En plena campaña por la candidatura presidencial del Partido Republicano de Estados Unidos, Donald Trump no ha sabido qué hacer con una declaración de apoyo: la de David Duke.
Duke, a quien le gusta ser identificado como ex miembro republicano de la Cámara de Representantes de EE.UU. por el estado de Luisiana, dijo la semana pasada que Donald Trump era "con diferencia el mejor candidato".
Sin embargo, al ser consultado sobre ese respaldo, durante una entrevista con el canal estadounidense CNN el fin de semana, Trump dijo no saber nada sobre Duke ni sobre las organizaciones con las que éste se vincula: los supremacistas blancos, grupos que consideran que las personas de raza blanca son superiores a las demás.
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La respuesta le valió al magnate una lluvia de críticas por parte de varios de sus rivales en la carrera por la candidatura republicana, incluyendo a Marco Rubio, Ted Cruz y John Kasich.
Trump dijo luego a la cadena NBC que su respuesta a CNN obedecía a que no podía escuchar bien las preguntas del entrevistador y acabó expresando en Twitter su rechazo al respaldo de Duke.
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Un extremo ¿pasado?
Duke es conocido en Estados Unidos por haber sido el máximo líder de los Caballeros del Ku Klux Klan (KKK), la principal ramificación de ese grupo extremista, del que se separó formalmente a finales de la década de los 70.
Sin embargo, sus posiciones políticas polémicas se remontan al menos a una década antes, cuando siendo un estudiante de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU, por sus siglas en inglés) era parte de grupos neonazis.
En un reportaje publicado en 1991, la revista Newsweek describió una manifestación neonazi ocurrida en Luisiana en 1971, en la que había un grupo de jóvenes vestidos con camisas pardas y brazaletes negros. "Duke estaba allí, luciendo lo más parecido a Hitler que podía, con el pequeño bigotito y el cabello peinado de la misma forma", dijo a la publicación un testigo de nombre Michael Connelly.
A mediados de la década de los 70, Duke dejaría de lado el nazismo abierto e impulsaría la modernización del KKK, ofreciendo una imagen más telegénica y juvenil. Al mismo tiempo, se postuló sin éxito al Senado en las elecciones de 1975 y 1979 por el Partido Demócrata.
Mientras tanto, Duke fundó la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente Blanca. "Era el Klan sin las sábanas. Su objetivo era el mismo que el de los Caballeros del Ku Klux Klan: proteger la pureza de la raza blanca", señaló sobre esa organización el periodista Tyler Bridge en su libr: "El ascenso de David Duke".
En 1987, Duke sería detenido junto a otro medio centenar de personas por participar en una protesta en contra de una manifestación en defensa de los derechos civiles en un pueblo del estado de Georgia.
En 1988, se postularía como candidato presidencial del Partido Populista. Fracasaría, pero su mejor momento en política le esperaba a la vuelta de un año, cuando se convertiría en miembro de la Cámara de Representantes electo por el partido Republicano, aunque en contra de la voluntad de la dirigencia de ese partido.
En 1991 compitió como candidato republicano por la gobernación de Luisiana, lo que provocaría la intervención del propio presidente estadounidense George Bush. "Cuando alguien afirma que el Holocausto nunca ocurrió, creo que esa persona no merece ni un ápice de la confianza de los ciudadanos", dijo el mandatario.
Duke ha renegado en numerosas ocasiones de su pasado racista y ha afirmado que su condición de cristiano renacido (born again christian) le ha ayudado a ser más tolerante. Algunos lo ponen en duda. "No creo ni por un minuto que haya vivido una conversión", dijo a Newsweek Evelyn Rich, quien entrevistó a Duke para su tesis doctoral sobre el KKK en la década de los 80.
Las razones de un respaldo
En un post publicado en su página de Facebook a propósito de la polémica causada por su apoyo a Trump, Duke señaló que considera que el magnate debe ser seguido de cerca por quienes creen que hay que poner fin a la era de la corrección política en Estados Unidos.
Señaló que él no respaldaba la candidatura de Trump sino que hacía una "recomendación política" para que la gente votara por el magnate igual que él piensa hacer.
Dijo que ese país necesita un líder que resguarde las fronteras ("para que EE.UU. y su herencia sobrevivan"), garantice que los estadounidenses blancos puedan preservar y proteger su patrimonio e intereses "al igual que se le permite hacer al resto de los grupos"; y evite ir a la guerra con Rusia y cause la III Guerra Mundial.
Además, Duke espera que ese líder acabe con la supuesta influencia de grupos de origen judío sobre la vida política de Estados Unidos.
Puntos de encuentro
La campaña que permitió a Duke llegar a la Cámara de Representantes en 1989 tiene algunos puntos de encuentro con la actual carrera electoral de Trump, en el sentido de que se sustentaba en el descontento existente entre una parte de la población y se basaba en propuestas polémicas.
Si Trump propone ahora deportar a 12 millones de inmigrantes indocumentados o prohibir la entrada de musulmanes, Duke exigía eliminar los fondos destinados a impulsar el desarrollo de las minorías menos favorecidas, hacer pruebas de consumo de drogas a los beneficiarios de programas de ayuda social y darles dinero para que no tuvieran hijos.
Duke logró llegar a la Cámara de Representantes en contra de los deseos del liderazgo del partido Republicano.
Estuvo en el Congreso durante un único período y no consiguió que se aprobaran sus propuestas.
Queda por ver cómo le va a Trump.