Con los políticos elevando el tono y hasta habiendo llegado a las manos en la Asamblea Nacional, los venezolanos de a pie continúan viviendo divorciados: oficialistas y opositores casi en dos planetas diferentes.

El vicepresidente, Nicolás Maduro, habló de la supuesta infiltración de extranjeros para atentar contra su vida tan sólo un día después de que el diputado opositor Julio Borges denunciara una agresión por parte de un parlamentario chavista dentro de la Asamblea Nacional.

Con ese caldeado panorama, opositores y chavistas se movilizaron para conmemorar el histórico 23 de enero y al tiempo "reivindicar la democracia", a juzgar por los testimonios recabados por BBC Mundo.

Eso sí, una versión bien distinta de lo que debe ser la democracia en cada bando y más distante aún en el diagnóstico de la realidad actual: de la "democracia bella" que viven los chavistas a la "dictadura insufrible" de la que hablan los opositores.

En el bando opositor, concentrado en un polideportivo del oeste de Caracas, la democracia y la Constitución significan el rechazo a la continuidad del gobierno sin que el presidente Hugo Chávez haya tomado posesión, como decretó la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.

Entre los chavistas, de nuevo masivamente movilizados en el centro Caracas hasta que se concentraron en el popular barrio del 23 de Enero, la democracia y la Constitución no son ni más ni menos que Hugo Chávez y su revolución bolivariana.

Así, casi en planetas paralelos, transcurrieron las movilizaciones, deliberadamente alejados para evitar enfrentamientos en un momento en que los ánimos están muy crispados entre los políticos.

Conspiraciones

El vicepresidente, Nicolás Maduro, que anunció su inminente regreso a La Habana para visitar a Chávez, arengó a los suyos anunciando "mano dura contra la conspiración de la derecha".

Maduro denunció la presencia de extranjeros que buscan atentar contra su vida y la del titular de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, otro de los hombres fuertes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela.

"Por eso es que han dicho que estamos peleados, porque la jugada macabra y criminal es tratar de atentar, cosa que no lograrán", dijo a la multitud reunida en el 23 de enero para celebrar el levantamiento que en 1958 supuso el fin al régimen militar de Marcos Pérez Jiménez.

Del otro lado de la ciudad, el gobernador del estado Miranda, el opositor Henrique Capriles, respondió que "atentados hay todos los días contra los más de 50 venezolanos que pierden la vida", en alusión a los problemas de inseguridad y las altas tasas de homicidios que padecen los ciudadanos del país.

Capriles también se refirió a la ajetreada sesión de la Asamblea Nacional, donde además de la agresión a Borges, se pudo ver al presidente del órgano, Diosdado Cabello, aparentemente conminando a otro diputado a "probarlo".

"Cómo es posible que el presidente de un poder rete a otro diputado a resolver los problemas por la vía de la violencia (…). Por qué no debaten las ideas", dijo Capriles.

"Yo soy Chávez"

En la marcha chavista, se volvieron a ver las camisetas con el lema de "Yo soy Chávez" y más de uno desfilaba bajo esa consigna, el "Chávez somos todos".

Mural de Chávez

Opositores y chavistas conmemoraron el 23 de enero.

Marchando hacia el barrio 23 de Enero, en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, David, dijo defender la Constitución y que "se mantengan los logros de 14 años de revolución".

"Chávez es la liberación de nuestro país, la ruptura de las cadenas que nos tenían sometidos durante 40 años de gobiernos ‘democráticos’ supuestamente pero donde la gente no tenía reales libertades. Chávez rompió con todos esos esquemas y por eso la burguesía lo odia tanto", le dijo a BBC Mundo.

"Chávez llegó para quedarse, fue la persona que vino a quitarle la venda de los ojos a nosotros los pobres", afirmó José Rondón, que habló de Venezuela como una "democracia bella, hermosa".

Para Arturo Cifuentes, Venezuela "gracias al presidente Chávez es un país libre, democrático, con libertad de expresión". "Fuimos despertados por este presidente, somos un pueblo que tenemos millones de conciencia. Chávez nos enseñó y nos educó, y creó conciencia".

"Dictadura insufrible"

En la concentración opositora, la visión de las cosas es diametralmente opuesta, si bien se reconoce la devoción que sienten por el mandatario sus seguidores, también hay quien habla de la supuesta compra de voluntades, posible gracias a los altos precios del petróleo.

"El chavismo está comprado, la mayoría va comprada, somos más oposición que chavismo", le dijo a BBC Mundo Glayds Caballero, mientras esperaba la llegada de los líderes opositores.

"No tenemos libertad, no queremos más a Chávez aquí, Chávez ha traído destrucción, todo lo que toca lo destruye", agregó.

A su lado, Laura Marcocha calificó la situación de "una dictadura insufrible". "Tenemos a los hijos muy mal porque no hay futuro. La inseguridad es total, no hay ley", dijo.

Por su parte, Olivia González, que también coincidía en que el presidente "ha comprado muchas voluntades", afirmó que "muchos son empleados públicos que van obligados o pierden su trabajo".

No obstante, González reconoció que a Chávez muchos "lo aman de corazón", lo que atribuyó a su "aparato de propaganda. "La hegemonía comunicacional obviamente funciona", dijo.

Sin embargo, González, que habla del chavismo como "los años perdidos del boom petrolero", lo que no le perdona a Chávez es "el odio que ha sembrado entre los venezolanos".

"Tenemos 15 años de un lenguaje violento, de un mensaje de odio y división, y esto ha llevado a índices de violencia insospechados".