Dos fotógrafos latinoamericanos obtuvieron una mención especial en la prestigiosa competición Fotógrafo de Naturaleza del Año 2013 (Wildlife Photographer of the Year 2013) patrocinada por el Museo de Historia Natural de Londres y BBC Worldwide, que este año recibió 43.000 imágenes de 96 países.

Alejandro Prieto y Zig Koch le cuentan a BBC Mundo las historias salvajes detrás de sus dos impactantes fotografías.

A sangre fría

El mexicano Alejandro Prieto, veterinario de profesión y fotógrafo aficionado y apasionado, había viajado al parque natural Corcovado, cerca del Pacífico en Costa Rica, en busca de tapires. También le habían dicho que podría encontrar tiburones toro.

"Tuve que tomar una avioneta y después una lancha. Llegas a una estación que se llama la Sirena, que es un lugar dentro del parque nacional que está muy rústico, es pura selva y te prestan ahí un espacio para que pongas tu tienda de campaña", cuenta Prieto, en conversación con BBC Mundo.

Una mañana, Prieto se levantó muy temprano y se dirigió a la zona de la playa.

"Como a las 7 de la mañana escuché un ruido muy fuerte que venía del mar", relata el fotógrafo, que se sentó en la playa a ver qué veía.

Tras unos minutos "empezó a salir del mar un cocodrilo, yo creo que tendría como unos cuatro metros y medio de largo, y salió hacia la playa".

"Yo traté de esconderme en la selva, que está pegadita al mar", dice Prieto, que se acomodó como pudo y hasta tuvo que dejar su trípode en la playa.

El cocodrilo ya había atrapado a la tortuga, y la arrastraba de una de las aletas delanteras. La presa aún se movía y luchaba por escapar.

"El mar estaba muy picado, había mucho oleaje, llegaba una ola y los tapaba."

Alejandro Prieto, fotógrafo mexicano

Ante esa batalla repentina que surgió ante sus ojos, Prieto se preparó para tomar fotos.

El cocodrilo, cuenta Prieto, "en un movimiento rapidísimo la agarró de la cabeza".

Y aunque se seguía moviendo, la tortuga ya estaba vencida.

"El mar estaba muy picado, había mucho oleaje, llegaba una ola y los tapaba", dice Prieto, que estaba cerca, como a 10 metros de la brutal escena.

Pero entonces llegó el momento justo: el animal se acomodó, se despejó la visión, y el fotógrafo disparó varias veces.

"Yo creo que (el cocodrilo) empezó a escuchar los ruidos de la cámara, porque se volvió a meter al mar ya con la tortuga agarrada de la cabeza".

Luego volvió a salir hacia la boca del río, y allí se internó nadando con su presa. Prieto lo siguió durante 45 minutos y lo siguió fotografiando, pero ya no estaba tan cerca.

Según la gente del lugar, no es nada común que los cocodrilos salgan del río a cazar tortugas en el mar. Pero la lente de Prieto estaba atenta, y lo inesperado ocurrió.

Para sacar buenas fotos de naturaleza, según Prieto, lo importante es tener "paciencia, perseverancia y creatividad".

"Y también conocimiento", añade.

¿Y cómo empezó este joven mexicano a interesarse por la fotografía de vida silvestre?

"Es curioso", cuenta, "porque yo empecé porque me gustaba la cacería pero no me gustaba el desenlace, o sea matar el animal, entonces en una ida que fuimos de cacería no se quién traía una cámara, y en lugar de la escopeta me llevé la cámara. Y de ahí en adelante cambié la cacería por la fotografía."

Al fin y al cabo –y aunque con objetivos muy diferentes– las dos cosas son muy similares.

Carrera por la vida

Fotografía de Zig Koch

Crédito: Zig Koch / Wildlife Photographer of the Year 2013

Un jaguar con la mirada atenta del cazador y una capibara o chigüire en pleno movimiento son los protagonistas de esta imagen. El escenario, la rivera del río Cuiabá, que atraviesa la región de humedales del Pantanal en Mato Grosso, Brasil.

Hasta allí había viajado Zig Koch, arquitecto y fotógrafo de naturaleza brasilero, tras los pasos del jaguar.

"Estuve cuatro días detrás del jaguar", cuenta a BBC Mundo Koch, que iba junto a un colega.

Un amanecer se encontraron con el animal y no lo perdieron de vista.

"Lo fuimos siguiendo por el margen río mientras buscaba comida, como yacaré, capibara, cobra y aves".

Los fotógrafos vigilaban desde un barco cuando el jaguar se subió a una mata más densa. Fue entonces que apareció la capibara, vio al jaguar y salió corriendo.

"El jaguar se lanzó sobre su presa y corrió durante algunos segundos".

"Es muy bonito entender esa relación entre los seres, eso lo que me mueve para seguir haciendo fotografía de naturaleza."

Zig Koch, fotógrafo brasileño

"Dio tiempo de hacer unas ocho fotografías más o menos, de las cuales tres salieron buenas, una de ellas es la que está en el concurso", cuenta Koch.

"Es una foto interesante porque acaba despertando la curiosidad", reflexiona el autor, "porque es diferente a ver al jaguar comiendo la capibara en una imagen muy fuerte, con un mensaje de muerte, del equilibrio de la naturaleza en que uno acaba teniendo que comer al otro".

Quizás interese al lector conocer el destino de la capibara: logró escapar de las garras del jaguar.

Koch considera, al igual que Alejandro Prieto, que conocer las costumbres de los animales no sólo es importante para su trabajo, también es gratificante "porque siempre hay cosas nuevas, es muy bonito entender esa relación entre los seres de la naturaleza, eso es lo que me mueve para seguir haciendo fotografía de naturaleza".

Pero además, cree el fotógrafo, quienes retratan la vida salvaje tienen un rol que cumplir.

"Yo elegí la fotografía después de dedicarme a la arquitectura justamente para intentar mostrar a las personas cómo es la naturaleza para intentar revertir el proceso de destrucción del medio ambiente".

"Creo que los fotógrafos tienen un papel muy grande en esa transformación", concluye.