Un choque visual, un viaje en el tiempo.
La nueva era de la Fórmula 1 arranca este fin de semana en Australia con el objetivo de volver a las raíces que hicieron a la categoría reina del automovilismo uno de los deportes más populares del mundo.
Prácticamente todo será nuevo, pero la esencia de lo que se verá en la pista en Melbourne data de unos 40 años e incluso se podría remontar al origen de la categoría a mediados del siglo pasado.
Los monoplazas son más anchos, más grandes, con neumáticos más imponentes y diferente diseño aerodinámico. Incluso hay un nuevo dueño del llamado circo de la velocidad, el grupo Liberty Media, que está decidido a que el espectáculo regrese a las pistas.
Como fue en el pasado, los años que los nostálgicos recuerdan como la época de oro del automovilismo a finales de los años 70 y durante los 80.
Velocidad en estado puro
El objetivo era simple: crear máquinas que pudieran desafiar los conceptos de la gravedad para girar más rápido, poner al límite a los pilotos física y técnicamente hasta admirar la perfecta sincronización entre los pies en los pedales y sus manos en el volante.
En otras palabras, volver a sentir y, sobre todo, transmitir la adrenalina por la velocidad.
"El auto es impresionante en el sentido de la velocidad con la que podemos tomar las curvas", fue la impresión del tres veces campeón mundial Lewis Hamilton, principal favorito al título a los mandos de su Mercedes.
"Definitivamente es lo más rápido que he ido en un F1″, reconoció el piloto británico.
"Tienen una pinta genial. Desde el alerón delantero hasta el trasero, unido a los neumáticos más gordos, parece algo un poco retro, un poco como los 80", fue el comentario de Toto Wolff, director deportivo de la escudería alemana.
Los cambios más significativos se pueden apreciar en el ancho de los monoplazas que aumentan en 20 centímetros, regresando a dimensiones similares a las que tuvieron hace más de dos décadas.
También la carrocería aumenta, así como el área en el suelo que los equipos pueden trabajar para aumentar la adherencia de los vehículos.
El efecto que tienen todas estas modificaciones es un aumento considerable en la velocidad en la curvas, donde los pilotos podrán tener ganancias de hasta más de 30 kilómetros por hora en zonas por la que antes giraban a 200 Km/h.
Eterno debate
Poder controlar estas "bestias" será el gran reto para los pilotos, así como dominarlas en modo carrera, como experimentarán por primera vez este domingo con el Gran Premio de Australia.
Se estima que con las nueva regulaciones, y a medida que las escuderías vayan evolucionando técnicamente, los autos girarán hasta cinco segundos más rápido por vuelta que lo que venían haciendo en los últimos años.
Si bien el objetivo de alcanzar la velocidad en estado puro parece haberse conseguido, hay un elemento que ha sido tema de discusión desde el nacimiento de la F1 que al parecer no mejorará: los adelantamientos, o mejor dicho la escases de ellos.
La introducción del DRS, el dispositivo diseñado en el alerón trasero que reduce la resistencia del aire y permite a los vehículos aumentar su velocidad unos 10 Km/h, facilitó que un auto superara a otro sin problemas en zonas predeterminadas, pero la mayoría de los amantes del automovilismo consideran que ese sistema es una forma artificial de promover los adelantamientos y que a la larga no contribuye a darle emoción a las carreras.
Uno de ellos es el expiloto austriaco Alexander Wurz, presidente de la Asociación de Pilotos de Grandes Premios.
"Es peor que antes seguir a otro auto. No sé cómo será durante la carrera", admitió.
Sin embargo, recordó que el número adelantamientos no tiene por qué ser parte esencial del espectáculo.
"Algunos dicen que los adelantamientos es muy importante para que los aficionados se enganchen con la F1″, dijo. "Pero desde el principio yo he dicho que esa no es la respuesta. Es posible que ni siquiera sea verdad".
"Pienso que lo más importante es la competencia, y no sólo entre compañeros de equipo. Que los monoplazas se puedan seguir más cerca los uno de los otros. Pienso que lo fundamental es que la filosofía aerodinámica cambie para que eso se pueda lograr".
Wurz está convencido que un adelantamiento conseguido por la astucia y valentía de un piloto vale muchísimo más que diez logrados en rectas con la ayuda del DRS.
Esa será la gran incógnita que se desvelará este fin de semana, que ofrecerá las primeras señales si la F1 tomó el camino correcto cuando decidió acelerar hacia el futuro con la esencia de su pasado.