mismo miércoles.