Las llaman "oficinas familiares" y cada vez más ultraricos las usan para proteger sus fortunas.
Esta fue la conclusión a la que arribó una investigación de la Escuela de Economía de Londres (LSE por su sigla en inglés).
Las oficinas familiares consisten en un equipo de profesionales -como abogados, financieros y psicólogos- que son contratados para asegurar la "riqueza dinástica" de los adinerados.
Esas oficinas trabajan para familias cuya fortuna supera los US$250 millones, encontró el estudio.
Y la opinión a la que llegó Luna Glucksberg tras hacer la investigación es que el papel que juegan estos lugares "debería ser más examinado".
Oscuridad y fortificación
El trabajo realizado por el Instituto de Inequidades Internacionales del LSE señala que debería prestársele más atención al crecimiento de estas "oscuras" oficinas familiares, que son contratadas a tiempo completo para proteger los intereses de sus "familias de elite".
La investigación muestra cómo apoyan un estilo de vida "resguardado" y "fortificado" para los "superricos del planeta".
Las oficinas familiares han crecido a la par de la concentración de ultraricos en ciudades como Londres, y los investigadores afirman que se han hecho más populares que contratar a asesores especializados.
Quienes trabajan en esas oficinas son profesionales que trabajan a tiempo completo e incluye a expertos en inversiones, asesores inmobiliarios, economistas, expertos en fideicomisos y abogados.
Trabajan para una sola familia, de la misma forma que una corporación tiene su propio personal.
Millones y más millones
El estudio cita un informe de Estados Unidos de 2010 que halló que 50 de las oficinas familiares más acaudaladas administran una fortuna de US$500.000 millones.
En vez de contratar asesoría externa de banqueros y financieros, estas oficinas familiares manejan esa información de manera interna y privada.
Su rol "va mucho más allá de la de banqueros privados", señala la doctora Glucksberg.
"Crean dinastías, aseguran transferencias de fortuna de una generación a otra", afirma.
Servicio integral
Y no solo buscan maximizar los intereses financieros y las inversiones, también pueden ocuparse de todos los aspectos de las vidas privadas de sus empleadores.
Esto puede incluir todo desde comprar ropa y organizar vacaciones hasta ocuparse de divorcios y realizar arreglos financieros para evitar que las familias políticas se queden con dinero familiar.
En general, según el estudio, una familia tiene que tener una fortuna de al menos US$250 millones -o probablemente mucho más- para tener una oficina familiar, pero hay casos de oficinas "multifamiliares".
Esto ocurre cuando familias con fortunas de no menos de US$100 millones se agrupan y comparten estos servicios.
De una generación a otra
El trabajo del LSE sugiere que el crecimiento de la riqueza extrema, a la par de la pobreza y las familias de bajos ingresos, requiere que se analice más cómo esa fortuna se perpetúa.
Estas oficinas familiares "juegan un papel crucial" en el traspaso de beneficios de una generación a otra, ya que el personal dedicado puede planificar estratégicamente a largo plazo, dice el informe.
"El crecimiento de las dinastías de elite, la inequidad económica y las enormes concentraciones de riqueza global en los últimos tiempos significan que el papel de las 'oficinas familiares' en nuestra sociedad debería ser más examinado", concluye la doctora Glucksberg.