
Los chilenos saben que la policía de ese país no recibe sobornos. Y punto.
Por eso, los videos de extranjeros que lo intentan y son arrestados se vuelven cada tanto virales para la diversión de los chilenos, que vuelven y repiten: "Nuestra policía no recibe coimas".
Durante años Carabineros de Chile ha sido, según encuestas, la institución más respetada del país y tanto políticos como ciudadanos suelen celebrar que tienen "la policía menos corrupta de América Latina".
Carabineros fue parte de la junta militar que gobernó el país durante los años 70 y 80, pero desde entonces logró renovar su imagen y consolidar una institución autónoma y, para muchos, eficiente.
Sin embargo, un escándalo de corrupción que durante los últimos meses ha develado un complejo entramado para fijar y esconder sobresueldos en el corazón de la institución amenaza esa reputación.
Los números, hasta ahora, ya son inéditos: 70 imputados por malversación, asociación ilícita y lavado de activos en un fraude que desfalcó al Estado un total de al menos US$30 millones.

Una buena reputación (hasta ahora)
La semana pasada el Centro de Estudios Públicos, un think–tank con sede en Santiago, divulgó una encuesta que mostró una caída del 17% en la confianza que los chilenos tienen de Carabineros.
La pesquisa tuvo en cuenta el coletazo del llamado "Pacogate", en referencia a la manera despectiva con que cada vez más chilenos, sobre todo los jóvenes, se refieren a sus policías: "pacos".
El resultado de la encuesta fue una sorpresa, porque durante las últimas dos décadas Carabineros fue la entidad que más confianza inspiró, con un 54% de aprobación.
Una minoría pensaba antes que había corrupción en Carabineros, pero ahora el 46% de la población (un aumento del 13%) lo cree.

Desde el régimen militar, los casos de corrupción en la policía chilena fueron puntuales y los asuntos polémicos, también excepcionales, fueron más por uso excesivo de la fuerza.
En ambos casos, además, los expertos dicen que las autoridades respondieron de manera eficiente y con un inflexible sistema de destitución permanente.
Esta favorable reputación marcaba un enorme contraste con las autoridades de otros países como Brasil, Argentina, Venezuela o México, donde estudios muestran que la policía es vista como corrupta y, sobre todo, corruptible.
"No solo la gente, sino los oficiales mismos, se contentaban de tener la mejor policía de América Latina, la menos corrupta", le dice a BBC Mundo Lucía Cammert, experta en seguridad y profesora de estudios internacionales de la Universidad de Santiago de Chile.
"Con la llegada de la democracia y al aumento de la sensación de inseguridad, Carabineros se autorreformó, se profesionalizó, creció mucho, mantuvo una disciplina muy militar y desarrolló sistemas de protección social para los funcionarios", explica.
Pero esto a su vez, añade la académica, "impidió crear mecanismos de control políticos y judiciales y generó espacios que incentivan hechos delictuales".

Sobresueldos y encubrimiento
Los espacios donde, durante al menos una década, se creó y consolidó lo que en estos días se ha conocido como "la mafia de la Intendencia".
La investigación del fiscal Eugenio Campos ha sido divulgada por The Clinic, un vehemente portal de internet cuyos reporteros en este caso están siendo investigados por revelar material probatorio secreto.
El esquema para fijar sobresueldos estaba enquistado en la Dirección de Finanzas de Carabineros y cada día que pasa son más las ramas salpicadas y mayor el monto de dinero desaparecido.
Parte de lo que ha hecho tan llamativo el caso es que los detalles han sido revelados por los mismos oficiales acusados, quienes gracias a una figura de "delación compensada" tienen incentivos para decir la verdad.
"Los involucrados han optado por la estrategia de colaboración efectiva en busca de rebajar las eventuales penas y se han culpado unos a otros de ser los ideólogos del fraude", le dice a BBC Mundo Pablo Basadre, editor de The Clinic y reportero del caso.
Algunos de los acusados, por ejemplo, han involucrado al actual director general de Carabineros, Bruno Villalobos, quien sin embargo ha sido ratificado por el gobierno nacional, asegura no haber estado al tanto del fraude y ha condenado los hechos como una "vergüenza" para la institución.
BBC Mundo solicitó una entrevista con Villalobos, pero no obtuvo respuesta al momento de publicación de este artículo.

Estructura jerárquica organizada
Según la investigación del fiscal, la organización criminal tenía una estructura jerárquica por departamentos que incurría de manera sistemática en el fraude.
Así, la organización supuestamente tenía funcionarios reclutados en el departamento de remuneraciones que al parecer modificaban, en beneficio de personas involucradas en el fraude, los archivos que usaba el banco para realizar los pagos de salarios.
Estas personas luego sacaban parte de ese dinero, a veces en bolsas, y lo entregaban a los comandantes o funcionarios de Carabineros asociados al fraude, según la parte acusadora.
Lo que no se ha esclarecido es qué hacían exactamente los beneficiarios con este dinero, cuya ubicación tampoco es clara.

Por un lado, miembros como el general retirado Flavio Echeverría Cortez, imputado como una de las cabecillas de la organización, han admitido tener más propiedades de lo que podría pagar su sueldo oficial. En su caso: terrenos, dos departamentos, una casa y depósitos en fondos de inversión.
Pero los demás no han revelado dónde gastaron el dinero, y se cree que o fue invertido en propiedades a través de terceros, o está en cuentas bancarias en Europa o, más llamativo aún, está escondido en caletas en el campo.
La justicia sigue investigando estos detalles.
Y entre más se sepa y más se demoren las sanciones y soluciones, advierten los analistas en Chile, peor puede ser el golpe para la reputación de la hasta ahora "policía incorruptible".