Y como ese caso hay miles: importantes archivos que recogen las voces de figuras como Frank Sinatra, Judy Garland, Mark Twain o Abott y Costello han desaparecido, tal vez para siempre.
Para tratar de recuperar estas grabaciones y restaurar miles más que están en malas condiciones, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos lanzó un plan que es el resultado de más de diez años de investigación.
El objetivo es claro: preservar, hasta donde más pueda, el patrimonio sonoro del país, que abarca 130 años y una infinita variedad de temas y formatos.
BBC Mundo visitó la biblioteca en su sede central en Washington, a un paso del Capitolio, para conocer cómo trabajan estos "arqueólogos del sonido" y también recogió algunas grabaciones que ya han sido preservadas y que ustedes pueden escuchar haciendo clic en cada módulo a la derecha.
Una rocola nacional
Audio: la primera grabación de jazz, de 1917
Conozca la composición Livery Stable Blues, grabada por la Original Dixieland Jazz Band y considerada la primera grabación de jazz.
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No hay mucho que la biblioteca pueda hacer para recuperar la cantidad de obras perdidas, más allá de publicar una para que tal vez alguien las encuentre en un ático o en alguna colección privada.
Pero sí hay un tesoro en el que estos arqueólogos pueden trabajar: los 46 millones de grabaciones que se estima están en los museos, archivos y bibliotecas del país, miles de los cuales necesitan ser restaurados.
Patrick Loughney, director del centro encargado de la conservación audiovisual, recibe a BBC Mundo en uno de los laberínticos corredores de la que se considera la biblioteca más grande del mundo.
Objetivo: preservar el patrimonio sonoro
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La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos presentó en febrero un plan para preservar el patrimonio sonoro del país. Una parte importante de ese patrimonio está grabado en los cilindros de fonógrafo, creado por Thomas Edison. Fue el método más común a final del siglo XIX y hoy se estima que al menos la mitad de los 47.000 cilindros están desaparecidos. (Todas las imágenes cortesía de la Biblioteca del Congreso).
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Cuando se habla de grabaciones no sólo se habla de música. También incluye muchos audios importantes para la historia política de Estados Unidos. En la imagen se ve a la tripulación del avión Enola Gay, que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima. Está desaparecida una grabación realizada por la tripulación dentro del avión cuando lanzaron la bomba.
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Durante la Segunda Guerra Mundial se reemplazó el aluminio con el que se fabricaban los discos de acetato por vidrio. Esto ocasionó que las producciones de ese periodo fueran particularmente frágiles.
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La cinta magnética es uno de los medios de grabación más comunes pero también, según la Biblioteca del Congreso, uno de los que más necesitará preservación digital en los próximos 10 o 20 años. En la imagen se ven rollos de grabaciones realizadas por Tony Schwartz, quien documentó los sonidos de Nueva York.
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En la era predigital, las cintas magnéticas eran el formato estándar para archivar sonido y todavía se utilizan hoy como referencia. Actualmente se cree que hay 47 millones de grabaciones en museos, archivos y bibliotecas del país, miles de los cuales necesitan ser preservados.
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Actualmente la biblioteca tiene más de 3 millones de grabaciones de sonido y sus esfuerzos de conservación incluyen la publicación de un registro nacional. En este registro se encuentra, por ejemplo, la grabación del último miembro de la tribu indígena Yahi, del norte de California, entre 1911 y 1914.
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Discos como este se usaron para grabar programas de radio entre 1930 y 1960. Este disco perdió la mayor parte de su laminación.
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Patrick Loughney es el director del centro de conservación audiovisual de la Biblioteca del Congreso. Le dijo a BBC Mundo que "este tipo de preservación es tan importante como salvar edificios, monumentos públicos o parques nacionales".
Y habla de manera enfática: "Este tipo de preservación es tan importante como salvar edificios, monumentos públicos o parques nacionales, que también son vitales para nuestro patrimonio".
Para eso precisamente está el plan que la biblioteca presentó en febrero y que es el resultado de una ley del año 2000 que la encargó de su diseño.
Son 32 recomendaciones que contemplan la mejora de la infraestructura para la preservación de las colecciones, la creación de programas educativos para fomentar la especialización en esta área y el diseño de estrategias.
Además busca ampliar el acceso a estas grabaciones para que cualquiera pueda usarlas. Para ello creó una "rocola nacional" ( ), que digitalizó 10.000 audios de entre 1901 y 1925, y un nacional de grabaciones.
El discurso de Roosevelt sobre el ataque a Pearl Harbor
Escuche las declaraciones del presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, un día después del ataque de Japón a Pearl Harbor, en diciembre de 1941.
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A este último se agrega cada año una serie de composiciones para que sean conservadas. Actualmente hay 350, que incluyen una copia del famoso discurso de Martin Luther King "I Have a Dream" y grabaciones del último miembro de de la tribu indígena Yahi, de California, entre 1911 y 1914.
"Hay una creciente amnesia relacionada con el patrimonio de los sonidos grabados de EE.UU.", dice Loughney. "Ese patrimonio se pierde de una generación a la siguiente porque no está disponible para la investigación pública. Es un problema importante".
Y no es el único desafío que enfrentan para conservar el patrimonio sonoro del país.
Desafío tecnológico
Loughney explica que, en su opinión, un primer problema es que algunas leyes de derechos de autor dificultan que las grabaciones puedan hacerse más accesibles, un tema que no comparte el sindicato de productores de radio y televisión.
Show de radio del Llanero Solitario de 1937
Escuche esta versión restaurada del programa de radio del Llanero Solitario.
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Un segundo desafío es la falta de un formato estándar para grabar audios. Sólo en la biblioteca hay más de cien formatos distintos, lo que complica de manera considerable los esfuerzos para conservar los archivos. Y cada vez hay más formatos.
Por ello, la tecnología puede ser una amenaza tan grande para la preservación como el paso del tiempo.
"El advenimiento de la era digital, contrario a lo que muchas personas creen, no significa necesariamente que todo sobrevivirá y podrá ser preservado", dice Loughney.
"Estamos en una era de acceso fácil, lo que ha creado la ilusión de que todo en el pasado o incluso en el presente va a estar disponible de manera permanente para las generaciones futuras", agrega. "Pero no es el caso".
Hay millones de grabaciones que necesitan ser preservadas.
"Con cada cambio de formato se pierden grabaciones porque no son transferidas a la siguiente forma de tecnología".
De ahí que la biblioteca no sólo esté preocupada por preservar los audios viejos y dañados, sino también los que se producen en pleno siglo XXI.
Y de ahí que el plan no sea uno inmediato sino "generacional" o a largo plazo, como concluye Loughney.
"Los problemas que estamos enfrentando se desarrollaron en 130 años y esperamos que no tardaremos 130 años en afrontarlos", dice.
"Pero sí tomará su tiempo".