Fue un informe a puerta cerrada, pero la magnitud de lo dicho allí por Lakhdar Brahimi, enviado de paz de Naciones Unidas y la Liga Árabe a Siria, trascendió a los medios rápidamente.

El reporte es el más reciente llamado de urgencia que hace un diplomático a la comunidad internacional.

Pide al máximo organismo mundial en Nueva York que actúe antes de que sea muy tarde. A Estados Unidos, Rusia y China que dejen a un lado las diferencias y construyan los puentes necesarios para acabar con la guerra civil siria, porque desde adentro -asegura- es imposible lograr algo.

Brahimi asevera que Siria enfrenta niveles de horror sin precedentes. El hallazgo en las últimas horas de 71 cuerpos con tiros en la cabeza en la norteña ciudad de Aleppo confirman el nivel de violencia.

La corresponsal de la BBC ante Naciones Unidas, Barbara Plett, señaló que el diplomático en efecto reconoció que tanto fuerzas del gobierno sirio como de la oposición están "cooperando para destruir al país pedazo a pedazo".

Lo más grave de las declaraciones de Brahimi es que por primera vez observa que hay un riesgo real de que el conflicto salga de Siria y se extienda por toda la región.

Brahimi fue directo con los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU: "El país se está desmoronando a la vista de todos. Sólo la comunidad internacional puede ayudar, sobre todo el Consejo de Seguridad".

"Tienen que afrontar el problema ya"

Según explica Plett, tanto Estados Unidos como otras naciones occidentales apoyan la demanda de la oposición siria de que el presidente Bashar al Asad debe renunciar antes de cualquier proceso de negociaciones de paz.

Sin embargo, Rusia insiste que no pueden haber precondiciones, y al igual que China, ha vetado tres resoluciones que intentaron presionar al gobierno sirio.

Siria

Los cadáveres de 71 personas ejecutadas fueron hallados en Aleppo.

Brahimi señala que el Consejo de Seguridad no puede continuar esperando a que haya una mejor coyuntura para negociar en la ONU. "Tienen que afrontar el problema ya", dice el diplomático.

Un plan para una transición política que los dos bandos sirios firmaron en Ginebra dan a un gobierno de transición poderes totales, pero no da detalles de cuál es el papel de Bashar al Asad en él.

Una ambigüedad que también sigue sin aclararse en el terreno diplomático.

Dentro de Siria, la violencia tampoco parece tener dueño. Tanto el gobierno como la oposición se han culpado el uno al otro por las más recientes ejecuciones.

Según la ONU, el conflicto ha dejado ya más de 60.000 muertos.