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Almarai cuenta con 1 millón de vacas en Arabia Saudita, país de 30 millones de habitantes.

Cultivar suficiente alfalfa para alimentar a un millón de vacas no es tarea fácil cuando las reservas de agua son cada vez más escasas.

Pero si eres una empresa líder en tu sector, de capital saudita y con beneficios netos que no hacen más que aumentar cada año, puedes optar por buscar fuera de tus fronteras lo que te falta en casa.

Esta es precisamente la solución que encontró la empresa lechera más grande de Arabia Saudita, Almarai, que recientemente compró un terreno de unas 725 hectáreas (equivalente a más de 700 canchas de fútbol) por US$31,8 millones para cultivar alfalfa.

Lo que llama la atención es el lugar elegido para la compra: Blythe, en el sureste de California, un estado que sufre desde hace cuatro años una severa sequía.

"Es increíblemente irónico ver que Arabia Saudita, un país con un serio problema de falta de agua, compra un terreno en un lugar ¡con un problema igual de grande!", exclama Adam Keats, representante legal de la organización estadounidense Centro para la Seguridad Alimentaria (CFS, por sus siglas en inglés).

"Blythe es tan desértico como Arabia Saudita, lo que pasa es que tiene un río que pasa por allí, el río Colorado", le dice Keats a BBC Mundo.

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La reserva de Almaden, en San Jose, California, recuperó en las últimas semanas cierta cantidad de agua.

La elección de Almarai, cuyo fundador y mayor accionista es el príncipe de la Casa de Saud Sultan bin Mohamed bin Saud al Kabeer, no fue al azar.

El mayor vendedor de queso, leche y yogur del reino saudita escogió Blythe por el sol y por los derechos de acceso al agua del río Colorado, que están garantizados pese a la sequía que asola al estado.

Estas características convierten al campo californiano en el segundo mayor productor de alfalfa por metro cuadrado de Estados Unidos, sólo por detrás de Arizona, estado en el que la misma empresa saudita compró hace dos años otro terreno también para cultivar alfalfa.

Globalización del mercado

Cuando BBC Mundo se puso en contacto con Almarai, la empresa remitió a un comunicado oficial en el que explica los aspectos prácticos de la transacción.

"La compra del terreno se formalizó a través de la empresa subsidiaria Fondomonte California LLC, propiedad de Almarai, y forma parte de los continuos esfuerzos de Almarai para mejorar y asegurar el suministro de alfalfa de la mejor calidad fuera del reino de Arabia Saudita", detalla.

Es increíblemente irónico ver que Arabia Saudita, un país con un serio problema de falta de agua, compra un terreno en un lugar ¡con un problema igual de grande!".

Adam Keats, Centro para la Seguridad Alimentaria

"También está en línea con la directriz del gobierno saudita de conservar los recursos locales", dice el comunicado, que precisa que la compra fue financiada enteramente con recursos de la compañía.

En el contexto actual de globalización del mercado, no sorprende que una empresa pueda comprar un terreno de este tamaño en otro país, pero a algunos les preocupa que se pueda disponer libremente de un recurso tan vital como el agua.

"La inquietud principal no tiene que ver tanto con estas compras específicas sino con lo que representan, que es el efecto de la globalización en las políticas del uso de la tierra y el uso del agua en Estados Unidos", señala Adam Keats.

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La escasez de agua condujo a Almarai a comprar terrenos en Estados Unidos para mantenerse como líder del sector lácteo en Arabia Saudita.

"Aquí en EE.UU. tenemos un sistema por el cual todo aquel que tiene un terreno puede hacer lo que quiera con la tierra y usar el agua como quiera. Hemos creado una situación que tiene como consecuencia que nuestra agua está siendo exportada a otro país.

"Estamos cosechando lo que sembramos", opina el experto del CFS.

Por su parte, Daniel Putnam, especialista en alfalfa y forraje en la Universidad de California­-Davis, no comparte la gravedad del asunto.

"Vivimos en un mercado globalizado y el hecho de mandar comida a China y Japón y traer autos de vuelta a Estados Unidos es parte de esa globalización", sostiene.

Agua como bien público

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California padece una severa sequía desde hace cuatro años.

Toda el agua de California es un recurso público, pero se regula por un sistema que data del siglo XIX conocido como "el primero que llega, el primero que tiene derecho".

Es decir, aquel que encontró primero el agua, tiene prioridad para hacer uso de ella, prácticamente sin límites.

Eso sí, al no ser un bien disponible en un mercado libre, hay que comprar la tierra para tener derecho al uso del agua, como hizo Almarai.

"Ellos tienen derecho a este agua", reconoce Keats, "y será muy difícil cambiar la situación. Pero lo que sí podemos hacer, y lo que pretendemos en la organización, es lograr una regulación más efectiva en cuanto a lo que la gente puede hacer con el agua".

Éxito en Arizona

Ante esta controversia, cabe detenerse en la experiencia de Almarai en Vicksburg, Arizona, donde la compra de un terreno de 4.000 hectáreas por US$48 millones se formalizó en marzo de 2014.

Para la abogada Jordan Rose, consejera legal de Fondomonte Arizona LLC, la empresa subsidiaria de Almarai que ejecutó la transacción, los recelos frente a estas acciones se deben a la desinformación.

En el caso de Arizona, le explica Rose a BBC Mundo, "Almarai compró una granja que ya existía e instaló en ella la tecnología más moderna y ecologista posible. Con eso logró cultivar consumiendo menos agua que antes.

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Almarai logró mantener su negocio en Arabia Saudita gracias al cultivo de alfalfa en Estados Unidos.

"Se hicieron mejoras significativas, la empresa empleó a muchos residentes, unas 160 personas, y se involucró en la comunidad local", precisa la abogada.

"Creo que son muy bien recibidos por los habitantes y por las autoridades locales por la tecnología moderna que usan, la creación de empleo y la formación que le están dando a los agricultores de la zona".

En cuanto al consumo de agua, Jordan Rose dice que no sólo no hubo consecuencias negativas sino que incluso subió el nivel freático (el agua que se encuentra a nivel subterráneo) desde que la empresa empezó a operar allí.

Otros cultivos más lucrativos

Pero los residentes de la californiana Blythe no parecen convencidos y han expresado sus reparos ante la llegada de Almarai.

Para ellos, el cultivo de alfalfa es un desperdicio en comparación con otro tipo de cultivos que darían mayores beneficios, como almendras o pistachos.

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Los residentes de Blythe preferirían que se cultivaran productos más lucrativos.

En este sentido, Adam Keats, del CFS, opina que la alfalfa es un mal menor y admite que la situación no es fácil de analizar.

"Lo último que quiero ver es una empresa que compra el terreno para cultivar almendros, necesitan mucha más agua, si no los riegas cada año mueren, hay una presión económica para mantener el suministro de agua.

"La alfalfa es mucho más resistente. Además, se puede plantar y cosechar en el mismo año. Con las almendras tienes que esperar años.

"Mirándolo así, la alfalfa no es el mayor de nuestros problemas", concluye.