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Protesta en contra de la condición de paraíso fiscal en Jersey.

Más cerca de Francia que de Inglaterra la isla de Jersey es una dependencia de la corona británica con autonomía política y administrativa, 100 mil habitantes y una histórica reputación de paraíso fiscal en el mundo de las finanzas.

En 2008 era una de las jurisdicciones con ingreso per capita más alto del mundo, con depósitos por más de US$300.000 millones y desempleo del 1%.

Hoy los depósitos se han reducido a la mitad y tiene un déficit proyectado de más de US$200 millones para 2018.

En octubre, en medio de inusuales manifestaciones de protesta en la capital Saint Hellier, se aprobaron recortes al sector público para cubrir lo que el único periódico de la isla, el Jersey Evening Post, describió como un "agujero negro fiscal".

El gobierno del ministro principal Ian Gorst defendió esta estrategia económica "para mantener la competitividad de la isla".

La evaluación sobre el agujero fiscal de la revista de negocios de Jersey, "Connect", es mucho más pesimista: "Para cubrirlo habrá que cerrar cada escuela, despedir a los maestros, y olvidarse de la inversión en infraestructura".

¿Qué pasó?

El estallido financiero de 2008 fue un golpe al corazón de la economía de Jersey.

Los senderos de muchos bancos atrapados en la vorágine pasaban por la isla y sus opacos instrumentos financieros.

Así lo explica John Christensen, nacido y criado en Jersey, antiguo asesor económico del gobierno y hoy director de Tax Justice Network, una ONG que lucha por la transparencia financiera mundial.

"En un momento la isla eligió el camino financiero en detrimento de las otras posibilidades que tenía. Y ahora ya no puede desandar el camino que es de un modelo económico caduco", indicó a BBC Mundo.

Las tres patas falsas

En teoría el modelo económico de la isla tiene tres patas: finanzas, turismo y agricultura.

En el mundo previo a la hegemonía financiera, el turismo era su principal ingreso con un mensaje simple dirigido a sus principales clientes, los británicos: somos como Francia, pero sin los franceses.

La agricultura era otra importante fuente de divisas gracias a la exportación de leche, papas y tomates, principalmente al Reino Unido.

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Jersey vivió una era dorada desde los años 80.

La decisión de Jersey por inclinarse en la década del 70 hacia el mundo de las finanzas cambió todo.

"Con este sistema creció una industria de banqueros, abogados, aseguradoras que hoy emplean el 23% de la población con niveles salariales muy por encima de los que paga la industria turística. Con tanto poder económico, este sector cobró un gran poder político", señala Christensen.

Esta hegemonía se nota en los porcentajes de cada sector.

En 1970 el turismo representaba un 52% de la economía, la agricultura un 10% y las finanzas un 9%.

En 2013 la proporción era un 42% para las finanzas, un 4% para el turístico y un 2% para el sector agrícola.

Pasado esplendoroso

Con este modelo financiero la isla vivió una "era dorada" entre la década del 80 y el estallido de 2008.

Bancos, entidades financieras y multinacionales confluyeron en la isla gracias a una oferta irresistible en un mundo que avanzaba a toda velocidad hacia la globalización de hoy en día.

"Jersey ofrecía un alto nivel de secreto bancario y un sistema regulatorio muy laxo para bancos, fondos de inversión y la banca en la sombra. Las compañías que se registraban en la isla, pero que no operaban allí, no pagaban impuestos, a diferencia de las que sí operaban en Jersey que tenían una tasa corporativa de un 20%", señala Christensen.

En tres décadas el presupuesto anual se quintuplicó.

Jersey construyó escuelas, hospitales, carreteras, un nuevo puerto, una nueva marina y hasta tuvo resto como para tener un año de gasto fiscal en reserva para las épocas de vacas flacas que, con la previsible regularidad de las estaciones, siempre terminan por llegar.

Money, money

El crujido del modelo fue en cámara lenta.

En 1997 la Unión Europea (UE), preocupada por el impacto que los paraísos fiscales estaban teniendo en la recaudación impositiva de sus miembros, incorporó un nuevo código de conducta por el cual no se le podían conceder a compañías y firmas extranjeras ventajas impositivas sobre las compañías nacionales.

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El turismo fue en el pasado la primera fuente de ingreso de la isla.

Los países y jurisdicciones tenían una década para aplicar este código, pero estaba claro que el modelo mismo enfrentaba un gran reto.

La solución de Jersey fue bajar a cero la tasa corporativa de las compañías que operaban en la isla y crear un impuesto general a las ventas del 3% para compensar la caída en la recaudación.

El cambio coincidió con la contracción crediticia global de 2007 y las apuestas cada vez más alocadas que terminaron en el estallido financiero de 2008.

El nombre de Jersey empezó a aparecer en operaciones vinculadas a la debacle.

Uno de estos casos fue Grampian, un instrumento financiero registrado en Jersey, que contribuyó a la caída del HBOS – la unión entre Halifax y el Bank of Scotland, dos de las grandes víctimas del estallido financiero.

Otro fue el británico Northern Rock que tuvo que ser rescatado en 2007 y quebró a principios del año siguiente.

¿Cambios a la vista?

El gobierno de la isla señala que, hoy, Jersey, se encuentra entre los centros financieros mejor regulados del mundo.

  • 52% Turismo

  • 10% Agricultura

  • 9% Finanzas

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  • 42% Finanzas

  • 4% turismo

  • 2% Agricultura

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Según le indicó a BBC Mundo Sam Le Quesne, portavoz del ministro principal de la isla, Ian Gorst, la isla ha cumplido con los máximos estándares internacionales.

"Estamos a la vanguardia de las iniciativas globales de transparencia que promueve el G20. Diferentes organismos independientes internacionales, incluyendo la OCDE, lo han reconocido", indicó a BBC Mundo.

En el índice internacional de secreto bancario, publicado en noviembre por Tax Justice Network, que compara anualmente la situación de unos 90 países en todo el mundo, Jersey bajó al puesto 16, por detrás de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Japón y Panamá.

Este nuevo lugar indica al mismo tiempo un mejoramiento en relación a otras jurisdicciones, pero un lugar consolidado entre los 20 países con mayor secreto financiero y menor transparencia.

Ejemplo de cambio es la conducta de la isla en el caso del ex dictador nigeriano Sani Abacha.

En 2014 Jersey devolvió a las autoridades más de US$500 millones de Abacha depositado en sus cuentas.

En marzo, en medio del escándalo de las cuentas del HSBC en Suiza, el banco cerró todas las cuentas que tenían en la isla sus clientes británicos para investigar la identidad de sus titulares.

"En relación a esto el ministro principal señaló que los bancos tienen que cumplir con las leyes. La pregunta obvia es por qué solo lo hacen a partir de ahora o por qué no lo hicieron antes. ¿Solo a raíz del escándalo se empezó a investigar la identidad de los titulares? Pero también, ¿por qué solo los clientes británicos? ¿Acaso solo los británicos evaden impuestos?", señaló a BBC Mundo Christensen.

El futuro

Más allá del debate, en la isla hay consciencia de la necesidad de diversificar el modelo.

"Es una prioridad de nuestro gobierno. Estamos dedicando crecientes recursos al desarrollo del sector digital. Y nos alegra que haya un nuevo marco regulatorio internacional para el mundo financiero porque creemos que el éxito va a depender de la calidad y velocidad del servicio. Y Jersey está muy bien ubicado para hacerlo", indicó a BBC mundo Sam Le Quesne.

Pero Christensen señala que Jersey sufre una enfermedad similar a lo que en economía se conoce como "la maldición de los países con recursos naturales".

"Países con petróleo u otros recursos que ven su economía distorsionada por depender de un solo producto. Lo mismo sucede con el sector financiero. El gobierno habla de reconvertir a la isla, pero no se puede cambiar toda una orientación económico-social como si fuera un interruptor de luz que se apaga y se prende", señaló Christensen a BBC Mundo.