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David Rockefeller fue por décadas el patriarca de la familia.

Los Rockefeller ya no son lo que eran.

La legendaria familia, cuyo patriarca, David Rockefeller, murió este lunes a las afueras de Nueva York a los 101 años, sigue siendo impresionantemente acaudalada.

Pero ya no están en la cumbre.

A principios del siglo XX, John D. Rockefeller, el fundador del imperio empresarial asociado con esa legendario apellido, presidía sobre un virtual monopolio de la industria petrolera, mediante su empresa Standard Oil.

Fue el primer estadounidense en sumar más de US$1.000 millones en activos.

La revista Forbes calcula que la fortuna de John D. Rockefeller en 1916, convertida a dólares de hoy, llegaría a US$30.000 millones.

Otros estimativos, como el del escritor anglo canadiense Malcolm Gladwell en su libro "Outliers", han dicho que en un momento dado John D. Rockefeller controlaba activos que podrían estar alrededor de los US$320.000 millones en dólares de hoy, lo que lo haría uno de los hombres más ricos de la historia y ciertamente el estadounidense más acaudalado que jamás haya vivido.

Lo que está más allá de las dudas es que a principios del siglo XX era el hombre más rico de Estados Unidos.

Herederos

David Rockefeller era hasta este lunes el último nieto vivo del fundador y la cabeza de la familia.

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David Rockefeller y su nieta Arianna: varias generaciones de la legendaria familia.

La última edición de la lista de multimillonarios de la revista Forbes, publicada por coincidencia el día de su muerte, estimaba su fortuna personal en US$3.300 millones.

Nada despreciable, pero reducida frente a la de su abuelo, o la de potentados de más reciente factura como Bill Gates o Sam Walton, la cabeza del imperio de Walmart.

Por supuesto que la fortuna de los Rockefeller va más allá que la del difunto David.

El clan hoy por hoy tiene decenas de herederos.

Pero incluso su fortuna combinada ya no domina los listados de archimillonarios en Estados Unidos.

La lista de fortunas familiares de la revista Forbes, en su última edición, ubica al clan Rockefeller en el puesto 23 de Estados Unidos, con un valor combinado de US$11.000 millones.

Esto es "apenas" una décima parte de la riqueza de los Walton de Wal-Mart, estimada en US$130.000 millones.

La cifra también ubica a los Rockefeller por debajo de las mayores fortunas latinoamericanas, como la de los Slim de México, estimada en más de US$50.000 millones, o la de los Santo Domingo de origen colombiano, con una fortuna que puede rondar los US$14.000 millones.

Rezagos de otra era

No es sorprendente que a lo largo de un siglo, la fortuna familiar de los Rockefeller haya disminuido, pese a su todavía formidable alcance.

Cuando a principios del siglo XX dominaban las cumbres del capitalismo mundial, muchos vieron en su enorme poder económico un peligro para la democracia estadounidense.

Los monopolios o "trusts" de las grandes familias de la época, como los Rockefeller en el petróleo, los Morgan en la banca, los Vanderbilt en los ferrocarriles y los Carnegie en el acero, para mencionar algunos, eran temidos y dieron lugar a un poderoso movimiento político para restringir su poder, que se manifestó en la promulgación de las primeras leyes antimonopolio.

En 1911, la Corte Suprema estadounidense ordenó desintegrar la Standard Oil, la todopoderosa empresa petrolera de Rockefeller, aduciendo que estaba en contra de las leyes antimonopolios.

A raíz del fallo judicial, la compañía se dividió en muchos pedazos.

Standard Oil de California dio lugar eventualmente a Chevron.

La Standard de Nueva Jersey eventualmente formó Exxon.

Y la de Nueva York dio lugar a Mobil.

Con esa decisión política, la familia Rockefeller nunca más tuvo un peso económico tan definitivo en el país como el que gozó en esa edad de oro de los industriales estadounidenses.

Los Rockefeller en la posguerra

La familia Rockefeller, por supuesto, continuó siendo enormemente influyente.

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Eileen es una de las hijas de David Rockefeller.

Una parte importante de su peso económico y político se trasladó al mundo de la filantropía.

La Fundación Rockefeller financió proyectos sociales en todo el mundo, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.

El auge de la filantropía internacional de los Rockefeller coincidió con el apogeo de la lucha anticomunista por Washington. Lo que llevó a que en regiones incluyendo a América Latina, la fundación fue objeto de controversia por quienes la veían como un instrumento velado de la política exterior del gobierno de Estados Unidos.

También siguieron jugando un papel importante en los negocios, por ejemplo mediante el banco Chase Manhattan, parcialmente de propiedad de la familia.

Las nuevas generaciones

La revista Forbes asegura en su edición más reciente que la fortuna de los Rockefeller se divide entre 174 herederos.

Por mucho tiempo, varios de ellos tuvieron intereses en algunas de las empresas derivadas de la antigua Standard Oil.

En marzo de 2016, sin embargo, el Fondo de la familia Rockefeller, que agrupa a algunas de las fortunas de sus descendientes, anunció que retiraban todas sus inversiones del negocio petrolero, en protesta por lo que calificaban de falta de transparencia de las grandes firmas del sector frente a su impacto ambiental.

La muerte de David Rockefeller, el líder de la familia por décadas, probablemente pondrá en el reflector a las generaciones más jóvenes de su clan.

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John Rockefeller fue uno de los hombres más acaudalados de la historia.

Ya no son los reyes indiscutibles del capitalismo estadounidense.

Pero el peso de su apellido seguramente garantizará que por muchas generaciones el mundo los siga observando con una particular fascinación.