Un antiguo cráneo hallado en una cueva en el norte de Israel ofrece nuevas pistas sobre la migración de los humanos modernos que abandonaron África hace 60.000 años.
Este éxodo fue el que dio lugar a la colonización del planeta por parte de nuestra especie y a la extinción de otros grupos humanos.
Pero también, el hallazgo aporta otra pieza clave en la historia de la humanidad: es la evidencia más antigua del lugar probable en el que el hombre moderno y el hombre de Neandertal cohabitaron y se reprodujeron.
El cráneo encontrado en la cueva de Manot tiene una antigüedad de 55.000 años y es el fósil más antiguo de los primeros inmigrantes africanos.
"El cráneo es muy delicado, no hay nada que lo diferencie de uno moderno", le dijo a la revista Nature -donde se publicó el estudio- Israel Hershkovitz, de la Universidad de Tel Aviv.
"Pero también tiene rasgos que podemos hallar en otros especímenes".
"Es la primera evidencia que muestra que de hecho hubo una gran ola de inmigrantes que salió de África Oriental, cruzó el Sahara y el desierto de Nubia y habitó la región del este del Mediterráneo hace 55.000 años. El cráneo es realmente una pieza clave para entender la evolución humana", afirmó el investigador.
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Inmigrantes esquivos
Las características físicas del cráneo son similares a las encontradas en el de los primeros humanos modernos de Europa.
Esto quiere decir que "los hombres de Manot fueron probablemente los antepasados de muchas de las poblaciones tempranas del Paleolítico superior en Europa", explica Hershkoviz.
(La población de Manot) puede representar a algunos de los esquivos primeros inmigrantes de la teoría sobre la migración africana de hace 60.000 años
En opinión de Chris Stringer, investigador especializado en el origen de la humanidad del Museo de Historia Natural de Londres, en Reino Unido, la población de Manot, "puede representar a algunos de los esquivos primeros inmigrantes de la teoría sobre la migración africana de hace 60.000 años, una población cuyos descendientes se propagaron por toda Asia y también en Europa".
Stringer, quien no participó en el estudio, cree que el hallazgo alimenta la esperanza de hallar especímenes más completos de esta región y período críticos.
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Relaciones mixtas
El hallazgo también es interesante porque este individuo -probablemente una mujer- vivió en un momento en que, según estiman los científicos- los humanos modernos convivían y se cruzaban con los neandertales.
Todos los restos no africanos muestran rastros leves de ADN del Hombre de Neandertal.
Esto indica que el cruce de ambas especies se produjo justo después de que los humanos modernos abandonaran su tierra natal pero antes de que se diversificaran en varias poblaciones.
Es muy probable que este encuentro se haya producido en el Medio Oriente, ya que es el primer punto en la ruta migratoria y, descubrimientos anteriores, muestran que los neandertales vivieron allí al mismo tiempo que el hombre moderno.
Según Hershkoviz, no hay otros lugares posibles.
"La población de la cueva de Manot es la única que compartió la misma región geográfica por un período de tiempo muy largo".
No obstante, sin una prueba de ADN no es posible saber si el cráneo hallado pertenece a un individuo nacido a partir de una relación entre una pareja mixta.
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