"Yo creo que son más listos que nosotros, aunque no tengan cerebro", le dijo a la BBC Liz Sockett al hablar de una verdadera maravilla de la evolución a la que le ha dedicado 15 años de su vida profesional.

Se trata de un superdepredador que es uno de los nadadores más rápidos de su tipo. Está armado con garfios subyugadores para pegarse a su presa y utiliza varias estrategias para invadir a sus víctimas y comérselas desde su interior con una eficiencia despiadada.

Pero si estás imaginándote un calamar gigante, reduce el tamaño de la criatura en tu imaginación un poco… y un poco más… y ahora muchísimo más: unos 10 millones de veces más.

Sockett es experta en genética bacteriana y trabaja en la Universidad de Nottingham. El asesino que la ha mantenido tan intrigada todos estos años se llama Bdellovibrio.

Pero este animal que, por chico que sea, suena tan aterrador promete salvar miles y miles de vidas.

Le gusta lo que nos hace daño

El Bdellovibrio es una bacteria y, aunque es sólo una célula, "tiene una gama muy amplia de habilidades".

Sus víctimas son un grupo de microbios llamados bacterias gramnegativas, que son las causantes de varias de las más graves infecciones del mundo -como E. coli o salmonela-, muchas de las cuales han desarrollado resistencia a los antibióticos.

"Para el bdellovibrio, esas bacterias son su almuerzo", indica la experta.

¿Dónde viven?

"El bdellovibrio se han encontrado en multitud de hábitats, como tierra, agua, plantas, los estómagos de los niños…", explica Sockett.

"Su característica es que ataca a otras bacterias pero no a las células de los humanos o las plantas", aclara.

"No sólo reconoce a esas bacterias sino que las invade así no sean de su entorno: puedes tomar un bdellovibrio de la tierra, meterlo a un hospital y en ese ambiente distinto reconocerá las causantes de tantas enfermedades y las matará".

Bdellovibrio

SCIENCE PHOTO LIBRARY
Se encuentra fácil y no ataca nuestras células ni las de las plantas.

La ofensiva

El bdellovibrio puede nadar 100 veces la longitud de su cuerpo en un segundo; eso significa que si fueran humanos podrían nadar a 650 kilómetros por hora.

Pero no es la velocidad con la que nadan lo que les permite meterse dentro de su presa.

"Se agarran con los garfios y hacen una estructura parecida a las escaleras de los bomberos, que se puede alargar y pegar a la membrana exterior de la víctima. Como la escalera está pegada, le sirve para impulsarse, e ir penetrando las distintas capas de la membrana exterior de la bacteria, que son como una cebolla".

Esta es apenas una de varias sustancias que produce el bdellovidrio para abrirse camino; "tiene tantas estrategias que aún nos faltan por descubrir… pero nos gusta el misterio".

Bdellovibrio

Science Photo Library
El bdellovidrio utiliza muchas formas de ataque a la vez, mientras que un antibiótico sólo tiene una o dos.

"Cuando llega a la pared de la bacteria, que tiene forma de enrejado, utiliza unas enzimas que hacen que se relajen las rejas, se cuela entre ellas y las vuelve a cerrar", explica Sockett.

"Su estrategia evolutiva es hacer todo este esfuerzo para entrar a la bacteria y asegurarse de no tener que compartir el alimento con otros organismos perezosos"

El grito molecular

La bacteria atacada permanece viva durante 15 largos minutos, durante la invasión del bdellovibrio.

"Logramos medir un grito molecular", cuenta Sockett.

"Un grito molecular sucede cuando la bacteria activa unos genes para tratar de combatir al bdellovibrio, en vano, antes de morir".

Una vez pasada esa barrera, el bdellovibrio se instala en el espacio periplasmático, que está entre esa pared que penetró y una última membrana interna llamada citoplasma, que alberga los orgánulos celulares; una especie de bolsa de comida.

La razón por la que mantiene esa bolsa cerrada es que "así puede usar enzimas muy tóxicas dentro de la membrana interna para disolver componentes particulares y sacar las moléculas que necesita sin peligro de que ese arma que están usando le haga daño".

Efectivamente, las enzimas que utilizan los bdellovibrios también los matarían a ellos, así que se protegen con la membrana de su víctima.

"Están hechos del mismo material que el que están destruyendo".

Tras semejante esfuerzo, el bdellovibrio se dedica a deleitarse con el alimento que tiene a la mano y crece.

Toma la forma de una salchicha, se estira y cuando ya no puede más, se divide en varios bdellovibrios más pequeños, que se salen de la célula en la que nacieron y se van en búsqueda de sus propias víctimas.

¿Para qué pueden servir?

"Uno de mis lemas es: si quieres matar bacterias, pregúntale a una bacteria cómo hacerlo y aquí tenemos un depredador natural que mata bacterias", dice Liz Sockett.

El bdellovibrio, agrega, puede servir para luchar contra "los patógenos que causan infecciones de pie de diabético, gastrointestinales, pulmonares, así como las infecciones en heridas".

Sockett y su equipo ya hicieron experimentos con animales los cuales demostraron que el tratamiento con bdellovibrio es seguro y efectivo. Ahora los están haciendo con tejidos y sangre de humanos.

"Tenemos que asegurarnos de que no se dispare una reacción alérgica en los pacientes al bdellovibrio. Vamos a hacer pruebas con animales más pequeños e iremos avanzando hasta llegar al hombre, y también haremos pruebas en humanos en la piel antes de usarlos internamente", aclara.

Pero, así los pudiéramos usar como un arma contra las temidas bacterias resistentes a los antibióticos, ¿qué impide que esas bacterias desarrollen una resistencia a los bdellovibrio?

"Es cierto que las bacterias siempre están evolucionando, pero el bdellovibrio usa tal cantidad de estrategias al mismo tiempo para matar a una bacteria que es casi como imaginarse un juego de papel, tijera o piedra en el que el bdellovidrio saca tanto el papel como la tijera y la piedra y muchas cosas más, todas a la vez, todas las veces, así quees muy difícil que la bacteria pueda resistir".