Philip Moulin

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Philip Moulin es el detective principal de vinos en la firma británica Berry Brothers & Rudd.

Philip Moulin estudia atentamente con una lupa la etiqueta en una botella de vino de lujo.

A continuación, apunta un rayo azul ultravioleta a la botella, antes de recogerla y pesarla con sus manos.

"Las botellas falsificadas a menudo pueden ser mucho más livianas", dice.

Moulin está de pie en su mesa de trabajo en el almacén principal del comerciante de vino británico Berry Brothers & Rudd (BBR).

Millones de botellas

En una instalación cavernosa en la ciudad británica de Basingstoke, más de 2,7 millones de botellas de vino se almacenan allí a una temperatura constante de 12 ºC.

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Moulin usa luz ultravioleta para examinar las botellas.

Aunque el título oficial de Moulin es de "gerente de vino caro y autentificación", él es de hecho el principal detective del vino en BBR, encargado de evitar que cualquier botella falsificada entre a las instalaciones de la empresa.

Es un papel vital en BBR porque la compañía es uno de los vendedores más grandes del mundo de vinos de alta calidad, botellas muy costosas que pueden costar más de US$10.000.

Y como la demanda de vino de lujo se ha disparado en los últimos 20 años, impulsado por China, los estafadores, lamentablemente, continúan apuntando a la industria.

Falsificador

En el ejemplo más destacado de los últimos años, un hombre llamado Rudy Kurniawan fue condenado a 10 años de prisión en California en 2014 después de ser declarado culpable de fabricar y vender vinos falsos.

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Rudy Kurniawan fabricó vino falso durante cerca de 10 años.

En su casa de Los Ángeles, creó un taller donde fabricaba versiones falsas de botellas famosas y raras, a las que le añadía etiquetas que él mismo imprimía. Llenaba botellas viejas con vino más barato.

El indonesio, que tenía 37 años cuando fue sentenciado, era tan hábil que, según algunas estimaciones, falsificó más de US$500 millones en vino entre 2002 y 2012.

Mercado

Se dice que algunas de las botellas de Kurniawan siguen flotando en el mercado global de vinos de lujo, así como las de otros defraudadores. Por lo que Moulin tiene como objetivo impedir que cualquiera de ellos entre en las instalaciones de BBR.

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La bodega de BBR tiene 2,7 millones de botellas de vino.

"No hay ningún problema con los vinos que compramos como empresa, pero donde tenemos que tener mucho cuidado son los que nuestros clientes compran de subastas o en otro lugar, y luego nos pagan para almacenarlos o venderlos. Ese es el material potencialmente difícil", dice.

"Verificamos estas botellas y su rastro de papel, vigorosamente cuando llegan… unos 200 casos a la semana", agrega.

"Tengo dos hombres en mi equipo que primero revisan las botellas, miramos todo desde las etiquetas, el peso del vidrio o la cápsula (que cubre la parte superior de la botella).

"Si los muchachos no están seguros, me avisan, y si no estoy seguro, entramos en pánico".

Cada tres meses

Moulin dice que él y su equipo interceptan una botella falsa "una vez cada dos o tres meses" y luego informan inmediatamente al propietario.

"Les pedimos que vayan a recoger la botella o las botellas lo antes posible", dice.

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Se descubrió que esta botella era falsa por un pequeño error de ortografía en la etiqueta.

"En lo que a nosotros respecta, les estamos haciendo un favor, pero la gente se pone realmente molesta por ello, a nadie le gusta pensar que los han engañado".

Vino de Francia

Los vinos de más interés para los falsificadores son los de los principales productores de las regiones vinícolas francesas, Burdeos y Borgoña, especialmente de las cosechas más codiciadas, cuyas existencias son ahora limitadas.

Estos vinos suelen venderse en subasta y Sotheby’s es uno de los jugadores más grandes de la industria. El año pasado vendió US$74 millones de vino de lujo, un 22% más que en 2015.

Jamie Ritchie, directora mundial de vino de Sotheby’s, dice que la compañía tiene procedimientos rigurosos para evitar que las botellas falsificadas sean subastadas.

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Moulin y su equipo revisan cada botella.

"Capacitamos a todos nuestros especialistas para determinar la autenticidad de las botellas, de acuerdo con la procedencia apropiada y siempre tenemos dos o más especialistas en revisión de botellas de alto valor", dice.

"Utilizamos lupas de cámara de alta resolución para revisar las etiquetas y nuestra biblioteca interna de recursos para investigar temas de autenticidad. Cuando es necesario, investigamos la procedencia, lo que incluye contactar a los productores".

El bloguero de vinos Jamie Goode dice que el fraude sigue siendo "un gran problema" para la industria.

En cuanto a las botellas falsificadas, dice que cuando se trata de botellas muy viejas, la debilidad es que "pocas personas tienen cualquier marco de referencia en cuanto a qué debe saber el vino auténtico".

"Por ejemplo, se dice que la cosecha de 1945 de Mouton Rothschild (uno de los vinos tintos más caros de Burdeos) era increíble, pero muy poca gente viva la ha probado realmente".

Eso es lo que Rudy Kurniawan estaba manipulando.

Reputación

"Si usted alguna vez compra vino de lujo, vaya solamente a las casas de subasta de mayor reputación y no se conforme con ninguna respuesta ambigua en cuanto a la procedencia", advierte Goode.

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Los estafadores a veces usan corchos viejos.

Debido a que el vino de lujo es tan valioso, los estafadores no sólo producen botellas falsificadas sino que también están utilizando medios fraudulentos para intentar robar botellas genuinas, como lo sabe el reconocido restaurante londinense Pied a Terre.

Millonarios

El dueño de Pied a Terre, David Moore, dice que un estafador de los vino fingió trabajar para un millonario de Rusia.

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Los falsificadoes también imprimen sus propias etiquetas.

"Recibimos una llamada telefónica, tarde en la noche, supuestamente de un organizador de fiestas, quien dijo que su cliente ruso quería comprar más Cristal (un champán muy caro) y nos pidió ayuda con eso", recuerda Moore.

"Dijo que no importaba cuál fuera el costo. Un miembro muy ingenuo del personal le dio tres botellas de US$1.500 cada una. Y todo parecía estar bien".

Un taxista se presentó para recoger el champán… y, por supuesto, unos días más tarde, la compañía de tarjeta de crédito rechazó la transacción, pues la tarjeta era robada.

Como dice el bloguero Jamie Goode: "Si usted está comprando o vendiendo el vino, y el negocio arece demasiado bueno para ser verdad, entonces probablemente lo sea".

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Moulin usa muchas herramientas en su trabajo.