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Carolina Thwaites BBC

Trece autores, 13 partes. Una historia.

Como parte de nuestro festival digital, HayFestivalMexico@BBCMundo, les presentamos a 13 jóvenes autores mexicanos* el desafío de escribir un cuento a 13 voces -imaginaciones o pares de manos-, en una especie de cadena literaria en la que cada autor añade una parte a la historia creada por quienes lo precedieron.

Todos los días de esta semana te estaremos trayendo dos entregas. Pero no te revelaremos quién escribió qué hasta el final, el domingo 25 de octubre.

Puedes seguir todo el festival aquí.

La primera entrega de este martes es la parte III: el perverso juego, que encontrarás destacada en negritas.

¡Pero regresa pronto por más!

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I. La mujer a la que se le desaparecían las cosas

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Carolina Thwaites BBC

Cuando la conocí, a principios de septiembre, solamente le quedaban vivas las manos, que usaba para escribir algunas palabras como si enviara mensajes desde la definitiva ausencia. Sería un año antes cuando empezó a dar graves muestras de su condición: estaba segura ya de que su pie izquierdo había desaparecido. Yo sé que los dedos ya no están ahí, le decía al médico, pero todavía los siento como si estuvieran pegados a mi carne, y sin embargo entiendo que están muertos, que no están en ningún lugar, que no son más que trapo y huesos.

Sería un año antes cuando empezó a dar graves muestras de su condición: estaba segura ya de que su pie izquierdo había desaparecido"

Pero, ¿usted puede ver su pie?, le preguntó el médico; ella respondió que lo que está muerto puede verse con los ojos del recuerdo, y sentirse, y escucharse incluso, pero que ella sentía muy adentro que sus dedos ya estaban muertos y que lentamente el resto de su cuerpo cumpliría el mismo destino. Ese día, antes de dormirse y después de tirar a la basura los fármacos agregó, a la ya larga lista de desapariciones, a su tío Jorge, al perro de la vecina del segundo piso, a todos los árboles de la calle General Andrade, a tres periodistas, a dos partidos políticos, a una partida del presupuesto municipal, a dos vasos de vidrio de su alacena y a un arroyo que se había secado. Se durmió pensando en las cosas que desaparecerían al día siguiente.

II.

Por la mañana, el arroyo seguía seco pero la jornada transcurrió en calma. Hacía pocos meses que en la oficina alguien había ocupado su puesto. A veces recibía una llamada con una pregunta sobre algún expediente; pero hoy el teléfono murió. A mediodía, la misma pelea con esa mujer que se hacía pasar por su hermana y que intentaba convencerla de bañarse y darle de comer. Bastaba con sorber un poco de sopa. No era necesario más.

Según decía, yo no quería engañarla como los demás con falsas esperanzas de recuperar lo que se había ido"

Quiero que ella me deje tranquila, me dijo cuando fui a visitarla. Se veía rígida como un muñeco en la cama. Sentía, según me dijo, que sus miembros estaban secos, tenían un peso desconocido y una textura esponjosa, sin vida. Creo que toleró mis visitas pues antes de su enfermedad nunca vio mi rostro. Yo no era una impostora que arremedaba al pasado y, según decía, yo no quería engañarla como los demás con falsas esperanzas de recuperar lo que se había ido.

III. El perverso juego

En uno de esos encuentros, la encontré impregnada de esa aura tan particular a la melancolía. Nada más verla, supe que comenzaba a comprender las distintas perspectivas y ventajas que le confería su condición. La sorprendí enfrascada en un perverso juego con las extremidades que creía muertas. Según me relató después, les infligía dolores cada vez más agudos, como incitándolas a demostrarle de una vez por todas si en realidad habían estado engañándola, engañándonos, durante todo ese tiempo.

Cuando irrumpí en la habitación, se mostraba impávida conforme una gruesa aguja atravesaba de un lado a otro la parte inferior del dedo gordo de su pie"

Cuando irrumpí en la habitación, se mostraba impávida conforme una gruesa aguja atravesaba de un lado a otro la parte inferior del dedo gordo de su pie. No sé si por sugestión ante la escena, pero debo admitir que la sangre que chorreaba lentamente parecía no estar respirando. Ella permaneció un rato haciendo como si no advirtiera mi presencia, hasta que se volvió para advertirme con una voz yerma:

–¿Qué acaso no lo sabes? Por aquí hubo uno que lo comprendió hace muchos años. Lo dijo una sola vez, de la manera más hermosa posible, y después prefirió guardar silencio. En este lugar, el único mecanismo de defensa que nos queda se llama muerte.

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*Todos los autores de nuestro Cuento a 13 voces participaron en el proyecto México20 que el Hay Festival, Conaculta y el British Council organizaron en 2014 entre autores mexicanos menores de 40 años.

El Hay Festival México es un encuentro entre poetas, novelistas, científicos, humoristas, científicos, ambientalistas y más, para pensar en el mundo de hoy e imaginar el de mañana.

Tiene lugar en Ciudad de México entre el 23 y el 25 de octubre. Su versión digital, HayFestivalMéxico@BBCMundo, es coproducida por BBC Mundo.

Todo lo que necesitas saber sobre el HayFestivalMéxico@BBCMundo lo encuentras aquí.