El Departamento de Justicia de Estados Unidos nombró este miércoles un investigador especial para dirigir la pesquisa sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
El elegido es Robert Mueller, director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) entre 2001 y 2013.
"Acepto esta responsabilidad y la cumpliré con lo mejor de mi capacidad", dijo Mueller según la cadena estadounidense CBS.
El anuncio lo realizó el asistente del fiscal general, Rod J. Rosenstein.
"Basado en las circunstancias únicas, el interés público me obliga a colocar esta investigación bajo la autoridad de una persona que ejerza cierto grado de independencia de la cadena de mando normal", dijo Rosenstein en un comunicado.
Hace unos meses las agencias de inteligencia de EE.UU. concluyeron que el gobierno ruso había tratado de interferir en las elecciones presidenciales de noviembre, mediante ciberataques, y perjudicado la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton.
El Kremlin siempre ha negado estas acusaciones.
"Mi decisión no es una constatación de que se hayan cometido crímenes o de que se justifique un enjuiciamiento. No he hecho esa determinación", añadió Rosenstein.
Poco más de una hora después de la noticia del nombramiento de Mueller, el presidente Trump dijo que la investigación confirmará que no había habido interferencia rusa en los comicios con los que accedió a la presidencia.
"Una investigación exhaustiva confirmará lo que ya sabemos: no hubo colusión entre mi campaña y alguna entidad extranjera", dijo.
Sin intimidaciones
Mueller, de 72 años, fue director del FBI durante los mandatos de George W. Bush y Barack Obama, y fue el que más ha durado en el cargo, después de J. Edgar Hoover.
Tiene una excelente reputación en Washington, D.C., según explica el periodista de la BBC Anthony Zurcher.
"Entiende las presiones de la política y sabe cómo navegar por los corredores del poder", dice Zurcher. "Tiene amplia libertad para investigar y presentar cargos penales, si es necesario".
Aunque será técnicamente parte del Departamento de Justicia y en última instancia informará a Trump, explica Zurcher, la talla de Mueller es tal, que es poco probable que sea intimidado por el presidente.
Para Zurcher, las circunstancias en la que Mueller ha sido nombrado no tienen precedentes.
"El país nunca ha tenido una administración con tantos problemas tan al inicio del mandato. Nunca hubo tan graves acusaciones de intromisión por parte de una potencia extranjera en las elecciones presidenciales de Estados Unidos", dice Zurcher.
Polémica por contactos con Rusia
La noticia del nombramiento de un investigador especial se conoce apenas un día después de que medios en EE.UU. informaran que el pasado mes de febrero el presidente Donald Trump pidió al exdirector del FBI, James Comey, que detuviera una investigación sobre los vínculos de Michael Flynn, uno de sus exasesores, con el gobierno ruso.
La información fue publicada inicialmente por el diario The New York Times, que citaba un memorando que habría sido redactado por Comey tras una reunión con Trump en febrero.
"Espero que puedas dejar pasar esto", le habría dicho Trump a Comey en referencia a la investigación del "caso Flynn", según el New York Times.
La Casa Blanca negó esta información y dijo que Trump nunca le había pedido a nadie acabar con ninguna investigación.
Aunque desde el Partido Demócrata se insiste en que el mandatario podría haber tratado de obstruir el curso de la justicia.
Flynn renunció a su cargo en febrero tras no dar al vicepresidente, Mike Pence, toda la información sobre unas conversaciones que mantuvo, antes de su nombramiento, con el embajador de Rusia en EE.UU., Sergei Kislyak.
No queda claro si el presidente Trump participó en la decisión de Rosenstein de nombrar a Mueller como investigador especial.
El senador demócrata Chuck Schumer dijo que Mueller era "exactamente el tipo correcto de individuo para este trabajo".
Se espera que Mueller renuncie al despacho de abogados para el que trabaja para asumir su nuevo cargo y evitar conflictos de interés.