Con antorchas en las manos, más de 100 personas avanzaron por las calles de Charlottesville, Virginia, en la costa este de Estados Unidos, en la noche del sábado.
Con gritos como: "No nos reemplazarán", y el eslogan de la extrema derecha nacionalista "Sangre y tierra", la manifestación fue comparada con las del Ku Klux Klan (KKK), la organización de supremacistas blancos más conocida de EE.UU.
El motivo de la protesta era la retirada de la estatua ecuestre de Robert E. Lee, un general de un ejército de la Confederación, el conjunto de estados del sur partidarios de la esclavitud que combatieron en la Guerra Civil (1861-1865) estadounidense para independizarse.
Pero esta manifestación de Charlottesville no es la única que ha tenido lugar en los últimos días en EE.UU. a favor de preservar monumentos confederados, que muchos consideran símbolos del racismo y esclavitud.
En Nueva Orleans, Luisiana, en las últimas semanas se han registrado protestas en contra de la remoción de cuatro estatuas erigidas en honor a la "causa perdida de la Confederación".
"Días del KKK"
En el caso de Charlottesville, la protesta fue dirigida por Richard Spencer, una de las figuras más visibles del "Alt-right", movimiento estadounidense de extrema derecha que defiende la supremacía de los blancos.
"Este evento con antorchas fue profundamente ignorante o fue diseñado para infundir miedo en nuestras minorías de una manera que se remonta a los días del Ku Klux Klan", dijo en un comunicado Mike Singer, el alcalde de Charlottesville.
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El KKK surgió después de que la Confederación fuera derrotada en la Guerra Civil. Sus tácticas incluían actos de violencia contra personas de raza negra, vandalismo, quema de cruces y otras formas de intimidación.
No es la primera vez que los símbolos confederados reviven estos capítulos violentos de la historia de EE.UU.
"Difícil de defender"
La controversia por estos monumentos se reactivó en 2015 después del ataque perpetrado en junio de ese año por Dylann Roof en la iglesia metodista episcopal africana Emanuel en Charleston, Carolina del Sur, en el que murieron nueve personas.
Tras el arresto del joven, aparecieron imágenes de Roof en un sitio de internet de supremacía blanca enarbolando una bandera confederada (asociada con los estados del sur que lucharon contra la abolición de la esclavitud) y empuñando una pistola.
Muchos consideran esa bandera como un símbolo racista en EE.UU.
En el momento del crimen, en Carolina del Sur todavía ondeaba esta bandera en el capitolio del estado. En julio de 2015 las autoridades la retiraron.
"Fue difícil para los políticos defender la bandera y otros símbolos confederados", asegura Harcourt Fuller, profesor de Historia de la Universidad del Estado de Georgia y especialista en controversias por símbolos nacionales, en conversación con BBC Mundo.
Tres de cuatro monumentos
En marzo, una corte autorizó a la Ciudad de Nueva Orleans a retirar cuatro monumentos confederados porque "no reflejan apropiadamente los valores de diversidad e inclusión que hacen fuerte" a la ciudad.
Este miércoles de mañana, con una fuerte presencia policial, se removió el tercero de los cuatro monumentos (ver al final de la nota). Ahora sólo queda la estatua de Robert E. Lee.
Las piezas ya retiradas fueron quitadas por trabajadores con el rostro cubierto, chalecos antibalas y protegidos por una fuerte presencia policial, debido a las amenazas recibidas, según la municipalidad.
"Debido a la ampliamente conocida intimidación, amenazas y violencia, se mantienen serias preocupaciones de seguridad. Por lo tanto, la ciudad no compartirá detalles de las fechas de retirada de esta estatua", dice en un comunicado la ciudad de Nueva Orleans.
Las autoridades buscarán un museo u otra instalación para reubicarlas.
"Estos monumentos se han mantenido, no como símbolos históricos o educativos de nuestro legado de esclavitud y segregación, sino como celebraciones de este", dijo Mitch Landrieu, el alcalde de Nueva Orleans, en un comunicado.
Sin embargo, de acuerdo a la organización Hijos de los Veteranos Confederados, el alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, y el Consejo de la Ciudad "están destruyendo la historia de la misma ciudad que fueron elegidos para proteger", según un comunicado publicado en su página web y firmado por Thos. V. Strain, quien dirige la organización.
"Tenemos que mostrar a Landrieu que no vamos a defender la destrucción de nuestra historia bajo un manto de oscuridad con francotiradores en los tejados (…)", escribió Strain.
En el resto del país
"Este conflicto ocurre principalmente en el sur de EE.UU., pero no es exclusivo del sur", le dice el profesor Harcourt Fuller a BBC Mundo.
"Debemos recordar que hay nombres de universidades, escuelas de universidades, calles, estadios, parques en todo EE.UU. que llevan nombres de generales u otros personajes de la Confederación", detalló.
Pero el especialista cree que la mayoría de veces, ver la historia en términos de "bueno o malo" es problemático y que se debería tener en cuenta la perspectiva de cada lado.
"Para los que protestan contra los monumentos, estos son recordatorios de un pasado doloroso, representan esclavitud, opresión, racismo, son ofensivos y deben ser removidos", señala.
"Pero hay gente en el sur que tiene antepasados que pelearon por la causa confederada. Creen que estos monumentos simplemente sirven para recordar este hecho, que son parte de su historia y deben ser preservados".