Tortuga embalsamadaDerechos de autor de la imagen
Dirección del Parque Nacional Galápagos

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El solitario Jorge era el último de su especie. Sus cuidadores intentaron sin éxito que se reprodujera con hembras de una especie parecida.

Los habitantes de las islas Galápagos han tenido que esperar cinco años para volver a ver a El solitario Jorge, la tortuga que se convirtió en el símbolo del archipiélago.

Jorge era el último de la subespecie de tortugas gigantes Geochelone nigra abingdoni cuando falleció por causas naturales en 2012.

Tenía más de 100 años y había pasado las últimas décadas rechazando a todas las hembras de especies cercanas con las que sus cuidadores intentaron que se apareara.

Una actitud que le hizo ganarse el sobrenombre de "el solitario".

El cuello estirado y las patas extendidas fue la postura elegida por los taxidermistas para perpetuarlo. Más de un millar de personas aprovecharon los días de Carnavales para echarle un vistazo y el gobierno de Ecuador lo ha declarado bien patrimonial.

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Su cuerpo se conserva detrás de un cristal que lo protege de los rayos ultravioleta y en una cámara con las condiciones de luz, temperatura y humedad adecuadas.

Polémica por la ubicación de Jorge

El cuerpo está protegido por un cristal que lo resguarda de los rayos ultravioleta. Las instalaciones, que según los medios locales, han costado US$800.000, cumplen las condiciones de luz, humedad y temperatura adecuada para garantizar su buen estado.

La preocupación por la conservación de Jorge fue la que llevó al gobierno ecuatoriano a anunciar en un principio que este se trasladaría a Quito, creando una polémica en la comunidad local. Finalmente, se pudieron tomar medidas para que la famosa tortuga gigante regresara a las islas el pasado 17 de febrero desde Estados Unidos, donde fue embalsamada.

Esta es la "segunda" vez en la historia que las tortugas Geochelone nigra abingdoni se extinguen.

La comunidad científica estaba convencida de que no habían más ejemplares vivos hasta que el 1 de diciembre de 1971 el biólogo húngaro Joseph Vagvolgyi y su esposa María encontraron a Jorge en la isla Pinta.

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Rodrigo Buendía

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El solitario Jorge solo se apareó con una hembra una vez, en 2008, pero los huevos resultaron infértiles.

Un intento de reproducción fallido

Al principio, Jorge fue trasladado al volcán Wolf, donde vivió durante 15 años junto a una hembra de una subespecie emparentada con la suya. En todo ese tiempo, solo se dio un apareamiento, en 2008, pero los huevos resultaron ser infértiles.

Jorge fue llevado luego a la isla Española, donde convivió con más hembras de una subespecie aún más cercana. Pero la tortuga no mostró interés por ninguna pese a los esfuerzos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) y expertos de la Universidad de Yale.

La tortuga gigante fue encontrada muerta en el corral donde vivía por Fausto Llerena, el trabajador que la había cuidado durante las últimas cuatro décadas. Jorge tenía poco más de 100 años, una edad bastante temprana para los de su especie, que suelen alcanzar los 200 años.