Entra dentro de la categoría de los trastornos poco comunes, pero el síndrome de las piernas inquietas es un mal que afecta a millones de personas en el mundo.
La condición se presenta cuando alguien experimenta una irresistible necesidad de mover sus piernas, acompañada por una sensación poco agradable de comenzó debajo de la piel.
Frecuentemente se siente cuando se está descansando y suele agravarse durante la noche, interrumpiendo el sueño y causando cansancio e irritabilidad.
Los síntomas varían de una persona a otra en su intensidad y no hay un diagnóstico generalizado sino una historia clínica individual.
De allí que en los casos más severos se opte por suministrar medicamentos que estimulan los niveles de actividad en el cerebro como los agentes dopaminérgicos (que incrementan la dopamina), pero como se mencionó anteriormente no hay una sola prescripción que sea eficaz para todas las personas.
Además, el uso de este tipo de medicamento va perdiendo efecto con el paso del tiempo a medida de que el cuerpo se va adaptando a los nuevos niveles que alcanza cuando ingiere la medicina.
¿Pero qué pasa cuando los síntomas son leves o moderados? ¿Hasta qué punto se puede contrarrestar el síndrome sin la necesidad de recurrir a medicamentos?
Lo primero que se recomienda es cambiar el estilo de vida, evitando bebidas que contengan cafeína y estableciendo un patrón regular de sueño, lo que ayudará a aliviar los síntomas.
Esto se debe acompañar con una rutina de ejercicio moderado, con series de estiramiento por la mañana y por la tarde, aunque hay que evitar hacerlo cerca de la hora de dormir.
Sin embargo, según alerta el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares en Estados Unidos, un programa de entrenamiento intenso podría agravar los síntomas del síndrome.
El Departamento Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) agrega que incluso con salir a caminar ya se pueden percibir los beneficios del ejercicio.
Aunque recomienda optar por ejercicios donde predominen métodos de relajación y compresión muscular como el yoga o el taichí.
Lo que es importante tener presente es que si bien los ejercicios pueden contrarrestar los síntomas, no los eliminarán por completo y en caso de persistir con intensidad durante las noches lo más recomendable es consultar con un doctor.