China registró un crecimiento inesperado de su economía -la segunda mayor del mundo- en el primer trimestre de 2017.
Pero lo que preocupa a muchos economistas es cómo lo logró.
La expansión de Producto Interno Bruto (PIB) anunciado este lunes para los tres primeros meses del año fue de 6,9%, una cifra que se compara con el desempeño de la economía en el mismo período del año anterior.
Sin embargo, los analistas habían previsto un crecimiento ligeramente inferior.
El vocero de la Oficina Nacional de Estadísticas, Mao Shengyong, le dijo a la prensa que "los principales indicadores se comportaron mejor de lo esperado y con ello la economía nacional mantuvo el desarrollo estable y robusto de la segunda mitad del año pasado".
Pero la expansión se debió en gran medida al gasto estatal en proyectos de infraestructura y al auge del sector inmobiliario.
Y aquí precisamente puede estar el mayor problema y un posible talón de Aquiles del gigante asiático que intenta superar a EE.UU. como la mayor economía del mundo.
"Viejos trucos"
"Aunque siempre debemos ser algo escépticos sobre las estadísticas de crecimiento divulgadas por China, los nuevos datos sugieren un crecimiento que se está estabilizando", afirma Karishma Vaswani, corresponsal de la BBC para asuntos económicos de Asia.
"Sin embargo, estas cifras también demuestran que Pekín está recurriendo a los mismos viejos trucos para impulsar su economía", agrega.
Vaswani asegura que el gasto estatal en infraestructura, la aceleración del mercado inmobiliario y el aumento de la deuda pública y privada "son estrategias de las que gobierno chino había prometido no depender tanto, a medida que el país hace una transición a una economía más abierta y más moderna".
Los tres factores están según la corresponsal de la BBC detrás de los nuevos datos de crecimiento.
La Oficina Nacional de Estadísticas señaló que la inversión en infraestructura aumentó un 23,5%, mientras que en el sector inmobiliario el crecimiento fue de 9,1%.
"El viejo modelo de crecimiento que depende tanto del Estado está vivo y coleando", concluye Vaswani.
Escepticismo
Julian Evans Pritchard, de la firma de análisis Capital Economics, reiteró su escepticismo ante las estadísticas gubernamentales chinas, especialmente teniendo en cuenta que 2016 mostraron una "sospechosa" estabilidad.
La Oficina Nacional de Estadísticas publicó un crecimiento del PIB chino del 6,7% durante el primero, segundo y tercer trimestres del año pasado, una regularidad "improbable" en palabras de Evans Pritchard.
Otros analistas coinciden en que las cifras de crecimiento divulgadas este lunes deben verse con cautela.
La economía china tiene una "tendencia de depender demasiado de inversiones de infraestructura, y de sectores como la industria del acero y la construcción de viviendas", afirmaron analistas de la consultora ANZ citados por la agencia Reuters.
"Lo que debemos preguntarnos es si este modelo es sostenible, ya que las autoridades chinas han demostrado tener dificultad para controlar el crédito", agregan.
En 2016 el crecimiento de la economía china fue el más bajo en 25 años.
Burbuja inmobiliaria
Uno de los mayores riesgos para la economía china según analistas está en el sector inmobiliario.
La burbuja en las grandes ciudades con precios que siguen escalando contrasta con grandes existencias sin vender en urbes de menor tamaño.
Las autoridades chinas ya expresaron en el pasado preocupación por los precios inflados de la vivienda y han introducido medidas para frenar la aceleración del sector, aumentando por ejemplo el porcentaje de los depósitos iniciales.
El temor es que un eventual estallido de la burbuja inmobiliaria tenga un serio impacto en la segunda economía del mundo debido a la importancia del sector en la inversión total.
La facilidad con que se conceden préstamos hipotecarios también genera el riesgo de que la falta de pagos de esas cuotas en el futuro pueda afectar seriamente al sector bancario.
La gran pregunta es hasta donde el gobierno en Pekín está dispuesto a cambiar su estrategia de crecimiento y aceptar estadísticas menos favorables.
Especialmente en 2017, un año crucial para la política china, ya que se celebra el congreso quinquenal en que el Partido Comunista renueva sus órganos de liderazgo.